XXV

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Minho, Jackson y los demás estaban ejecutando el plan de acuerdo a lo establecido. Todos se dirigían al muelle donde la fachada de los cargamentos falsos estaban esperándolos. Todos estaban tensos y nerviosos, pero estaban fingiendo lo mejor que podían, porque ellos sabían perfectamente que los estaban siguiendo, vigilándolos de cerca.

Al cabo de minutos que parecieron infinitos, todos llegaron al muelle, preparados para continuar con la fase más importante de aquel plan.

Todos se bajaron de sus autos y se encaminaron hacia la bodega que Minho poseía en aquel muelle. Cada uno de los hombres ahí presentes se sentía observado, ellos sabían que los estaban viendo y es por eso que debían actuar con calma y normalidad para no despertar sospechas de ningún tipo. Un solo paso en falso y el plan se iba a la mierda, así de simple.

Entraron en la bodega con aquella molesta sensación de ser vistos desde lejos, pero el nerviosismo era mayor y se anteponía a cualquier otro sentimiento. Tomaron asiento en aquella pequeña sala/bar que había dentro y siguieron fingiendo como si nada pasara.

—Bueno, ya estamos aquí. Los cargamentos están afuera, podemos ir a revisarlos cuando gustes, Jackson. —Minho hablaba calmado, como cuando hacía verdaderos negocios, era tan creíble su papel que por un momento hasta él mismo se creyó todo aquello.

—Choi, tú sabes que confío en ti y sé que todo está completo y en perfectas condiciones. —Jackson también era buenísimo siguiendo el acto que habían iniciado. —Pero si tanto insistes, podemos ir a ver la mercancía. Luego de eso, te daré el pago acordado.

—Perfecto. Entonces vamos. —El pelinegro se levantó de su asiento, seguido de los demás y comenzaron a caminar hacia fuera de aquella bodega, con dirección a dos enormes contenedores que estaban a la orilla del muelle.

Jiyong y todos sus hombres estaban esperando el momento perfecto para salir de las sombras. No habían perdido huella de aquella comitiva formada por Choi y Wang y sus hombres. Kwon rió, sería tan fácil acabar con aquellos pocos hombres. Lo que él no sabía es que en aquellos contenedores no había ni una onza de droga o armas.

Choi y los demás seguían caminando. Justo cuando estaban a punto de abrir el primer contenedor, una voz habló a sus espaldas. Todos se tensaron instantáneamente, sabiendo muy bien quién era el dueño de aquella voz y lo que se venía a continuación.

—Vaya, vaya. El gran Choi Minho y Jackson Wang. ¡Pero qué agradable sorpresa encontrarlos a ambos en tan bello lugar! —Jiyong estiró sus brazos señalando el muelle y poniendo una sonrisa torcida en su rostro.

Ambos hombres estaban de espaldas a Kwon, al igual que el resto de los hombres. Choi y Wang voltearon a verse, asistiéndose mutuamente y apenas siendo perceptible para continuar con el plan. Se voltearon despacio hacia el japonés y fingieron sus mejores caras de sorpresa al saberse rodeados por todos aquellos japoneses que Jiyong llevaba con él. Sus acompañantes siguieron sus acciones y también se voltearon lentamente para enfrentarse a aquella comitiva.

—Kwon, ¿qué demonios haces aquí? —El pelinegro estaba siguiendo con el plan, fingiéndose sorprendido.

—Verás Choi, he venido a cumplir cierta venganza inconclusa que tengo contra ti y tu imperio. —Habló despacio y con cierta diversión en su voz. —Ha sido fácil seguirles el paso a todos, ya vez que gracias a eso estoy aquí en este maravilloso lugar. Para hacerte pagar todo lo que me hiciste en el pasado, Choi. ¿Recuerdas que tu amado padre mató al mío? ¿Recuerdas que me dejaste en la calle, sin nada? Tuve que renacer desde las cenizas y reconstruir mi propio imperio. Y ahora terminaré de cobrarme las que hizo tu padre y las tuyas. —Jiyong sacó una pistola de su pantalón, acto que siguieron todos los demás hombres, apuntándolos con sus armas.

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora