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CAPÍTULO TREINTA Y DOS

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RETURN TO THE BEGINNING CAPÍTULO ONCE; PARTE DOS

Tras la cena, los tres ayudaron a recoger los platos. Después de aquello, Sam y Dean se quedaron hablando con Jody sobre la emboscada de aquella noche. La chica se sintió algo fuera de lugar, después de todo, ellos se conocían desde hacía varios años y ella era más una acoplada que otra cosa. Así que comenzó a andar con intención de echar un vistazo a la casa justo cuando escuchaba la promesa de Dean a la sheriff de hablar con Claire de su obsesión con los monstruos y la cacería.

Aquello la interesó, al fin y al cabo era la hija, o algo parecido, de Castiel y sentía curiosidad por conocerla, por saber algo más de ella, de su pasado y cómo había acabado a casi 600 kilómetros de su pariente más cercano.

—No es sólo lo de las agresiones.— siguió diciendo Jody mientras ella les miraba desde la distancia, apoyada contra el marco que separaba la cocina del salón.

— ¿Hay más? — preguntó Dean con preocupación, mientras su hermano le miraba como si le diese pena el estado en el que se encontraba aquella "familia".

Hasta cierto punto incluso parecían culpables.

—Sí— contestó la mujer con la cabeza gacha—. Esta en la facultad pero no va a clase hace semanas... No tiene ni un amigo. Y se pasa todo el tiempo buscando casos y leyendo mitos— explicó la mujer.

—Dicho así parece espeluznante—comentó Dean con una tímida sonrisa que realmente no llego a sus ojos.

Por lo poco que sabía de Claire, había acabado con Jody por un caso con ellos, aunque ya no tenía tan claro que fuesen sólo los hermanos los implicados, sino que Castiel tenía que estar metido en el ajo a la fuerza. No entendía cómo el ángel no le había mencionado aquello con anterioridad.

—No tengo nada contra la caza— aseguró la sheriff—. Pero si se refugia en eso porque no tiene nada más... Me... preocupa que esté tan sola.

Aquello casi le rompió el corazón. Se dio cuenta de que aunque no eran sus hijas, Jody las estaba cuidando como tal, y probablemente eso era lo que más le estaba frustrando, que había prestado para algo que no estaba segura de cómo hacer.

Se dio la vuelta, sin querer escuchar nada más, y esta vez sí se fue a inspeccionar a aquel lugar. La casa era completamente acogedora, estaba toda hecha de madera y casi parecía una cabaña en medio de la gran ciudad. Se preguntaba cómo Jody podía permitirse aquello, con dos adolescentes que parecían tener tiempo para todo menos para trabajar.

¿Cómo podía permitir Castiel que aquella chiquilla creciera tan alejada de él? Por lo que había entendido cuando había llegado allí, era la hija de su recipiente, por lo que el ángel no había tenido nada que ver a la hora de su concepción, pero igualmente él se había llevado a su padre, debía haberse encargado de ella de alguna forma.

Quizá esa era la forma en la que había decidido hacerlo. Tenía que admitir que tampoco se imaginaba a aquella chica siguiendo a Castiel a dónde quiera que él fuese. Al fin y al cabo cualquier paso con él podría ponerla en peligro y probablemente estaba más a salvo allí que en cualquier otro lugar de la tierra. ¿Cuántas veces habría ido el de la gabardina a verla? ¿Cuántas veces la llamaba por teléfono o simplemente se acordaba de ella?

Subió las escaleras y al girar a la izquierda al final de estas se encontró una habitación con la puerta entornada. Claire estaba tumbada sobre una cama de matrimonio con un edredón marrón. Un montón de libros la rodeaban mientras parecía buscar algo en el ordenador delante de ella.