XVI

281 40 2
                                    

Un camino que normalmente llevaba una hora en recorrer, Minho lo recorrió en 30 minutos, aunque a decir verdad, para el alto todo el camino se sentía como siglos alejado de su pequeño pelirrubio. Había una enorme tensión palpable dentro de la SUV, sumado al silencio absoluto que reinaba en este, el cual solo era roto por Chanyeol dando una que otra indicación sobre el camino a tomar para llegar hasta su destino.

—¡Es ahí! —Habló Chanyeol, señalando la única casa que había en los alrededores.

Minho rápidamente aceleró y estacionó el carro bruscamente en la entrada de aquella casa. Apagó el motor y de una se bajó del vehículo, siendo seguido por los demás. Corrió hacia la puerta de entrada, la cual estaba entreabierta, terminó de abrirla y se adentró en el lugar, parándose justo en el centro de la sala. No se escuchaba ni un solo sonido dentro, lo cual solo preocupó más al pelinegro.

—Sepárense y búsquenlo en toda la casa. —Todos asintieron y salieron en busca del menor.

Minho corrió escaleras arriba junto a Siwon, al llegar a la segunda planta tomaron caminos opuestos. Siwon se fue por la derecha, Minho por la izquierda. El pelinegro con cada paso que daba sentía que su corazón iba a explotar de nervios. Con cada cuarto revisado la tensión y el miedo solo se construían más y más. Estaba a punto de abrir la última puerta cuando un grito lo alertó.

—¡Minho! ¡Lo encontré! —Siwon gritó desde el otro extremo de la segunda planta. Minho salió corriendo a toda prisa hacia donde su amigo lo llamaba.

Cuando llegó al último cuarto, el alto quedó paralizado ante lo que sus ojos veían, su corazón se paralizó, su estómago se retorció, sintió que el aire le empezaba a faltar y se sintió mareado al ver a su pelirrubio cubierto en sangre. Sus ojos se cristalizaron con lágrimas que intentaba contener a toda costa y comenzó a avanzar con pasos torpes y vacilantes hasta donde se encontraba tirado su pelirrubio ángel. 

Siwon pudo notar el dolor, el temor, la tristeza y la preocupación acumulados en los ojos llorosos de su jefe. Cabe decir que Siwon nunca había visto a Minho tan afectado por nadie, desde que sus padres fallecieron. 

El pelinegro no sabía qué hacer, lo único que pudo hacer fue arrodillarse y tomar la mano de Taemin, la cual se sentía frágil entre la suya. Minho inspeccionó el pequeño cuerpo desnudo delante de él, vio las múltiples heridas y golpes que lo cubrían. Parecía que hasta el último rincón del menor estaba herido y sangrando. Minho posó sus ojos en el rostro dormido de Taemin y eso fue todo para el pelinegro. No pudo contener más sus lágrimas y estas corrieron libres por las mejillas del alto.          

Siwon se apartó por un instante de los dos para tomar la sábana que estaba en la cama, pero cuando se acercó a esta vio algo que sabía que iba a enfurecer mucho más a Minho. Tomó la sábana que estaba hecha nudo en una esquina y la llevó hacia donde estaba Taemin, cubriéndolo inmediatamente con esta. Minho agradeció el gesto del hombre con un asentimiento de cabeza. Él estaba tan aturdido que no se le ocurrió tapar la desnudez del menor.

—Minho. —Comenzó Siwon, juntando valor para pronunciar las siguientes palabras. —Hay manchas de semen en la cama.

Minho apretó fuertemente sus ojos al escuchar las palabras dichas por el hombre, haciendo que más lágrimas cayeran de estos, juró que pudo escuchar su corazón rompiéndose del dolor inmenso que sentía. No necesitaba de más para saber lo que le habían hecho a su pequeño. Con sumo cuidado levantó su otra mano y acarició con delicadeza un lado de la magullada cara del pelirrubio.

Se quedó perdido por varios segundos solo mirando la cara de Taemin, acariciándola, a la vez que seguía sosteniendo su pequeña mano en la suya. Sentía una impotencia asfixiante al pensar que si tan solo hubiera hecho caso a su presentimiento, nada de esto le hubiera pasado al menor. 

—Ve abajo, reúne a los demás y esperen a que llegue Ravi. Hagan subir a Shindong en cuanto llegue. —Siwon asintió y salió de aquella habitación.

