La Boda

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El futuro rey Denzel acudió en persona a recibirlos al hangar del aeropuerto de Costa Luna.

Kerena aún estaba temblando después de un largo viaje en avión que de nueva cuenta causó estragos en sus nervios.

— ¡Por fin! Tierra firme...

Kerena sonrió al ver que no era la única qué detestaba volar. Su doncella parecía tan aterrada cómo ella.
La aspirante contuvo sus nervios en apoyo a su doncella.

Para cuándo llegaron a la caseta de seguridad a la entrada de Casa Paoli,tanto la aspirante cómo la doncella habían olvidado las horribles horas de vuelo,remplazándolas por las maravillosas y exóticas vistas de Costa Luna.

El palacio era más espectacular de lo que Kerena había imaginado. Por todas partes había delicadas piezas esculpidas en piedra con motivos florales bañados en oro.



Las sonrisas y las reverencias de los uniformados sirvientes le daban un aire de cuento de hadas al castillo.

Denzel y Erickson se fueron directamente a su oficina dejando a la princesa Serena a cargo de dar la bienvenida a Kerena.

— ¡Kerena,querida! ¡Qué gusto tenerte aquí finalmente!

La princesa Serena recibió con los brazos abiertos a la aspirante.
Junto a ella se encontraba una joven ataviada en un traje elegante. En cuanto Kerena se fijó en ella, la princesa anunció:

—¡ Oh,que torpeza la mía! Kerena, está es mí otra dama de honor. Mí hermana Mía.

Kerena miró a la princesa confundida.
No sabía mucho de la monarquía de Costa Luna,pero lo qué sí sabía era que la princesa Serena era hija única.

— Larga historia. — le susurró al oído mientras la abrazaba. — Ven,dejame que te muestre tu alcoba. Estarás cansada por el viaje. Mereces descansar, mañana será un día muy agitado.

Condujeron a Kerena a través de corredores frescos y umbríos. Cada estancia del palacio resultaba más espectacular que la anterior.

Su cuarto daba a un pequeño y tranquilo patio donde podría relajarse cuándo tuviera un minuto para ella sola. Estaba tan cansada que después de que la princesa y  Mía se marcharon de su habitación, Kerena se quedó dormida nada más recostarse en la cama.

Llamaron con tanta fuerza a su puerta qué le resultó imposible ignorarlo. Cuándo abrió los ojos desconoció el lugar en el que se encontraba.

— Señorita Kerena, soy Gretta ¿Puedo pasar?

Aún soñolienta, la aspirante abrió la puerta,seguía vestida con su ropa de viaje y la luz de un nuevo día se colaba a raudales por su ventana.

— ¿Gretta,cuánto tiempo he dormido? — le preguntó asustada.

— Unas quince horas, señorita.

— ¿¡Tanto!? ¿¡ Por qué no me han despertado antes!?

— Su alteza,el príncipe Erickson ordenó que no lo hiciéramos.

Su doncella sujetaba una bandeja de plata y en ella una nota doblada con un mensaje.
La tomó y la desdobló:

"Querida Kerena, por favor acompañanos a desayunar en la terraza de mí habitación.

Estaba firmada con una simple S.

Kerena miró a su doncella. Era una invitación de la princesa Serena a sus aposentos.

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