GRAHAM 3

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Los días pasaron como si fueran una pequeña ráfaga de viento que entra por tu ventana y se desvanece antes de refrescar tu cuerpo entero, en cierto modo habían días en los que duraban una eternidad en terminar y otros en los que, con un simple parpadear podrían terminar. Desde casi una semana y media que no volvía a encontrar al joven oficial en su ya puesto fijo -según yo-, solía volver a ir a la residencia del doctor aunque no tuviese motivo urgente, tan solo para hacerle compañía y compartir una agradable cena.

─. No tiene alguna idea de donde se encontrará el oficial de la otra ves? . ─Ya que no tenía ni la mínima idea de donde se podría encontrar decidí preguntarle de forma bastante informal al doctor.

─. Tal ves le hayan asignado un caso o... Dado unas pequeñas vacaciones.

《Pequeñas vacaciones》 la voz del mayor había sonado un tanto extraña, habría una explicación alguna....?

─. Usted cree? ...

─. Es lo más probable señorita Gitt .─Su expresión al comentar me dichas palabras era de absoluta serenidad.

En ese instante me encontraba en la sala junto a Hannibal invadidos por un inmenso silencio, realmente no era incomodo -como es de costumbre- pues disfrutaba tan solo estar en un entorno semejante este, aun más con aquel barón.

─. Por lo que he notado, usted y el oficial Graham os lleváis muy bien... um? .─Aveces se me complicaba entender el tono que utilizaba al hablar, su voz era gruesa y en un tono serio mayormente, sarcástico o no mi persona se encontraba nerviosa a más no poder.

─. Qué...? .─Mi rostro no fue más expresiva porque no podría. Dios, me sentía como la cosa más indefensa en ese momento─. No... Solo hemos hablado un par de veces con el...

─. Claro .─Por unos pocos instantes pude visualizar como una pequeña sonrisa surgía de sus labios, las cosas que él puede andar pensando en este momento me llenan de ansiedad.

Aquella simple pregunta había provocado en mi una gran vergüenza, ¿Por qué? -no lo se-, luego de aquello no volvió a tocar el tema.
Pasaron unas cuantas horas y ya había decidido que era hora de irme, el día siguiente tendría varias evaluaciones y por más que insistiese, Hannibal seguía diciendo que ya estaba preparada, aveces era bastante extraño que de ves en cuando el necesitase que saliera de alli con tanta rapidez. Siendo las 18:04 no tenia nada interesante que hacer en ese momento -como todos los días de mi cansina existencia- por lo que, como idea muy original había decidido ir a una cafetería cercana. Últimamente he empezado a beber café de forma obsesiva -Esto era ansiedad, según él Doctor- y si no estoy en la universidad, en la residencia de Hannibal o en mi vivienda estoy en una cafetería cualquiera.

Al llegar a dicha cafetería esta, a simple vista se veía llena de gente. -¿Soy yo o siempre vengo en la peor hora?-. Un tanto desagradada entre al establecimiento rogando a que, la caja donde se cancela la bebida/alimentos estuviese vacía. Por suerte así era y no dure demasiado en ordenar y pagar mi alimento.

─ Preferí comprar; Un capuchino y varias galletas polvorosas. // Un café Irlandés y una pequeña porción de pastel

El dilema en este instante era lograr encontrar una mesa libre en donde poder consumir mis alimentos, Imposible, el establecimiento se encontraba lleno a más no poder y habían muchas personas esperando a que una de esos asientos que se encontraban dentro se desocupara. Forzando un tanto la vista y estando en puntillas intentaba buscar con la mirada a alguna mesa que estuviese a punto de desocuparse o al menos a alguien conocido al cual compartir lo anterior mencionado. -¡Es mi día de suerte!- Pude ver a aquel joven que hace tiempo que no encontraba, se trataba del él Oficial Graham. Con la cabeza baja y su mirada su mirada perdida entre el contenido de su taza mantenía un cierto aire de ''asocial''.
Con una actitud animada y una amplia sonrisa me aproximé hacia donde se encontraba, en su mesa se encontraban dos sillas libres. Al llegar pose mi pedido enzima de la mesa sin formular ni una sola palabra, el repentino sonar de aquellos alimentos al posarse en la superficie de la mesa exalto al joven castaño. Levanto su rostro lo más rápido que pudo y dirigió aquellos focos azules -Por no llamarle directamente, ''ojazos hermosos''- tan amenos en mi dirección junto a una mueca de confusión.

─. ¡Buen día Oficial! .Con un aire de euforia tomo asiento rápidamente aun manteniendo mi mirada en su persona.

─. Señorita Gitt?... Buen día... .─Al percatarse de quien se trataba su rostro cambio totalmente, un gesto bastante serio y firme se había apoderado de sus facciones.

─. Perdone la interrupción en... Lo que sea que esta haciendo, no encontraba asiento y me pareció buena idea acompañarle. .Pareciese que yo no tuviese ninguna vergüenza en decir semejantes palabras, en ese instante no había pensado correctamente que decir.

─. Descuide, esta bien... .Al parecer no le dio mucha importancia como me lo imaginada, el castaño posó sus dedos en el borde de sus anteojos antes de quitar estos de su rostro, dio un pequeño vistazo en mi dirección antes de volver a la posición en la que se encontraba desde el principio.

─. No le he visto desde hace un tiempo... Se ha tomado el descaso que le sugerí?.

─. Digamos que si... Uste... Usted que ha hecho en el transcurso de la semana..?.

. Oh nada en especial, ir a la universidad, a mi casa y a la residencia del Doctor.

. Sigue yendo a su vivienda?...

El ojiazul levanto el rostro y mantuvo su ojos bien abiertos, por un momento llegue a pensar que esto le importaba en cierta forma, Tal vez si, tal vez no.

Con un aire de confusión arqueé una ceja y respondí en un tono bastante simple.

─. Claro... sigue ayudándome.

 sigue ayudándome

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─. Ya veo... 

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