XXVI

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Mica se puso de pie al escuchar el grito. Nunca antes había sentido la presencia de un demonio tan poderoso, y llevaba siglos lidiando con Azazel. Su cuerpo se tensó ante la expectativa, sus instintos instándola a actuar. Sabía que podía escapar en cuestión de segundos, ya había ideado tres modos distintos en un intento por matar el tiempo. Quería actuar. Ansiaba el enfrentamiento. Aun así, no se movió.

No era su problema. ¿Los ángeles la habían encerrado, simplemente por lo que era? Entonces acataría sus órdenes, y no se entrometería en algo que no le incumbía. Estaba segura de haber matado más demonios en ese mundo, que cualquiera de ellos, pero si se negaban a reconocerle aquello... Bueno, entonces podrían ocuparse perfectamente por su cuenta.

—Entonces el ángel —comentó Andrea.

—No es tu asunto —respondió Mica.

—No lo harás cambiar de opinión.

—Error de novatos el pensar que eso es posible.

—Creí que tenías algo con un humano.

—Y Willa lo atacó para llegar a mí —ella suspiró, intentando no pensar mucho en ello.

—Entonces lo sigues amando, o no te hubiera importado.

—El amor no muere de un día para el otro. Tan solo no quiero que tenga problemas por andar conmigo.

—¿Y lo dejarás ir? ¿Michaela Servadio, la chica que siempre consigue lo que quiere? No importa si son opuestos, o sus diferencias. No creo que Willa lo haya atacado si el chico estaba dispuesto a colaborar, y si no lo hizo es porque no quería que algo malo te sucediera. Eso es amor.

—¿Sabes mucho del asunto, Andrea?

—Siempre tuve curiosidad por los sentimientos humanos. Los carezco.

—Olivier es asunto pasado.

—¿Intentó contactarse contigo estos meses?

—Sí.

—Entonces no eres asunto pasado para él. No intentes forzar algo donde no sientes que haya esa chispa de amor, y no te rindas donde sientes que la hay.

—No sabes nada de nuestra historia.

—Eres muy expresiva y fácil de leer en ese aspecto. A veces se necesita tiempo a solas, para pensar mejor algunas cosas conjuntas. Eres joven, tu cuerpo lo es, tu memoria defectuosa hace que lo seas, es normal que no tengas ni la más puta idea de cómo llevar una relación y él tampoco. Pero se supone que lo divertido es encontrar el cómo. Dolerá, seguro llorarás, por momentos lo odiarás, pero es básicamente lo mismo conmigo o con cualquiera con quien te relaciones sea del tipo que sea. Son las diferencias y los conflictos, lo que nos hace ser mejores personas. Aprendemos del otro, tanto como el otro aprende de nosotros.

—¿Es tiempo de filosofía?

—Michaela, eres el tipo de chica que cuando quiere algo, va por ello. ¿Entonces por qué controlarte en ese aspecto? Sal con el sujeto que te acepte con todos tus defectos, no con el idiota que se niega a ver tu parte mala también. Los humanos suelen ser lentos, y tú demasiado intensa e impaciente, es normal si el chico no sigue tu ritmo y eso te frustra, o si tú no comprendes el suyo. Es imposible sincronizar algo al primer intento.

—Casi suena como si vas por el humano.

—Así es.

—No entendería nada de este mundo. Le hablo y puedo ver en su mirada que no tiene la menor idea de con lo que lidio.

—Pero te escucha. No puedes pedir más de otra persona, que el hecho que te escuche. Porque eso significa que te presta atención y le importas, y aun si no comprende, se esfuerza por estar allí para ti.

InflexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora