CAPÍTULO TRECE

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Enero, 1998

Karen

Terminé de aprontarme, recogiendo mi cabello en un moño alto como solía llevarlo usualmente. Estaba lista, por fin después de cuarenta días, vería a Fernando de nuevo, había llegado el momento tan esperado de contarle lo nuevo que acontecía en torno a nosotros dos. Era una noticia fuerte, pero conociéndolo, sabía que le encantaría y se iba a alegrar muchísimo. Recuerdo cuantas veces habíamos hablado de esto, y ahora era una realidad, nuestra realidad.

Habíamos estado intercambiando cartas durante estos días, afortunadamente no habíamos perdido contacto, pero aún así lo extrañaba muchísimo y deseaba verlo ya.

Tomé mi bolso y salí de la casa caminando. Dijo que me esperaría por la carretera principal así que caminé hasta allí, por suerte no quedaba demasiado lejos. Estaba bastante frío, podía ver como el vapor salía por mis fosas nasales con cada respiración, traté de caminar un poco más rápido para elevar la temperatura de mi cuerpo.

A la distancia pude ver un auto negro estacionado al borde de la carretera, supe de inmediato que era el suyo y me apresuré para llegar lo antes posible.

Abrí la puerta del copiloto emocionada, para ver a Fernado sentado mirándome. Entré de inmediato y lo abracé.

-¡Mi amor!- dije eufórica mientras le daba un pequeño y corto beso en los labios. Él practicamente no reaccionó. Se quedó paralizado allí, se veía pálido, claramente algo le pasaba.- ¿Qué sucede?- le pregunté alejándome levemente.

-Yo... Yo no tengo muy buenas noticias que se diga- comenzó a decir. Su mirada era oscura y de algún modo mostraba tristeza y preocupación.

-Ya dime que pasa- le exigí.

-Nosotros... No podemos estar más juntos- y lo dijo así, de repente y una puntada atravesó mi pecho, entrando por el frente y saliendo por la espalda, atravezandome dolorosamente y sin previo aviso.

-¿Q-qué has dicho?- logré decir a duras penas mientras instintivamente me llevé las manos a mi vientre intentando tranquilizarme, mientras me convencía a mi misma de que había oído mal. Vi una lágrima deslizarse por su rostro- ¡Ya habla! ¿Qué es lo que está pasando? Explícame, di algo- dije comenzando a desesperarme por su silencio.

-Hay alguien más- me responde de repente. Mis lágrimas comienzan a fluir sin control ¿Era posible que esto que estaba oyendo fuera real?

-¿Es broma verdad?- dije riendo irónicamente mientras trataba de secar las lágrimas que corrían sin control por mis mejillas.

-No es lo que tu piensas, no te engañé, jamás lo haría. Es de antes de que te conociera. Yo... Yo tengo un hijo y no lo sabía hasta el día de ayer- sus palabras hicieron eco una y otra vez en mi mente. Un hijo, tenía un hijo y no era mío, no era nuestro, no era lo que siempre habíamos soñado juntos. Pude sentir como mi garganta se secaba y no podía pronunciar ninguna respuesta, sólo seguía llorando allí sin poder creerlo.

-No puedo creerlo- dije en un sollozo.

-Mis padres quieren que me case, que forme una familia para que el niño crezca con ambos padres a su lado, yo no creo poder hacer eso- me dice casi en un susurro. Aunque mi mundo se caía abajo junto al suyo, entendía la situación y sabía que lo correcto no era que estuviera conmigo, yo ya no era su futuro.

-Lo comprendo.

-Y no puedo dejarlo sabes... Te amo ti, y quisiera compartir el resto de mi vida a tu lado, pero no puedo...- su voz se quebró, de repente lo veo cruzar los brazos sobre el volante y apoyar encima su cabeza mientras lloraba desconsoladamente. Los dos estábamos destrozados.

-Yo no voy a ser un impedimento para que estés cerca de tu hijo. Él se merece el excelente padre que sé que serás- le digo de repente, y él levanta su rostro para verme. Me parte el alma verlo así, sus ojos rojizos de tanto llorar.

-No puedo creer que esto pasara, creí que había dejado todo atrás cuando me vine para Estados Unidos, pero al parecer el pasado me persigue, y así es, tengo un hijo pequeño que espera por el cariño de su padre.

-Y sé que lo tendrá, sé que tendrá al mejor padre de todos- le digo mientras acaricio su rostro. Acerco mis labios a los suyos para besarlo por última vez- Siempre te voy a amar- le digo por última vez y abro la puerta del coche.

Comienzo a caminar entre la brisa helada que congela cada parte de mi cuerpo, mis lágrimas siguen cayendo descontroladamente. Las palabras de Fernando todavía resuenan en lo más profundo de mi ser y dañan todo lo que queda de mi. Toco mi vientre mientras lloro desconsoladamente, lo que hoy a la mañana era nuestro sueño volviéndose realidad ahora se había desvanecido completamente.

-Ahora somos sólo tu y yo, bebé- me dije a mi misma mientras seguía llorando, sin saber que me depararía en el futuro, sin el hombre con el que quería pasar el resto de mis días. Tal vez pecara de egoísta por negarle a mi hijo un padre, o por negarle a Fernando el derecho de conocer a su futuro hijo, pero ahora tenía otras prioridades, ahora tenía un niño con quien necesitaba recuperar el tiempo perdido y ser feliz, ser feliz junto a su nueva familia, de la cual yo no formaba parte.

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NA: Hola!!! Como están? Espero que muy bien😌 aquí les dejo el capítulo 13, espero que les guste! Como verán, los capítulos narrados en el pasado son bastante cortos, más que los que son en el presente, ya que la historia más importante es la de Christopher y Jazmín, aunque también lo que pasa en el pasado se relaciona con todo lo que sucede en el presente aunque no lo crean, y ya dentro de poco sabrán por qué!! En fin, gracias por leer y por sus 🌟
Estoy terminando el capítulo 14 así que espero que hoy en la tarde/noche pueda subirlo ya que por el resto de la semana voy a estar bastante atareada. Saludos!!😘

LAZOS CRUZADOS |Christopher Vélez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora