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HAUNTED CAPÍTULO CINCO ; PARTE TRES
—Ya vuelves a estar en tu salsa.— sonrío la castaña mirando a Castiel.
Habían vuelto al motel para cambiarse. Por lo que les habían dicho, uno de los bares era bastante elegante, y el otro era el típico bar dónde grupos de amigos se juntaban a tomar una cerveza antes de ir a casa. Se habían dividido en dos grupos y desde el principio Savannah había pedido ir con su hermano y con Castiel. Lo primero se lo habían concedido, pero Castiel había acabado con los otros dos hermanos, con la excusa de que en ese bar habían desaparecido 4 de los 5 hombres.
—Mucho mejor— murmuró Castiel recolocándose en su traje.
—Sigue sin gustarme la idea de que nos separemos—murmuró la chica—. Si te ocurre algo Dean y Sam van a querer matarme.
—No pueden decirte nada— replicó Castiel—. Al fin y al cabo nosotros mata...
—No acabes esa frase.
—Lo siento—murmuró el ángel terminando de colocarse la corbata.
—Tú intenta comportarte como una persona normal— dijo Savannah levantándose de la cama—. De hecho, habla lo mínimo posible. Y si ves algo extraño vete.
—¿Por qué desconfías de ellos?— preguntó Castiel—. Es tu hermano.
—No desconfió de Liam, desconfío de Abie y de Jorah.
—Jorah no haría nada que te perjudicase— le comunicó Castiel—. Esta enamorado de ti— dijo algo molesto mirando hacia otro lado.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? ¿Le has leído la mente?—preguntó Savannah sorprendida de que Castiel se hubiese dado cuenta de aquello.
Ella era consciente de que Jorah sentía algo por ella, pero la castaña nunca le había correspondido, no sabía si era porque era amigo de su hermano o simplemente porque, como le había dicho a Castiel, no se terminaba de fiar de él. Tanto Abie como Jorah eran bastante egoístas y del estilo de cazadores cuyo lema en la vida era "No se puede salvar a todo el mundo".
Savannah siempre había estado en contra de aquello, seguir aquel dicho implicaba aceptar que no todo el mundo tenía que sobrevivir, y por lo que había visto en aquellos dos cazadores, no siempre les importaba a quien se llevasen por delante siempre que se cargasen al monstruo. Para ella el trabajo de cazador tenía como origen el salvar a las personas aunque no se consiguiese acabar con la criatura.
—No hace falta leerle la mente para darse cuenta— explicó Castiel—. Se mueve a tu alrededor como...— se paró antes de meter la pata dándose cuenta de lo que había estado a punto de decir.
Apenas la conocía, y sabía que hasta ahora lo que quería era pasar tiempo con ella, pero era consciente de que tal y como había pensado, estaba comenzando a comportarse igual que Jorah con Savannah. Y si sabía algo era que no la merecía. Y que ella tampoco se merecía convivir con alguien como él. Alguien que había destrozado a su familia.
