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RETURN TO THE BEGINNING CAPÍTULO QUINCE; PARTE UNO
—¿Visa? ¿Cómo el visado de cruce fronterizo o algo así? — Preguntó Savannah a los Winchester a la mañana siguiente a que estos llegasen del último caso.
Ella llevaba casi dos semanas en el búnker, sin salir. Los chicos se habían encargado de traerle los suministros suficientes de comida antes de irse. La primera semana la habían pasado junto a ella, sin moverse, y aunque les agradecía que estuviesen tan pendientes de ella después de lo ocurrido unos días antes, sabía que los chicos necesitaban salir de allí y moverse, sobre todo Dean. El rubio apenas dormía o comía, y la mayor parte del tiempo se la pasaba mirando los libros en busca de cualquier idea que pudiera ayudarles con Castiel.
Y ella apenas había podido levantarse. Se había pasado dos días completamente inconsciente después de llegar tras el incidente con Amara. En el momento que la Oscuridad había comenzado a torturar a Lucifer, había comenzado a hacerlo con ella también. Su cuerpo parecía haber tomado la decisión de desconectarse por completo, incapaz de soportar aquel dolor. Despertó sólo después de que Amara pareciese cansarse de aquella tortura infinita hacia su sobrino por unas horas y volvió a perder el conocimiento unas horas después.
La siguiente vez que abrió los ojos consiguió aguantar parte del tiempo de tortura, poniendo barreras a la conexión que existía entre ella y el ángel, que parecía estar sintiendo todo lo que le hacían a Lucifer o sino, no habría tenido ningún sentido que ella lo sufriese de la misma forma.
Aún así, no había sido suficiente, había estado agotada y no podía hacer nada durante el tiempo que duraban los "ataques" ya que toda su concentración se iba en respirar y mantener el dolor alejado. Estaba empezando a manejarlo, sintiéndolo como pinchazos en su cabeza cada vez que Amara se lanzaba sobre él.
No había sabido cómo llevarlo en un principio, lo único que hacía era llorar y gritar bajo la atenta mirada de los dos hermanos. La idea de que Castiel estuviera pasando por todo aquello la mataba. Pero por otra parte si seguía sintiendo todo aquello, significaba que el ángel seguía vivo, y eso le mantenía un ramalazo de esperanza que no comprendía cómo continuaba existiendo.
—Bisaan, no visa— Repitió Sam, bebiendo de su cerveza. Savannah se relamió, deseosa de poder probarla, pero era algo que se había restringido, estaba segura que tener alcohol en la sangre iba a hacerle más difícil mantener apartada la conexión.
—Lo que sea— soltó la chica—. Osea, despertaban cada cuánto ¿30 años? ¿Y sólo para montarse una orgía?
—O varias...— dejó caer el rubio, sentándose enfrente de ella, junto a su hermano, con otra cerveza en la mano.
—Veintisiete años— corrigió Sam de nuevo, haciéndola alzar una ceja. El castaño no era capaz de dejar su faceta de nerd apartada ni cinco segundos.
