Tour privado

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El Jet arribó cuatro horas después.
Kerena se desperezó,todavía aturdida por su primer vuelo. Abrió los ojos y volvió a la realidad. Saber que estaba en un avión la ponía nerviosa.

Oyó ruido fuera de la habitación antes de que la puerta se abriera. Cerró los ojos otra vez,no quería qué la molestaran y si se fingía dormida pensó que tal vez la dejarían en paz.

Respiró hondo y esperó que la puerta se cerrara de nuevo,pero eso no ocurrió. De pronto sintió una presencia a su lado.

El olor dulce de la crema para afeitar se le metió por la nariz provocándole comezón hasta hacerla estornudar.
Lo que irremediablemente la obligó a abrir los ojos.

— Salud — la sonrisa cínica de Murdock fue lo primero que miró. — Vamos es hora de que salgas de mí cama,Kerena. Estamos a punto de aterrizar, tienes que ponerte el cinturón de seguridad.

Kerena suspiró,no le apetecía para nada tener que levantarse y peor aún lo de aterrizar. Había tanto que podía salir mal...

No le quedó de otra más que obedecer, siguió a Erickson y se sentó a su lado, él la ayudó a colocarse el cinturón . Mientras ella se distraía mirando por la ventanilla concentrándose en el paisaje. Deseando bajarse pronto de ese avión.

Grabe error. Nada más asomar la cabeza lo único que quiso fue volver al interior. Sintió pánico.

Una multitud rodeaba el edificio del aeropuerto puerto del distrito uno.

— ¡Saluda,Ker!

Erickson estaba justo detrás de ella no había marcha atrás. El levantó la mano y saludo a la multitud. Todos le aclamaron. A los ojos de Kerena parecía más alto e impresionante. Y no pudo evitar sentirse presionada.

El calor de aquel recibimiento la inundó. Era excitante y terrorífico a la vez. Contuvo el aliento y tuvo que reprimir las ganas de apoyarse en él.

— ¿Todo bien? — le preguntó él,susurrándole.

— Impresionada. ¿Siempre te reciben así?

— Algo así. Desdé que recuperamos el trono,prácticamente todo el distrito viene a darme la bienvenida.

El ambiente era intenso, conforme avanzaron, les fueron tomando fotos, la gente gritaba hasta aturdirlos y Erickson se deleitaba saludando a su pueblo.

Minutos después subían a un auto igual que en el que habían viajado en el distrito diez. Incluso Liam conducía de nuevo.

— Nunca había visto algo así. El pueblo parece contento de tenerte cómo  su líder.

— Yo solo esperó estar a la altura.

El auto avanzó despacio,atrás se fue quedando el bullicio y su gente.

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El palacio de Miralmar,no era el típico castillo de cuento de hadas que Kerena pensaba. Era una mansión palaciega levantada alrededor de un enorme patio central. A lo largo de lis siglos había sido ampliado y remodelado hasta adquirir su apariencia actual.

—Me temo que tendré que darte un tour especial. — le dijo Murdock mientras la conducía al interior del palacio.

Al atravesar las amplías puertas dobles Kerena se  frenó en seco. Kilómetros de mármol se extendían frente a ella y a los lados. Una escalera  ancha e imponente ascendía con elegancia hasta el primer piso. De las paredes colgaban retratos de generaciones de reyes y reinas.
Un enorme candelabro de cristal y piedras preciosas colgaba del techo en el centro del vestíbulo.

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