VI

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Taemin se sintió extraño en todo el recorrido hasta el parqueo del edificio. Minho en ningún momento había soltado su mano y eso estaba causando que se sintiera un poco ofuscado y avergonzado. Sentía sus mejillas ligeramente calientes. Ese hombre estaba causando demasiado en él.

No supo en qué momento ya se encontraban en el parqueo. Caminaron hasta un bonito Bugatti en color vino. Minho había mandado a traer ese auto hasta su casa, ya que no quería usar el Lamborghini, como acostumbraba todos los días.

El mayor condujo a Taemin hasta el asiento del copiloto, abrió la puerta para que este ingresara al vehículo. En el momento en que Minho soltó la mano de Taemin, ambos sintieron la falta de contacto y sintieron un vacío en su mano. El calor ya no estaba ahí. Taemin seguía sin poder entender qué era lo que estaba sucediéndole.

Minho ingresó al auto, lo encendió y salió del edificio, dirigiéndose hasta Busan. Sería un viaje largo hasta allá, pero tenía tiempo de sobra para llegar puntual al lugar.

Transcurrió una media hora, en la que ninguno de los dos había dicho nada, pero sorpresivamente para ninguno de los dos era incómodo el silencio. Taemin se dedicaba a ver por la ventana, y de vez en cuando, volteaba a ver al alto de reojo. Se veía imponente incluso en ese auto y por alguna razón, hacía que Taemin se sintiera pequeñito, pero eso en lugar de molestarle, le agradaba. Era como si Minho pudiera protegerlo.

Taemin rápidamente apartó ese pensamiento de su cabeza. No era posible que él estuviera pensando ese tipo de cosas. Taemin era un chico de compañía, uno que Minho había contratado por 24 horas. Además que él ya había enterrado su corazón y sentimientos hace muchos años atrás.

No tenía por qué sentirse de la manera que se sentía junto al alto, no podía bajar la guardia. Eso no iba a ser bueno para él. Solo serían 24 horas y nada más. Luego de eso cada quien seguiría su propio camino. Era solo un contrato y nada más.

La realización de esto, hizo que el pelirrubio se sintiera intranquilo y el vacío que sentía siempre en su pecho, se hizo más grande. Automáticamente volvió su cara a Minho, quien estaba concentrado en la carretera. Taemin se quedó mirándolo por un largo rato. Y una vez más, comprobó lo guapo que era. Sus facciones eran duras y muy masculinas. Sus ojos, de un profundo café oscuro, que sencillamente le encantaban. Se sentía atraído a esa profunda y misteriosa mirada.

Minho sonrió al descubrir que Taemin lo observaba. Aprovechó un instante en el que pudo quitar sus ojos de la carretera, para posarlos en el menor, quien rápidamente se sintió descubierto. El alto vio que sus mejillas tomaron un leve rubor y eso lo hacía ver mucho más lindo e inocente.

El pelinegro sintió la enorme necesidad de pegarlo a su cuerpo y no soltarlo, pero detuvo sus impulsos para volver su vista a la carretera. Sonrió mucho más amplio, se sentía como hace tiempo no se sentía. Tranquilo y feliz. El menor lograba cosas en él que no comprendía, y para ser sincero, le gustaba ese efecto que tenía sobre él.

Taemin volvió su cara a la ventanilla del coche, retomando la compostura. Minho revolucionaba todo en él, no podía negarlo.

—Te ves hermoso cuando te sonrojas.—Comentó el alto, haciendo que Taemin volteara a verlo rápidamente.

—¿Q-qué?—Preguntó un poco confundido.

Minho rió divertido por la actitud del pelirrubio y Taemin juró que esa risa era la mejor melodía que jamás había escuchado.

—Eso. Que eres precioso cuando te sonrojas.—Una enorme sonrisa maliciosa adornaba la cara de Minho.—¿Vas a contarme qué es lo que te pone tan nervioso como para sonrojarte así?

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora