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RETURN TO THE BEGINNING CAPÍTULO QUINCE; PARTE DOS
No había podido despejarse aquella sensación desde que había visto la fotografía del cadáver del policía. Le costaba mirar a los hermanos. Les había perdonado, sí, pero que aquellos acontecimientos se repitieran sólo hacía que se le vinieran a la mente las imágenes de su hermana y su sobrina tiradas, una en el suelo del sótano y la otra en el asfalto de la carretera junto a la casa.
La culpabilidad y la rabia volvían a invadirle, rememorando los eventos de todo lo que la había llevado hasta allí. Ahora se encontraba trabajando con los hermanos como si fueran familia, habría preferido mil veces que su hermana estuviera con ella, por mucho que tuviera que pasar por todo lo que estaba sacudiendo a la Tierra en aquel momento.
Y ahora tenía que verlo todo de nuevo, con el cuerpo de aquel hombre en una bolsa para cadáveres siendo introducido en el coche fúnebre, desde la parte trasera del Impala. Ambos hermanos parecían haber detectado su humor, y también parecían incómodos y culpables al ver todo lo que estaba pasando, que volvía a estar relacionado con lo que ellos habían hecho unos meses atrás, así que habían mantenido las distancias con Savannah, y esta se lo agradecía a la vez que se contenía las ganas de abofetearlos.
—Siento haberos despertado— saludó el sheriff, una vez que los tres se bajaron del coche y se acercaron a él, vestidos de paisanos. Realmente aquel hombre no sabía lo equivocado que estaba si de verdad pensaba que habrían dormido algo.
—No, tranquilo— respondió Sam mientras Dean miraba el coche en el que acababan de meter el cadáver—. Sólo cuéntenos qué ha pasado aquí.
—Harris no vino al trabajo esta mañana— si no recordaban mal, aquel era el nombre de la mujer que le había estado mostrando los informes a Sam. Savannah recordó las palabras del Sheriff la tarde anterior "recién casados" —. La llamé por radio, al móvil y nada. Así que me pasé por aquí y encontré a Art. En el suelo de la cocina, con la escopeta de Harris justo a su lado.
Savannah cogió aire, intentando controlar sus movimientos, cuando lo que más quería en aquel momento era girarse y ponerse a gritar a los otros dos a los cuatro vientos.
—Ella... parece que la agente Harris le había disparado en la cara, a bocajarro y... Luego se marchó— Dean la imitó, sin saber dónde meterse.
—Y ¿notó usted algo raro en el comportamiento de la agente los últimos días? — preguntó Sam, queriendo saber cuánto tiempo podría haber estado gestando la infección la mujer dentro de ella.
—No— negó el hombre—. Nada de nada.
—¿Cuándo supo de ella la última vez? — cuestionó el castaño de nuevo.
—Anoche llamó por última vez. Dijo no sé qué sobre que se acercaba una niebla. No se por qué le preocuparía el tiempo— Sam alzó las cejas, dirigiendo una mirada significativa tanto a su hermano como a Savannah, con los labios ligeramente fruncidos.
