One-Shot's (Personajes Anime X Tn)

Ciel Phantomhive

Título: Mi sirvienta favorita
Anime: Kuroshitsuji

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Aquella noche era realmente tranquila. Todos los sirvientes ya se encontraban durmiendo en sus respectivas habitaciones, los únicos seres despiertos eran el jefe de la casa y su fiel sirvienta endemoniada.

Esta se encontraba arropando al menor que no se atrevía a mirarla y, cuando la última tarea de la chica fue finalizada, tomó el pequeño candelabro que había traído y se alejó un poco de la cama.

—Dulces sueños, amo— Fue lo único que dijo en ese ambiente silencioso.

La joven dio una corta reverencia y se dio la vuelta aun suponiendo que no iba a poder salir de la habitación porque su contratista parecía quererle decir algo. Para su sorpresa, eso no sucedió. Se le hizo un tanto extraño ya que últimamente el peliazul se lo impedía ordenándole que se quedara con él hasta que pudiese dormir.

Como ya no había necesidad de tener las velas prendidas, sopló para apagarlas y después irse caminando en la oscuridad ya que sabía que fácilmente podía encenderlas en caso de que su amo la llamara.

Para cuando Ciel pudo salir de su ensoñación, se percató de la ausencia de la muchacha, decidió no darle importancia y cerró los ojos esperando dormir, sin embargo, no pudo. Conocía perfectamente la razón de ello pero nunca la admitiría como verdad, era demasiado vergonzoso.

—(Tn)— Un pequeño susurro salió de los labios del conde para que, en un simple parpadeo, la nombrada apareciera a su lado con el candelabro otra vez encendido y en su mano, como si nunca hubiese salido del cuarto— No puedo dormir.

—¿Le incomoda su cama?— El menor negó con la cabeza apartando la mirada de aquellos penetrantes ojos carmesí— Puedo cambiar las cobijas si así lo desea— El chico volvió a negar nuevamente.

—Acuéstate conmigo.

Una vez que esas palabras fueron dichas, la habitación quedó en completo silencio. Un sonrojo se hacía lugar en las mejillas del Phantomhive a la vez que una sonrisa de burla crecía en el rostro de la contraria.

El peliazul se comenzó a mover dejando el espacio suficiente para que el cuerpo de la demonio pudiera entrar sin problemas. Ella apagó las velas del candelabro, lo dejó en la mesa de noche y se acostó a su lado sin mediar palabra dejando que la luz de la luna, que entraba a través del gran ventanal, fuera su iluminación en esa noche de desvelo.

A la sirvienta le generaba mucha gracia que su amo siempre se sonrojara cuando le pedía eso porque, cabe destacar, no era la primera vez que lo hacía.

—Últimamente no ha podido dormir bien— Comenzó a hablar la chica— ¿Sucede algo o sólo quiere que esté con usted?

—Haces muchas preguntas— Ciel se dio la vuelta para no tener que ver la sonrisa de la joven.

—Me disculpo si mis preguntas le molestaron, es sólo que la curiosidad me carcome viva— Como si quisiera ponerlo más nervioso, la muchacha se acercó rodeándole el cuerpo con sus brazos para abrazarlo por la espalda.

—¿Qué?— La tensión se apoderó del conde al sentir contra sí a su sirvienta— ¡¿Qué crees que...?!

—Shh— La demonio interrumpió el grito— Los demás están durmiendo, amo, podría alarmarlos si no guarda un poco más de silencio.

—¿Qué crees que estás haciendo?— El enojo fingido del menor le pareció gracioso y soltó una ligera risa que, al ser escuchada por el aristócrata, hizo que éste chasqueara la lengua y se acomodara entrelazando una de sus manos con las de ella.