XI

387 54 12
                                    

Era jueves por la tarde, la semana iba avanzando muy lentamente según Minho, ya que estaba casi al borde de la desesperación porque no había sabido casi nada de su pequeño pelirrubio. Desde la llamada que tuvieron el lunes, no habían vuelto a hablar, y no porque no quisieran, si no que ambos estaban muy ocupados con sus vidas y trabajos.

Habían intercambiado un par de mensajes para saber como estaban, pero nada más que eso. Jonghyun le había dicho que hasta este día Taemin estaba lleno de clientes y citas, cosa que no le gustó ni un poquito al mayor. Trataba de distraerse y pasar el tiempo con su trabajo en la constructora, revisando planos, aprobando presupuestos, yendo a supervisar las obras que tenía en Seúl, asistiendo a reuniones, saliendo a beber con Onew, pero nada lo distraía lo suficiente y terminaba más desesperado por saber de Taemin.

Minho se encontraba viendo a través del ventanal de su oficina, se había quitado la corbata y tenía dos botones sueltos de su camisa, las mangas se las había doblado hasta la altura de los codos y tenía el pelo ligeramente despeinado. Estaba pensando en el menor y en que estaba comenzando a extrañarlo un poco más que demasiado. Sentía que el reloj no avanzaba lo suficientemente rápido y que el tan preciado viernes no llegaría nunca.

Extrañaba sus labios y sus besos, extrañaba sus ojos y esa mirada misteriosa que siempre tenía, extrañaba sus delicadas manos y las caricias que le daba al estar juntos, extrañaba su cuerpo, su dulce aroma que lo envolvía, extrañaba todo de él. Sabía que quizás debía estar loco por extrañar tanto a una persona, pero es que Taemin había revolucionado su vida en tan poco tiempo, lo había conquistado sin siquiera darse cuenta y ahora estaba enamorándose de su pelirrubio un poco más cada día.

La tarde estaba cayendo y los tonos anaranjados del cielo se reflejaban en la silueta de Minho, dándole un aspecto hermoso y digno de fotografiar. La hora de salida de la constructora ya había llegado, pero él no se movía de aquel lugar, puesto que la hermosa vista de la ciudad con la puesta de sol era un paisaje hermoso a sus ojos. 

Estaba perdido entre sus pensamientos, tanto que a duras penas sintió su celular vibrando en su pantalón. Al leer el nombre de quién lo llamaba no pudo evitar sonreír.

—Mi pequeño. —Lo saludó sin poder ocultar la felicidad que se colaba en su voz.

Minho ¿Cómo estás? —Preguntó con un poco de timidez el pelirrubio.

—Estoy muy bien cariño, y ahora lo estoy más al escuchar tu voz. ¿Tú cómo te encuentras?

Taemin no pudo evitar sonreír al escuchar lo que el mayor le decía. —Estoy bien también. Te llamaba para decirte que terminé con mi último trabajo, me dirijo a casa y ya estoy libre de compromisos.

La sonrisa en el rostro de Minho fue instantánea. Su espera había sido larga todos esos días, pero al fin terminaba y antes de lo que él había planeado. —Espérame en tu casa, iré por ti cariño. —Y cortó la llamada sin siquiera esperar por una respuesta del menor.

Taemin siguió conduciendo rumbo a su casa y la sonrisa que llevaba pegada parecía que no se iría. Él realmente no pensó que Minho le dijera que iría a su casa a buscarlo para comenzar su fin de semana juntos. Él solamente lo había llamado para saber cómo estaba, pero en su interior se sentía feliz y emocionado de pasar más tiempo del planeado junto al mayor.

Minho ni tan siquiera había terminado de guardar su teléfono en su pantalón, cuando otra llamada volvió a interrumpirlo en medio de su salida rápida de su oficina. Se colocó su chaqueta lo más rápido que pudo y atendió al desesperante ruido de su celular.

A Little Bit of Love... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora