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CAPÍTULO VEINTISIETE

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RETURN TO THE BEGINNING CAPÍTULO NUEVE; PARTE TRES

Rowena comenzó a dar órdenes a unos cuantos demonios que aparecieron en la sala por orden de Crowley, pidiéndoles los ingredientes necesarios para llevar a cabo el conjuro que necesitarían para volver a encerrar a Lucifer en la jaula.

—Y ese hechizo que se supone que devolverá a Lucifer a su jaula, ¿cuánto tarda?— preguntó Dean, mientras la bruja comenzaba a mezclar las sustancias en un cuenco de madera y recibía una mirada inquisitiva por parte de su hijo, instándola a contestar.

—Como cinco minutos— contestó Rowena. Dean miró el reloj de su muñeca, exasperado tanto por la llegada de Cas como por sacar a su hermano de aquel agujero—. Salvo que Sam acepté— comentó la pelirroja, cortando el hilo de los pensamientos del mayor de los Winchester.

—Y, ¿si lo hace?— se atrevió a preguntar Savannah, algo más recuperada.

—Si Lucifer tiene un recipiente estará anclado a la Tierra— le contestó la bruja con una sonrisa de burla—. Y el hechizo no dará resultado.

—Y estaremos jodidos—afirmó el rubio con seguridad.

Unos pasos rápidos se escucharon en la entrada de la sala y un demonio de los de Crowley apareció en la puerta.

—Lo siento, señor, he intentado...— la imagen de Castiel apareció detrás de él, sin esperar las presentaciones.

Savannah salió corriendo y se lanzó sobre él, abrazándolo por el cuello. Realmente parecía totalmente machacado, pero por el dolor que había sentido, verle así era incluso un alivio.

En ángel la recibió entre sus brazos y la chica solo se apartó lo suficiente como para besarlo con ansiedad.

—¡Oh, que bien! ¡Tenemos parejita!— exclamó Crowley de forma irónica.

Castiel se apartó, sonriendo a Savannah y quitándole un par de mechones de su cara antes de echarse a un lado, cogiéndola de la mano, y explicarse ante los demás. La cara de Dean era un cromo al ver a su amigo de aquella forma.

La corbata había desaparecido, la camisa estaba semiabierta y la frente del ángel estaba perlada de sudor.

—¿Qué pasa?— preguntó el rubio mientras Castiel cogía aire.

—Amara, es... esta viva y—miró a Dean con los ojos cargados de culpabilidad, como si supiese que lo que estaba a punto de hacer iba a influir en él de sobremanera. Soltó la mano de Savannah y se abrió la camisa—... manda un mensaje.

—Dios...—murmuró Savannah al ver la piel levantada y llena de ampollas de Castiel con un mensaje grabado en su pecho, entendiendo el por qué del dolor que la había cubierto unos minutos atras.

"Estoy llegando"

—Es una amenaza?— intuyó Crowley, mirándole con el ceño fruncido.

—O un hecho— sentenció Savannah.

—¿A qué te refieres?—preguntó Dean acercándose a ellos y poniendo mala cara cuando vio las heridas en el pecho del ángel.

—A que probablemente quiere que seamos conscientes de que queda poco para que llegue al auge de todo su poder— explicó la castaña, tirando de los laterales de la camisa de Castiel y comenzando a abrochársela bajo la atenta mirada apenada del ángel.

—¿Qué vamos a hacer?— preguntó el ángel—. Yo ni si quiera he podido tocarla.

—Oye, a ver— Dijo Dean poniendo las manos en alto. Sentía que su cabeza estaba a punto de estallar y no podía enfrentarse a todo aquello de golpe—. Los problemas de uno en uno, ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.