CAPÍTULO DIECISIETE

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Desperté con un fuerte dolor de cabeza cuando los rayos de luz que provenían de la ventana iluminaron mi rostro. Extendí mi brazo derecho a lo largo de la cama en busca del cuerpo de Christopher, pero lo único que encontré fue una almohada, no había rastro de él.

Me puse de pie y busqué en el closet algo que ponerme, ya que me encontraba en ropa interior. Encontré una camiseta algo vieja y grande, que me llegaba hasta la mitad de los muslos, era perfecta para usar de camisón. La deslicé por mi cuerpo, recogí mi desordenado cabello en un moño alto y comencé a caminar hacia la cocina.

De inmediato pude ver la figura de Christopher que se encontraba únicamente con sus boxers, mientras vertía el contenido de la cafetera en una taza.

-Buenos días, bella- me dijo mirándome de arriba a abajo.

-¿Quién te dio permiso de invadir mi cocina?- pregunté en tono burlón.

-Ya invadí tu cama, creí que la cocina no sería algo de demasiada importancia- me responde dedicándome una guiñada.

Sus palabras provocan que me sonroje levemente y él lo nota. De repente se acerca a mí y coloca su dedo en mi mentón, elevando mi rostro para así poder vernos directamente a los ojos ¡Dios! Este hombre era tan hermoso.

-Que no te de vergüenza- me dice acariciando levemente mi mejilla con su suave dedo- Estuviste genial- agrega para luego depositar un pequeño y suave beso en mis labios.

De inmediato reaccioné abrazándolo, no sabía si sería correcto encariñarme con Christopher, pero ya era tarde, era demasiado lo que me provocaba con tan sólo mirarme, y cuando me tocaba ¡Ay cuando me tocaba! Sentía que el corazón se me salía del pecho de tan fuerte que latía.

Cuando nos separamos procedí a caminar y sentarme en una de las banquillas junto a la barra de la cocina mientras él seguía preparando el desayuno.

-¿Y no pensaste en ponerte el pantalón?- le digo bromeando.

-Ya veo que se te desvía la mirada hacia esa parte- me dice con una sonrisa de lado y una mirada bastante pervertida.

-Cállate idiota- le digo riendo.

-¿Con que idiota eh?- comienza a decir mientras camina al rededor de la barra para llegar hasta donde estoy yo.

-¿Qué piensas hacer?- le digo poniéndome de pie.

-¿Te atreves a desafiarme, Millán?- me dice y hace una pausa mientras se acerca aún más- No te imaginas lo que puedo hacerte- agrega sonriendo.

-Pues primero tendrás que atraparme- le digo juguetona caminando rápidamente al rededor de la barra.

-¿Así que quieres jugar eh?

Comenzamos a correr entre risas al rededor de la cocina, pero a Christopher no le tomó mucho tiempo alcanzarme. Cuando lo hizo me tomó por la cintura y comenzó a besar y morder suavemente mis labios, cada movimiento de sus manos en mi cuerpo me volvía loca, mis manos no dejaban de acariciar su suave y hermoso cabello, me encantaba.

De repente comenzó a sonar el teléfono fijo del departamento. Lo más probable era que fuera una llamada de recepción, ya que las demás personas solían llamarme a mi celular. Me solté del agarre de Christopher y me dirigí a atender el teléfono.

-¿Si?- dije mientras trataba de contener mi respiración agitada, ya que tenía a Christopher a mis espaldas, quien no dejaba de juguetear con sus labios en mi cuello.

-Buenos días señorita Millán, le hablo de recepción.

-Ajá ¿Qué se les ofrece?

-Están sus abuelos aquí y quieren pasar a verla.

LAZOS CRUZADOS |Christopher Vélez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora