—Es un hombre vil e insensible. ¡Necesito comer!
¿Qué clase de ser despiadado tenía que ser Luc para haber prohibido que se le sirviera comida? ¡Ella no era una ladrona, ella tenía cupones! Además, si iba a cargarse un demonio, lo mínimo que las personas podían hacer era alimentarla. ¿Tenían idea de la energía que consumía esa labor? Y lo hacía todo sin esperar una paga a cambio, solo deliciosa comida como una muestra de cortesía.
Pero, al igual que todas las veces anteriores, la mujer detrás del mostrador no la escuchó. No era justo. Y sin importar cuántos mensajes ella ya le hubiera enviado, el chico seguía sin responderle. Eso tenía que ser ilegal de algún modo, él no podía simplemente privarla del derecho a pedir y recibir comida en un establecimiento alimenticio.
—Soy una buena chica, no merezco esto —Mica gimió al dejar caer su cabeza sobre el mostrador, moriría de hambre a este paso.
—No pagaste ayer, ni hoy a la mañana —comentó la mujer.
—¡Tengo cupones!
—Esos cupones son para gente que en serio los necesita.
—¡Yo los necesito!
—¿En serio? —ella la escaneó con su mirada de la cabeza a los pies—. No luces como una chica que pase necesidad.
—Las mayores necesidades no se ven a simple vista, Lou. ¿Puedo llamarte Lou? Tienes toda la pinta de practicar voodoo, hueles como una practicante. Y ese acento debe ser de Louisiana.
—Mi nombre es Marie.
—¿Cuánto falta para que llegue Lucien?
—Luc suele venir cuando anochece para hacer su turno.
—Moriré de hambre —sentenció Mica con rendición.
—No le causes problemas a mi chico.
—Solo necesito su ayuda en algo.
—Sé lo que haces y para quién trabajas, y no quiero que le traigas problemas a Luc.
—No sabes nada —respondió Michaela mirándola sin levantar la cabeza.
—Las cartas me dicen todo lo que necesito.
—¿Alguna vez has visto un demonio? —preguntó Mica y sonrió al ver la expresión de la mujer al escucharla—. Sí, claro que lo has hecho, solo quien lo ha hecho puede tener ese miedo que ahora muestras grabado en sus ojos. ¿Sabes lo que es enfrentarse a uno? Te rompe, en cuerpo y alma. Dudo mucho entonces que sepas algo sobre mí.
—Creo que no hay mucho que romper en ti.
—¿Quién lo diría? Tal vez tus cartas tengan razón.
—Hay algo no natural en ti.
—No serías la primera en notarlo. Si me das comida, te contaré mi secreto.
—¿Sabes quiénes hacen tratos? Los seres oscuros, ellos nunca dan sin tomar algo a cambio.
—Demonio es la palabra que buscas.
—Nadie mejor para cazar algo así que alguien a su mismo nivel —Mica rio sin emoción al escucharla.
—Ojalá estuvieras en lo correcto, me ahorraría muchas heridas y malas experiencias. ¿Sabes lo horrible que es que toquen tu corazón mientras sigue en tu pecho? Ahora, esa es una experiencia que nunca olvidarás en tu vida. Personalmente, no la recomiendo para nada. Un demonio no siente ese tipo de heridas.
—¿Y qué se supone que eres? ¿Un tipo de experta?
—Prefiero el término especialista, es el que usamos normalmente. Estamos pensando en mandar a hacernos tarjetas de eso.
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Inflexión
ParanormalMichaela Servadio está segura de una cosa: su alma se encuentra muy lejos de la salvación. Condenada por su sangre, juró servirle a la Iglesia y ayudar a lidiar con sus asuntos demoníacos en un intento por redimirse aun cuando su fe es tan inexisten...