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HAUNTED CAPÍTULO DOS ; PARTE DOS
Se presentó a la abuela de Jenna que la recibió rápidamente con un gran abrazo.
—Jenna me ha dicho que necesitabas quedarte aquí por unos días. Tenemos una habitación de sobra, ahora mismo subo a enseñártela— dijo pasando delante de la morena y de ella en dirección al salón—. Después de que me llamarás salió un gran reportaje en las noticipas— informó a su nieta mientras Jenna se plantaba delante de ella sin soltar ninguno de los trastos. Savannah le cogió la bandolera que llevaba en su hombro mientras observaba aquel salón.
No podía evitar fascinarse cada vez que entraba a un hogar. Ella hacía mucho que no tenía uno. Desde que tenía uso de razón había vivido en la carretera con sus padres, y nunca había conocido otra forma de vida hasta que Mia había decidido abandonar aquel estilo de vida para irse a vivir con su pareja y ella había hecho lo mismo con Henry. La castaña llevaba sin ver a su otro hermano años, aunque se mantenían en contacto después de todo, pero siempre había casos de por medio que les impedían verse.
—Ese hombre del tiempo con dientes grandes que no me gusta— seguía diciendo la abuela de Jenna— . Dijo que alguna extraña tormenta asoló Superior.
—Sí— fue lo único que contesto Jenna, agachando la cabeza. Savannah pensó que la morena iba a necesitar terapia después de aquello. No estaba segura de que ella no la fuese a necesitar también—. Fue una locura.
—No te preocupes. Si esa cosa se cruza en nuestro camino tengo un generador y suficientes judías verdes en lata hasta el día del juicio final — la cazadora no pudo evitar sonreír ante aquello.
Si sólo con esas cosas sirviese para librarse de los seres contra los que ella se enfrentaba casi a diario.
—Es bueno saberlo— contestó a la mujer sonriendo.
—Y esta debe ser Amara— intuyó sonriendo y poniendo caras al bebé en los brazos de Jenna— ¡Oh, qué angelito!— murmuró retirando la ropita con la que la mantenían tapada.
—Es un milagro—contestó Savannah mirando también a la niña.
Y era completamente cierto. Que de entre toda la mierda de aquel mundo, y nunca mejor dicho, apareciesen cosas como aquella criatura, le hacían mantener la esperanza.
—¿Y sus papis?— pregunta incorrecta.
La castaña le echó una mirada a la abuela de la oficial y vio que esta se estaba fijando en la mancha de sangre que aún había en la ropa de su nieta. La mirada de la mujer se desvió y Savannah estuvo segura de que no quería obtener más respuestas
Estaba acostumbrada a aquello. La gente cuando veía que algo se salía de sus rangos de la normalidad se hacía la tonta, la gran mayoría preferían no saber que había algo más ahí afuera aparte de las vidas que ellos pensaban que eran las reales.
