XXIV

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La primera parte del plan de Minho había salido a la perfección, porque el ingenuo de Hyun Soo había escuchado hasta la última parte de la llamada realizada por Jackson y Minho. El secuaz de Kwon había grabado la llamada completa y pensaba en la enorme ventaja que creía que tenían sobre los coreanos, así que rápidamente llamó a su jefe que se encontraba en Tokio.

Tomó su teléfono y marcó el número del japonés. Esperó solo 2 tonos antes que el hombre contestara. —Espero que me llames por una buena razón Hyun Soo.

—Créeme que si. Acabo de interceptar una llamada de Choi que sé que va a interesarte muchísimo. —Ni tan siquiera esperó que el otro respondiera cuando reprodujo la llamada para su jefe.

Jiyong escuchó muy atentamente cada palabra dicha por el chino y el coreano, y una sonrisa malévola se dibujó en su cara. Sus planes se adelantarían un poco, pero se llevarían a cabo al final de cuentas y esto ponía feliz al japonés.

—En cuatro días nuestra venganza por fin se cumplirá mi querido Hyun Soo. En tan solo cuatro días seremos los dueños de toda Corea. Prepara todo para nuestra llegada a ese muelle. Vamos a darle una bonita sorpresa a Choi Minho y Lee Taemin. —Y con una sonrisa torcida finalizó la llamada.

Hyun Soo estaba más que feliz por estos acontecimientos venideros, estaba feliz de al fin poder vengarse de Taemin por haberlo enviado a la cárcel. Prácticamente podía saborear la victoria.

Jiyong por su parte se sentía superior, poderoso, ya podía sentir el poder sobre Corea entre sus manos. Al fin se desharía de Choi, al fin lo haría pagar por haber matado a su padre y por haberlo dejado casi en la ruina.

Lo que ambos hombres no sabían era que ellos estaban yendo directamente a la trampa que los coreanos les habían tendido y que cambiaría el rumbo de muchas vidas.

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El tan esperado día para todos había llegado y un ambiente de tensión y ansiedad por lo que estaba a punto de pasar los envolvía. Todos se sentían nerviosos y en sus adentros rezaban para que sus planes marcharan bien.

Jiyong ya estaba en Corea junto a Hyun Soo y sus hombres, Minho y los demás estaban al tanto de esto, pero seguían fingiendo perfectamente el no saber nada. Los japoneses tenían un plan que para ellos era infalible y que no daba lugar a fallos de ningún tipo.

Por su parte, Minho mostraba una aparente calma ante lo que se venía, aunque en sus adentros estaba casi tan nervioso como los demás. Y qué decir de Taemin, que los últimos días sentía que había estado viviendo con el corazón en un hilo y con los atroces pensamientos de perder a su pelinegro.

La fría y oscura noche cayó sobre el cielo de Corea, no habían estrellas y solo la luna se podía apreciar en el infinito cielo. Un frío viento paseaba por cada rincón de Busan junto a una fina capa de niebla cubriéndolo todo, dándole a la noche un aspecto un tanto sombrío. Taemin se encontraba en la habitación principal de aquella enorme casa contemplando la vista desde la ventana. Su mente pensando en los momentos que había pasado junto a Minho.

Minho encontró al pelirrubio ensimismado en sus pensamientos y lentamente se acercó hasta él, rodeándole por la espalda y apegándolo a su pecho en un abrazo. Depositó un beso sobre su cabeza y Taemin se relajó entre sus fuertes brazos. No necesitaron palabras, sus corazones y sus caricias decían mucho más. Ambos querían que ese efímero momento durara para siempre, pero ellos sabían que no sería así y que había un plan que seguir.

Su momento se vio interrumpido por unos golpes a la puerta de la habitación. —Adelante.

—Minho, todo está listo, solo estamos esperándote. —Onew era el que había llegado a la habitación de los dos.

Minho asintió a sus palabras y Onew salió dejándolos solos una vez más. El alto sintió cómo el cuerpo de Taemin estaba tenso y lentamente lo volteó para quedar cara a cara. —Amor, vamos, tenemos que bajar. —Un nudo se instaló en el pecho del pelinegro al ver los ojos del otro anegados en lágrimas.

Una solitaria lágrima se deslizó por la mejilla del menor, lágrima que Minho se encargó de atrapar antes que cayera al vacío. El pelinegro solo atinó a abrazar fuertemente al pelirrubio entre sus brazos, susurrarle palabras dulces y promesas de que volvería sea como sea y caricias tranquilizadoras en su espalda.

Ambos se separaron, silenciosamente salieron y bajaron donde los demás ya estaban esperándolos para partir. Taemin sentía el corazón a mil por hora, él sabía que un momento decisivo llegaba para todos ahí, pero principalmente para él y Minho.

El pelinegro se paró frente a todos para dar las últimas órdenes y toques finales al plan. —Muy bien, todos saben lo que se viene y lo que cada uno tiene que hacer. Jongin, Leo, Yugyeom y Joungjae se quedarán cuidando la casa y a los chicos. Taemin, tú igual te quedarás aquí con los demás.

Taemin se sorprendió ante esto último, ya que él creía que iba a acompañar a Minho y los demás, pero el alto lo estaba dejando atrás, junto a Key y los otros. —Creí que iba a ir contigo, Minho. —El pelirrubio estaba indignado ante esto.

—He cambiado de opinión y no es seguro para ti ir conmigo. Si lo peor pasara no podría concentrarme en nada por estar preocupado por protegerte, amor. Entiéndeme por favor, y quédate acá. Yo me iré más tranquilo sabiendo que estás seguro en nuestra casa. —La voz de Minho estaba cargada de dulzura para que el menor entendiera sus razones. Taemin asintió resignado y con lágrimas deslizándose de sus ojos.

—Vuelve a mi, por favor mi amor, regresa a mi con vida. —Un nudo enorme le impedía hablar más. El presentimiento de perder a su Minho se hizo más fuerte que nunca y tenía tanto miedo por lo que pasaría esa noche. Se lanzó a los brazos del pelinegro y lo besó con tanta necesidad y con tanto amor como jamás lo había hecho. Su beso se mezclaba con las saladas lágrimas que caían de sus ojos, pero a ninguno de los dos le importó eso.

Los demás presentes se acercaron a sus parejas y al igual que Minho y Taemin se despidieron de ellos. Todos temían no volverse a ver, todos temían morir en esa noche, pero estaban más que decididos que si morían se iban a llevar a más de un hombre de Jiyong.

—Regresaré amor, lo prometo. —Fueron las palabras de Minho antes de separarse de él.

—Te amo, Choi Minho. Cumple tu promesa y regresa. —Susurró Taemin antes de darle un último beso y dejarlo ir tras su destino.

Cuando todos se hubieron ido, y quedaron solos, Taemin y los demás se abrazaron, tratando de darse ánimos y fuerza unos a otros. Todos creyeron que sus parejas estarían a salvo en la gran mansión de Choi. Pero la realidad era distinta, estaban tan equivocados. Y esa equivocación podría traer consecuencias inimaginables.

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora