Siempre fue ella

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LA DISCUSIÓN Y EL PAÑUELO

Podría tratarse de un día de compras habitual para Narcisa pero nada distaba de normal para la aristocrática bruja. Su jornada había comenzado con una discusión con la fría Astoria, su nuera, sangre pura y a quien ella consideraba hasta hacía dos horas como la hija que nunca había podido tener.

Todo se había iniciado  con una pregunta tan inocente;-” Astoria, querida, ¿ya tienes todo lo necesario para la llegada de mi nieto? Si no es así podríamos dirigirnos hasta el Callejón Diagón y ocuparnos de lo que falta.”

Cuando la dulce, aparentemente tranquila pero distante Astoria, dejando la taza de té, la mira a los ojos y le dijo; -“Narcisa, sabes perfectamente que una sangre pura como yo embarazada como yo no se ocupa de estas nimiedades. Para eso está la Nana que ya escogí con mi madre para el cuidado del niño cuando nazca. Yo tendré que ocuparme de mi recuperación y no tengo interés en lo que se refiere a ajuares. Lo único de lo que si voy a ocuparme será de cuando lo presentemos en sociedad y durante la organización del Bautismo. Además faltan 3 meses para el feliz acontecimiento. Pensé que ya lo sabías, Narcisa querida”- El veneno con la cual impregnó su última frase fue inocultable.

Narcisa, una Malfoy pero siempre Black  jamás dejaría que una niña la tratara de esa manera.” Un Malfoy jamás quedó al cuidado de una nana ni de un elfo, así que mi nieto no será el primero de diez  generaciones, nunca te olvides de esto, si tú no estás interesada en criar a TU HIJO entonces yo me encargaré de su educación y crianza.”

“Tú jamás pondrás una mano sobre  MI HIJO y menos una idea en su tierna mente, podrás ser su abuela, y te comportarás como ello, de su educación nos ocuparemos con Draco y si yo digo que se queda con la Nana así será! Y así que por favor no te entrometas en nuestras decisiones QUERIDA SUEGRA.

Draco seguía la discusión entre las damas con fingido interés. Pero no podía permitir que continuara,-” Astoria, mi madre tiene razón y no me mires así, los Malfoy fuimos educados por nuestras madres y así seguirá. Madre si quieres puedes ocuparte de todo lo necesario, hazlo, Astoria por favor, es nuestro hijo ocúpate de él antes de nacer como toda futura madre”- dijotomando su mano y acariciándola,- “ ¿Acaso no estás ilusionada, no acaricias tu vientre, no le hablas?. Ve con mi madre, hagan las compras impregna con tu amor sus pertenencias”.

Su esposa se puso de pie y mirándolo a los ojos le aclaró que la llegada de un hijo no era algo que ella había deseado todavía, al igual que su matrimonio con él sino que era un arreglo de sus padres y por lo tanto no le interesaba dedicarse a la maternidad, cuando lo que ella hubiera querido  hubiese sido elegir su futuro. Y  por eso había delegado estas pequeñeces, como el ajuar, en manos de una nana.  Por lo que dejó el salón y se dirigió a su cuarto.

Entonces Narcisa caminaba hacia la única tienda de bebés que existía en el Callejón Diagón, por cierto recientemente inaugurado,  con tanta ira acumulada que no podía con ella pero se detuvo en el ingreso del negocio y luego de dos  respiraciones profundas empujó la puerta y lo que vió dentro la llenó de la calma que necesitaba.

¡Cuántos recuerdos volvieron a su mente!, la ansiedad de la llegada del heredero, la ansiedad por conocer su carita, a quien se parecería, sus ojitos, su suave piel. Una lágrima amenazaba por escapar de sus ojos, quería disimularla pero falló en el intento.

-¿Se siente bien señora Malfoy? Una dulce voz le preguntó y un elegante pañuelo delicadamente bordado le fue ofrecido.

- Si, muchas gracias, solo fueron recuerdos, nada más, le agradezco. Cuando levantó la mirada y quiso sonreír a quien se había preocupado por su estado encontró a la única persona que jamás pensó hubiese tenido un gesto así, pero que no la sorprendió. Hermione Granger, ahora Weasley, la miraba afligida e intrigada.

Siempre fue ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora