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Taemin era un chico de 16 años, muy dulce, inocente y desbordaba alegría por dónde se le mirase. Vivía con su mamá y el esposo de ella. Su padre había muerto cuando él solo tenía 3 años y había sido arrollado por un conductor ebrio. Taemin no recordaba mucho de su padre, solo recuerda que lo quería mucho y que siempre tenía una sonrisa para él.

Al pasar los años, su madre se volvió a casar, con un hombre llamado Hyun Soo, que era un borracho y violento. A Taemin no le agradaba cuando Hyun Soo le pegaba a su mamá, pero le gustaba menos que su mamá siempre tratara de justificar u ocultar los golpes en su cuerpo. Decía que era feliz al lado de él y que ella tenía la culpa por lo que le hacía.

Hyun Soo odiaba a Taemin y que este siempre se metiera en las peleas que tenía con su madre. En muchas ocasiones le había dado más de un golpe, pero esto Taemin nunca se lo diría a su mamá, eso sería un grave error.

A pesar de todo lo que Taemin vivía, él seguía teniendo una enorme sonrisa pegada en su rostro. Asistía a clases muy puntual, estaba cursando el último año de bachillerato y llevaba las mejores calificaciones de su grupo. Era muy sociable y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitase.

El tiempo seguía pasando, las cosas en su casa con su madre y Hyun Soo iban cada vez peor. El hombre se emborrachaba casi todos los días, su madre no podía ocultar más los golpes que este le propinaba y Taemin sentía que era un inútil que no podía ayudar a su madre a salir del infierno en el que vivía.

Un día, Hyun Soo golpeó tanto a la madre de Taemin, que esta fue a parar al hospital por varios días. Taemin estaba muy asustado y preocupado. No asistió a clases en el tiempo que su mamá estuvo internada, pero eso no le afectó gracias a su alto promedio en el instituto. Taemin cuidó de su mamá, ya que el infeliz de Hyun Soo ni siquiera se cruzó por el hospital a ver cómo estaba su esposa.

Taemin estaba harto y muy furioso por lo que Hyun Soo le hizo a su madre, él quería hacer algo por ella, salvarla de algún modo. Pensó mucho, hasta que llegó a la mejor solución que se le pudo haber ocurrido: denunciar a Hyun Soo.

Iba a decírselo a su madre cuando volviera al hospital. Había ido a su casa a darse una ducha y a cambiarse de ropa, así como también a recoger algunas cosas que su mamá le había pedido. Luego que estuvo listo, salió rumbo al hospital, a contarle a su madre lo que había decidido.

Llegó al cuarto donde su madre se reponía de la golpiza que había recibido. La vio tan frágil recostada en esa cama de hospital que sintió que su corazón se estrujaba fuertemente en su pecho. Se acercó con mucho cuidado hasta ella, y le acarició con mucha delicadeza el cabello. Se fijó en los moratones que tenía en su rostro, también las cortaduras que tenía en sus mejillas, labio y ceja. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, pero Taemin no dejó que ni una sola resbalara de estos.

En ese instante su madre abrió los ojos y le sonrió de una manera tan dulce y tan sincera, como hace mucho tiempo no lo hacía. Taemin le devolvió la sonrisa y siguió acariciando sus cabellos.

—Mamá, despertaste al fin. —Taemin le dijo esto con una voz que denotaba alivio y alegría. —¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? —Preguntó preocupado, pero sin detener sus movimientos sobre la cabeza de su madre.

Su madre negó con la cabeza. —No hijo, me siento mejor, no te preocupes. ¿Sabes cuándo podré regresar a casa? Hyun Soo debe estar preocupado. —Preguntó ella más preocupada por su marido que por su salud.

Esto hizo que Taemin se sintiera furioso y mucho más seguro de la decisión que había tomado. Agarró aire y miró a su mamá directamente a los ojos antes de hablar.

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora