CAPÍTULO DIECIOCHO

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Llegué del almuerzo con mis abuelos e inmediatamente me focalicé en buscar la misteriosa carta, la cual no tenía ni la menor idea de donde había dejado.

Busqué en los pequeños cajones del escritorio, al principio ordenadamente pero luego al ver que no veía señales de ella comencé a sacar todos los papeles y a esparcirlos sobre la cama, en algún lado tenía que estar y necesitaba encontrarla.

Era muy importante para mi saber quién había enviado esa carta y si tenía algo que ver con la foto que había encontrado en el auto, tal vez esto me acercaría más a mi padre, por lo menos para saber quién era, o quién es.

Después de diez minutos de búsqueda encontré la carta. Dudé unos segundos en abrir el sobre, pero luego me decidí y lo hice.

"Hola mi amor...

No sabes cuanto te he extrañado, y eso que hace tan sólo dos semanas que me fui. No te imaginas lo ansioso y emocionado que estoy por volverte a ver. Te cuento que en estas dos semanas se me hizo imposible escribirte, hemos estado trabajando muy duro con mi padre para poder volver cuanto antes. Afortunadamente encontré un tiempo para dedicarte esta carta y para decirte lo mucho que te extraño y quiero, espero que en una o como mucho dos semanas podamos estar juntos otra vez,

Te amo, F."

Quedé completamente en shock ante lo que había leído ¿Quién era F? ¿Felipe, Fabián, Fernando?

Necesitaba saberlo, tal vez esa letra F era la inicial del nombre de mi padre, es más, estaba casi segura de que así era.

Sin más preámbulos tomé mi bolso e introduje la carta y la foto en él, luego tomé las llaves de mi nuevo auto y salí del departamento.

Iría a aclarar todo esto con mi madre.

Bajé rápidamente y entré al auto. Comencé a conducir bastante rápido, pero sin perder el control del vehículo. Estaba muy nerviosa, no había sido fácil vivir mi infancia sin un padre que estuviera ahí para mi, y a pesar que Luis había llegado a mi vida a la edad de siete y había cumplido bastante bien el rol de padre, aún así a veces pienso que no fue suficiente.

Después de aproximadamente media hora en el auto, llegué a casa, no sabía si mi madre estaba allí, ya que había venido sin previo aviso. Tomé mis llaves y entré sin golpear la puerta. Me encontré con que mi madre se encontraba bajando las escaleras con su bolso en la mano, al parecer tenía planeado salir.

-Hija ¿Qué haces aquí?- dijo mientras se acercaba a mi con una sonrisa en su rostro, la cual se borró de inmediato al ver mi expresión seria- ¿Qué ocurre?

-Dime tú qué ocurre, o más bien qué ocurrió- le digo sacando de mi bolso la carta y la foto, dejando ambas cosas sobre la mesa para que ella pudiera verlas.

-¿De dónde sacaste eso?- me pregunta sorprendida.

-Por lo menos si sabías que me iban a regalar tu antiguo auto, te hubieras asegurado de que no tuviera nada que no querías que viera. Ah y con respecto a la carta, bueno, al parecer el destino quería que yo la encontrase.

Mi madre analizó mis palabras pero sin dar respuesta alguna. Luego retiró una de las sillas y se sentó en ella mientras abría la carta. Al parecer quería identificarla, al parecer no era la única que tenía.

-¿Quién es F?- le pregunto de repente.

-¿Por qué quieres saberlo?- al escuchar su respuesta solté una risa irónica, no podía creer lo que estaba escuchando.

-¿En verdad me estás preguntando eso?

-Es algo que pasó hace muchísimos años atrás.

-¿Y eso que tiene? ¡Ese hombre podría ser mi padre!- le solté sin dar demasiadas vueltas.

Mi madre al parecer se vio afectada por la conclusión que yo había sacado, ya que comenzó a toser bastante fuerte.

-No es tu padre, esa persona es alguien que forma parte de mi pasado pero que no tiene importancia alguna ni en tu vida ni en la mía.

-Si no tiene importancia ¿Por qué guardas sus cartas y fotos?

-Son sólo recuerdos.

-Los recuerdos se guardan cuando alguien te importa.

-¡Ya basta! Deja de comportarte de esa manera. Es algo que no te corresponde saber- me respondió poniéndose de pie bastante nerviosa.

-¿Por qué te pones así? ¿Por qué no quieres decirme nada al respecto?- continué preguntando, necesitaba obtener la mayor cantidad de información posible.

-Porque no es algo que te importe, Jazmín.

-Oh si, para ti nada me importa ¿Qué hay de mi padre? Nunca quisiste decirme nada de él ¡Me negaste el derecho a conocerlo!

-Ya me harté de esto, además voy de salida, nos vemos- respondió y comenzó a caminar hacia la puerta.

-Sinceramente no entiendo por qué actúas siempre de esa manera tan misteriosa con todo, pero tal vez deba aprender de ti y no contarte nada de mi vida.

-No quiero hablar de eso ahora.

-No te preocupes, la que se va soy yo- respondí, tomé las llaves del auto y salí de inmediato de la casa.

Durante el viaje de vuelta a la ciudad mi cabeza iba y venía, por ella pasaban decenas de hipótesis acerca de por qué mi madre no había querido hablar. No lograba comprender qué ocultaba y por qué no me tenía la confianza suficiente para contármelo ¿Acaso tan grave era?

No me había convencido ninguna de sus respuestas, y cada vez dudaba más acerca de todo, era increíble que mi propia madre se negara a contarme sobre quién fue mi padre y como lo conoció.

Mi teléfono comenzó a sonar, en la pantalla apareció el nombre "Christopher". Deslicé mi dedo por la pantalla para contestar la llamada.

-Hola Christopher.

-Hola bella ¿Qué estás haciendo? No te he visto desde hoy por la mañana.

-Vine hasta la casa de mi madre, pero ya estoy volviendo.

-Ah ¿Te gustaría que salgamos a cenar?

-Disculpame Chris, es que no estoy de ánimos para salir hoy, perdón.

-¿Pasó algo?

-No te preocupes, sólo quiero descansar un poco.

-¿Segura? Cualquier cosa me avisas, sabes que estoy para hablar o lo que sea que necesites.

-Está bien ¿Te parece si dejamos lo de salir para mañana?

-Está bien hermosa, nos vemos y que descanses.

-Tú igual, nos vemos- respondí y colgué.

No me gustaba mucho la idea de haber rechazado a Christopher, pero en verdad necesitaba estar sola para pensar todo esto que me traía bastante mal.

Llegué al departamento y de inmediato me adentré en el baño para tomar una ducha. Unos minutos después me recosté en la cama, cerrando mis cansados ojos.

Un instante más tarde sentí sonar el timbre de la puerta ¿Quién sería ahora?

Me puse de pie y caminé pesadamente hacia la puerta. Al abrirla descubrí a mi madre de pie frente a mi.

-Está bien, te contaré todo.

LAZOS CRUZADOS |Christopher Vélez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora