CAPÍTULO UNO

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Julio, 2017

Jazmín

Salí de la Universidad con mi mejor amiga Olivia, feliz de por fin poder respirar un poco de aire fresco, después de una estresante clase de matemáticas, en la cual lo único que había hecho era mirar por la ventana deseando salir de allí. No es que no me gustara matemáticas, pero ya me tenía estresada tener tantas cosas para hacer, definitivamente necesitaba un descanso. Por suerte sólo faltaba una semana para las vacaciones de verano, por fin podría ir a casa a visitar a mi familia que hace tiempo no veía y que echaba mucho de menos.

Crucé de reojo a Christopher, pero como siempre ni siquiera me había mirado, ya era algo normal para mi pasar desapercibida en este lugar. No era alguien importante para nadie y mucho menos para él que ha estado con chicas mucho más lindas que yo. Estoy segura que ni siquiera ha notado mi existencia aquí.

-¿Nos vemos esta noche para salir a tomar algo con las chicas?- me pregunta de repente mi amiga, sacándome de mis pensamientos.

-Sí, aunque no estoy de ánimos para salir...

-Te hará bien despejarte un poco ¡El estudio y la carrera no lo son todo, Jazmín!- si supiera que eso es en lo que menos pienso en este momento.

-Sí, tienes razón. Nos vemos esta noche- me despedí de ella y comencé a caminar hacia mi departamento. Afortunadamente quedaba cerca y no tenía que caminar mucho.

Llegué a casa y me recosté en el sofá, pude notar como mis piernas por fin podían relajarse después de un día muy agitado, va un día no, una semana completa de idas y venidas. Mientras descansaba un poco me puse con mi celular a revisar mis redes sociales. Como de costumbre, no había nada interesante. Mis párpados comenzaron a hacerse más pesados y mis ojos se empezaron a cerrar poco a poco hasta que me quedé completamente dormida.

Me desperté de golpe, miré mi reloj de muñeca y me sorprendí al ver que las agujas marcaban las 20, había estado dormida por dos horas, se me iba a hacer tarde para salir. Comí rápidamente una manzana y me metí de prisa a la ducha. Luego de unos relajantes quince minutos bajo el agua, me envolví en una toalla y me dirigí a mi habitación para elegir qué ponerme. Lo primero que vi fue un vestido negro, sencillo pero bonito, ajustado hasta la cintura y luego suelto hasta la mitad del muslo. Tal vez no era perfecto pero a mi me gustaba. Elegí unos zapatos de tacón pero no extremadamente altos, ya que no quería que luego me dolieran los pies. Siempre me pasaba lo mismo, me dejaba influenciar por mis amigas, me ponía unos zapatos altísimos y luego ni podía caminar. Sí, soy poco femenina y no aguanto los tacones altos y no pienso hacer nada para cambiarlo. Me quedaría por el resto de mi vida con mis cómodas vans.

En fin, me terminé de vestir rápidamente. Me maquillé con un poco de delineador y rimel. Dudé si usar el labial rojo que se encontraba en mi mesita de luz. Había sido un regalo de mi madre pero jamás lo había usado, supuse que esta era la ocasión ideal para estrenarlo.

Sentí que alguien tocaba el timbre de la puerta e inmediatamente grité: ¡Ya voy!. De seguro era Olivia, siempre llegaba antes de lo prometido, era muy impasciente.

Cuando abrí la puerta la vi parada expectante con una mano en la cintura. Se veía hermosa como siempre. Llevaba una pollera negra ajustada que dejaba ver sus marcadas curvas, un top blanco y unas botas del mismo color que la falda. Su cabello rizado y castaño caía hacia un lado y sus enormes ojos verdes brillaban en la oscuridad del pasillo.

-Pasa... Tomo mi bolso y nos vamos- le digo invitándola a entrar, ella me obedece y toma asiento en uno de los sillones.

-Tengo a las chicas en el auto esperando- me informa indicándome que me apresure.

LAZOS CRUZADOS |Christopher Vélez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora