El camino a la mansión de Minho era relativamente corto, pero fue suficiente para que Taemin cayera rendido en los brazos de Morfeo. No había pegado el ojo en toda la noche y se sentía agotado. Habían sido demasiadas emociones para un solo día.
Minho pudo ver de reojo que Taemin dormía tranquilamente con la cabeza apoyada sobre la ventanilla, y su rubio cabello cubría parte su hermosa cara. Sonrió para sí mismo, sintiéndose feliz de tener a aquel chico con él. Siguió conduciendo hasta que llegó a la casa en la playa. El enorme portón de la entrada se abrió, conduciéndolo por el corto camino hasta la entrada, en la cual estacionó el Bugatti.
Taemin seguía felizmente dormido, sin saber que ya habían llegado a su destino. El pelinegro no quiso despertarlo, así que con mucho cuidado abrió la puerta del lado de Taemin, desabrochó el cinturón y lo cargó como una princesa hasta su habitación. Taemin sintió los movimientos, pero estaba tan dormido que no se inmutó, e instintivamente puso sus brazos alrededor del cuello del alto. Los pocos empleados que hacían el mantenimiento de la enorme casa, vieron sorprendidos a su jefe cargar al hermoso chico. Era bastante raro, por no decir que nunca pasaba, que Minho llevara chicos a esa casa y mucho menos que los cargara con el cuidado con el que llevaba a Taemin.
—Que nadie nos moleste. —Ordenó Minho a una de las empleadas de la casa. Esta solo asintió y siguió con sus labores.
Caminó escaleras arriba, con el cálido cuerpo de Taemin entre sus brazos y se dirigió a la enorme habitación principal, la cual tenía un enorme ventanal con vista al mar. Eran las 6:30 am y el sol apenas comenzaba a salir, dándole un hermoso color a toda la habitación. Minho caminó hasta la cama, que se encontraba en el centro de aquel ventanal. Con sumo cuidado puso al rubio en la superficie, para después quitarle sus zapatos y la gabardina. Lo cubrió con las blancas sábanas y apartó un mechón de pelo de su cara. A los ojos de Minho, Taemin era perfecto, incluso ahora que lo veía dormir tan pacíficamente.
Minho se quitó sus zapatos y el saco, él también necesitaba unas horas de sueño. Había sido un día pesado. Rodeó la cama, se sentó del lado contrario de Taemin y se despeinó sus negros cabellos. Vio el sol salir a través del ventanal y luego se giró hacia el pelirrubio.
—Buenas noches, pequeño. —Le susurró y le depositó un dulce beso en la frente, para luego acomodarse junto a él, debajo de las sábanas.
Ambos chicos dormían profundamente en aquella enorme cama. Taemin inconscientemente se giró hacia Minho y lo abrazó, haciendo que el alto se sobresaltara. Minho abrió los ojos, todavía con sueño y notó que Taemin lo abrazaba de la cintura, sonrió y rodeó al menor también, volviendo a quedarse dormido en esa cómoda posición.
Eran las 12:00 pm cuando Taemin comenzó a despertarse y lo primero que sintió fueron unos brazos rodearle la cintura y una cálida respiración en su cabello. Muy lentamente abrió los ojos, acostumbrándose a la luz que había en la habitación. Se sorprendió al ver un cuerpo muy pegado a él y abrazándolo. Como pudo, elevó un poco su cabeza y se encontró con la cara de Minho a escasos centímetros. Su respiración tranquila le llegaba de lleno a su rostro. De pronto se sintió nervioso y sus mejillas arder por tanta cercanía con el mayor.
Paseó sus ojos por el rostro de Minho, fijándose que todavía seguía durmiendo muy a gusto. Ambos estaban abrazándose y Taemin no comprendió cómo era que se encontraba en aquella situación. Lo último que recordaba era quedarse dormido en el auto, pero de ahí no recuerda nada.
El agarre de Minho era fuerte, como si no quisiera soltarlo, lo cual limitaba sus movimientos. Bajó su mirada a los labios del pelinegro y sintió una enorme necesidad de besarlo. No lo pensó dos veces y muy lentamente movió su cabeza hasta juntar sus labios. El leve roce le envió escalofríos en todo su cuerpo. Alejó la cabeza y Minho ni siquiera había movido un músculo. Taemin volvió a besarlo, un poco más prolongado que el primero.
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A Little Bit of Love... {2Min}
FanfictionLee Taemin trabajaba en una agencia de hombres y mujeres de compañía, que eran contratados para dar diversos servicios a los más ricos y poderosos del país. Choi Minho era el empresario más exitoso de todo Corea, el hombre más codiciado por todos y...