Los minutos pasaron lentamente para Minho, quien impaciente esperaba que el doctor llegara. El estado de Taemin podía complicarse más si Shindong no llegaba y lo atendía rápido. Por lo que el pelinegro sabía, el menor podía tener más de una herida interna y eso podría costarle la vida a su ángel.

Al cabo de unos minutos, Shindong llegó a su lado y Onew lo apartó del cuerpo inconsciente del menor para dejar que el médico hiciera su trabajo. —Ayúdenme a subirlo a la cama. —Pidió Shindong.

Siwon, Chanyeol, Onew y Ravi tomaron con mucho cuidado el delicado cuerpo de Taemin, ya que no querían lastimarlo más por tomarlo de manera brusca. Minho se movió hasta la cama, observando las manchas que Siwon anteriormente le había mencionado, con rabia quitó el edredón de esta, tirándolo al suelo. Los 4 hombres que cargaban a Taemin lo colocaron sobre la vieja cama con delicadeza para luego alejarse y dejar trabajar a Shindong.

—Todos tienen que salir de la habitación. Ahora. —Ordenó el doctor a todos los ahí presentes. Minho era el más reacio a dejar a Taemin solo.

—Vamos, Choi, dejemos a Shindong hacer su trabajo. Tae estará bien. —Onew lo hizo razonar y lo acompañó fuera de la habitación, cerrando la puerta tras de ellos.

Todos y cada uno de los hombres del gran mafioso Choi presenciaron algo que quedaría grabado en sus mentes hasta su último respiro. El frío y calculador Choi Minho se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el sucio suelo del pasillo en el que estaban, se pasó las manos por su cabello y gruesas lágrimas se deslizaban de sus ojos. El moreno estaba colapsando justo frente a sus ojos y ellos se sentían casi igual que él.

¡Demonios! Minho se sentía tan impotente ante aquella situación, sentía que todo era su maldita culpa. Una enorme ira iba creciendo en su interior a medida que sus lágrimas amargas bajaban por su cara. Él amaba a Taemin y no quería ni pensar en lo que hubiera pasado si al final no lo hubiera llamado.

Juró, en su interior, hacer pagar al hijo de puta de Soo Man por lo que había hecho con su pequeño. Lo destrozaría con sus propias manos, le haría pasar por el mismo infierno por el que Taemin pasó. Con esta resolución en mente, se levantó del suelo, limpió sus lágrimas y miró a sus fieles amigos.

—Vamos a reunirnos después de llevar a Taemin a un lugar seguro. Tenemos un viejo al que destruir. —Sus ojos se volvieron fríos y calculadores, llenos de ira y venganza. Los demás supieron que el gran Choi Minho estaba lejos de ser destruído y con más sed de venganza que nunca.

Todos asintieron en el momento que la puerta detrás de ellos se abría, dejando ver a Shindong con una expresión neutra en su rostro. —A duras penas pude curar las heridas visibles del muchacho. Con un examen rápido que le realicé me di cuenta que tiene varias costillas rotas, lo que puede estar causando hemorragias internas o daños a algún órgano vital. También tiene contusiones cerebrales que deben ser tratadas de inmediato, antes que los daños sean irreversibles. —El doctor observó a cada uno de los hombres antes de continuar hablando. —No sé si lo sabían, pero el chico fue violado. —Sorpresa recorrió las facciones de los mafiosos, a excepción de Siwon y Minho, quienes ya lo sabían. —Lo que ocasionó un severo desgarre y hemorragia, que por suerte pude detener. Tenemos que trasladarlo a la pequeña clínica en casa de Minho cuanto antes, para que pueda tratarlo de la forma correcta.                             

Minho agradeció a todos los dioses por tener una pequeña, pero bien equipada clínica anexa a su enorme mansión, la cual también contaba con un quirófano con todo el equipo necesario, que más de una ocasión les había sido de utilidad cuando alguno de ellos era gravemente herido. Shindong era el único que manejaba esa clínica y era él mismo quien le había dicho al pelinegro todo lo que necesitaba en esta al momento de construirla.

Rápidamente todos se pusieron en marcha, metiendo con cuidado a Taemin en la parte trasera de la SUV. Una vez Shindong se acomodó con él, Minho se acercó y depositó un casto beso en la frente de su pelirrubio para luego tomar el mando del vehículo junto con Onew en el asiento de copiloto. Los demás se subieron en el auto de Ravi y ambos coches emprendieron rumbo hacia la mansión Choi.

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora