Un beso a la luz de la luna

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Esa noche, cuando Kerena y el príncipe se encontraron en el vestíbulo, él levantó la vista al oír que ella se acercaba. Cuándo ella atravesó el pasillo hasta dónde estaba él; observó una vez más su exquisita figura. Se fijó en cada detalle de su atuendo.

— ¿ Ninguna joya ? — le preguntó.

— No tengo ninguna. — dijo ella.

— Es un cambio total al de las otras chicas, todas ellas usaron algunas de las joyas de la casa.

— Sí, he visto ésas joyas. — contestó Kerena. —  Y son magníficas. Pero no son mías.

— No. Pero espero que alguna vez las uses.

No estaba del todo segura de los pensamientos del príncipe. Pero ella sintió un cierto cosquilleo al tenerlo cerca. Y aquélla sensación fue tan intensa,qué se apartó un poco de él,repentinamente asustada.
Entonces él le sonrió y ella le respondió con otra sonrisa para su sorpresa.

— Así que esta noche es una aventura. — dijo el príncipe.  — ¡Quien sabe lo qué va a pasar!

El príncipe estaba sonriendo entusiasmado cuando subieron al auto. Liam cerró aseguró las puertas y puso el auto en movimiento. En cuestión de minutos, el chófer los condujo diestramente por las calles de Miralmar sin ningún contratiempo.

La gala en el museo donde se exhibirían los retratos  recién recuperados de la realeza de Miralmar y qué el general Ambrose había vendido al extranjero estaba en aquel momento a tope.

Había acudido mucha gente al museo para la recaudación de fondos a beneficio de las viudas y huérfanos que dejó la guerra contra el general.

Los flashes de las cámaras iluminaban la amplia escalinata que daba acceso al lugar. El chófer tuvo que aparcar a unos cuantos metros antes de la entrada.

Por el rabillo del ojo, el príncipe captó un movimiento en las sombras que envolvían un costado del museo.

— ¡Rayos,no contaba con esto!

Parecía molesto y Kerena lo notó.

— ¿Qué ocurre?

— Nada,espera aquí. — le ordenó.

Un valet parking le abrió la puerta y el príncipe desapareció antes de llegar a la escalinata en un mar de gentes.

Quince minutos después, un valet parking le hizo señas al chófer para qué avanzará.

Había reporteros por todos lados,una amplia alfombra azúl llevaba al interior del magnífico edificio,algunas celebridades avanzaban ya por ella, contestando  preguntas o posando para las cámaras.
Sintió un hueco en el estómago al pensar qué en unos segundos ella misma tendría qué pasar por todo aquello.

En eso,Kerena notó a una mujer con gabardina y una pañoleta en la cabeza acercándose a la puerta del chófer.

Liam bajo el vidrio al percatarse de su presencia.

— Dele éste mensaje a su alteza. En su propia mano. Nadie más debe verlo. — le dijo la mujer,que tras entregarle un papel se alejó a toda prisa del auto. Kerena creyó reconocer aquella voz.

— Liam déme esa nota. — dijo Kerena con voz autoritaria desde el asiento de atrás.

— Es para su alteza,señorita. — protestó el chófer.

— Yo se la daré. — dijo ella y se la arrebató al hombre.

El chófer la miró sorprendido cuando desdobló el papel y leía su contenido.
Había unas cuantas palabras escritas en el.

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