CAPÍTULO VEINTIUNO

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-Como mencionaste que tenías la tarde libre, planeé algo para nosotros- dice Christopher mientras abre la puerta de su departamento mordiendose el labio.

-No me digas- le respondo sonriendo e ingresando al lugar- ¿Cuál es tu dichoso plan, Vélez?

-Ya vuelvo- me responde mientras se aleja quitándose el abrigo.

Mientras tanto recorro un poco el departamento con la mirada. Es bastante parecido al mio en la arquitectura, aunque los muebles son bastante diferentes, esa es la parte con más personalidad del lugar.

Observo algunas fotografías que hay sobre uno de los modulares. Son muy hermosas, en ellas se ve a Christopher de niño, junto a su hermano y su madre.

De repente siento que su cuerpo se pega a mi espalda. Sus brazos rodean mi cintura y sus manos presionan mi abdomen. Cierro los ojos en reacción y expulso un suspiro.

-Hueles hermoso- me susurra provocativamente y deposita tres besos en fila sobre mi cuello.

Me doy vuelta y lo beso en los labios, ambos nos dejamos llevar en un hermoso y pasional beso.

-Espera, espera- dice él alejándose bruscamente de mi.

-¿Qué pasa?- pregunto confundida.

-Tengo algo para ti- responde y sale corriendo en dirección a su habitación.

Vuelve con una pequeña y delicada caja negra rectangular en su mano.

-Esto es para ti- me dice con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

Abro la caja y me encuentro con una hermosísima pulsera color oro, con varios dijes de distintas formas, estaba realmente hermosa. Además en ella había enganchada una pequeña tarjeta enrrollada. La desenrrollo y veo que en ella hay escrito un pequeño mensaje. Mi corazón comienza a acelerarse cuando leo las cuatro palabras allí escritas:

"¿Quiéres ser mi novia?"

Comienzo a chillar y a saltar en el lugar como una pequeña niña emocionada cuando recibe su regalo de Navidad.

-¡No puedo creerlo Christopher!- digo abrazándolo.

-Aún no he oído tu respuesta- dice mientras se ríe divertido por mi reacción.

-¿Es broma?- digo separándome de él- Claro que sí- agrego y de inmediato la sonrisa vuelve a formarse en su rostro.

-¿Te la pongo?- dice mirando mi pulsera.

-Eso sonó algo pervertido, Vélez- digo sonriendo picaramente.

-Pues puedo hacerlo en los dos sentidos- responde sonriendo mientras termina de abrochar la pulsera.

De repente y sin dudarlo se acerca aún más a mi, me toma por la cintura bruscamente y me planta un enorme beso en los labios, rápido pero a la vez sin prisa, apasionado pero a la vez dulce. Así era este hombre que me volvía cada vez más loca.

Seguimos basándonos mientras poco a poco nos acercamos a la habitación, no separamos nuestros cuerpos ni por un sólo segundo, ambos sabemos que nos necesitamos, necesitamos estar juntos, así como lo estamos ahora.

Entre la desesperación comienzo a desabrochar su camisa, esa camisa negra que tanto amaba cuando la lucía, aunque debía admitir que me encantaba el hecho de estar quitándosela ahora. Él parece leer mi pensamiento ya que sonríe para luego morder mi labio inferior. La sensación eriza mi piel de pies a cabeza, y hace que mi cuerpo eleve cada vez más su temperatura.

Siento sus frías manos recorrer mi espalda por debajo de mi blusa ¡Mierda! Eso sí que se sentía bien, cada una de sus caricias lo hacía. De repente siento como toma la fina tela de mi blusa y la desliza por mi tronco, para luego pasar a mis brazos y deshacerse finalmente de ella.

Puedo percibir su mirada pervertida y lujuriosa al ver mis pechos, se muerde el labio de inmediato y luego comienza a besar mi cuello ¡Qué digo besar! Lo que hacía con su boca allí era una maldita maravilla.

Sus labios bajan lentamente a mis pechos, mientras sus manos desabrochan el brasier delicadamente. Poco a poco me recuesta en la cama sin dejar de besarme. Su recorrido se repetía una y otra vez, labios, cuello, pechos, y de vez en cuando alguna mordidita al lóbulo de la oreja. Me sentía cada vez más vulnerable a su tacto, con cada pasada el deseo se intensificaba más.

Mis manos se mueven apresuradamente hacia su pantalón, desprendiendolo para dejarlo sólo en boxers. Él hace lo mismo con mi falda, depositando pequeños besos en mi abdomen, lo cual hacía que el fuego en mí aumentara.

Sus manos se dirigen a mi ropa interior, deslizandola lentamente a través de mis piernas y pasando sus labios por el camino.

Mi respiración estaba cada vez más agitada, no podía controlarlo. Ambos estábamos así, nuestros cuerpos sudaban cada vez más, al igual que el deseo era cada vez mayor.

Dirigí lentamente mis manos a sus boxers y los retiré lentamente para dejar ver su miembro, el cual acaricié provocando que Christopher jadeara. Un hormigueo recorrió mi cuerpo cuando él se colocó sobre mi para comenzar a entrar lentamente, a medida que los segundos pasaban la velocidad se intensificaba, mientras tanto él besaba mis labios entre jadeos y gemidos por parte de ambos.

Y sucedió, ambos llegamos al éxtasis, y se sentía tan malditamente bien, mis piernas temblaban de tanto placer que había recibido, no podía creer lo maravilloso que se sentía, ambos respirabamos a más no poder intentando recuperar el aliento.

Christopher se deja caer encima mío pero sin aplastarme, yo lo acaricio y quito su cabello de su cara mojada por el sudor.

Una hora después allí sigo, despierta mirando como Christopher duerme con su cabeza apollada sobre mi pecho. Se ve realmente hermoso durmiendo, emanaba una calma que no podía describir, pero que me hacía muy feliz.

Mi mente viajaba de aquí para allá, recordando todo lo que había sucedido hoy, desde la pulsera, la propuesta y el hecho de que hayamos terminado en la cama.

Tal vez habíamos tenido sexo aquella noche cuando estaba borracha, sí, pero hoy estando sobria, hoy realmente había descubierto lo que era hacer el amor con Christopher Vélez.

LAZOS CRUZADOS |Christopher Vélez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora