Capítulo 16. Todo pasa.

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Narra Guido.
Sus palabras fueron fulminantes. No podía entender la frialdad con la que hablaba. ¿Era esa la misma chica con la que había compartido casi todo el fin de semana anterior? ¿Me estaba empezando a enganchar? Después de todo tenía razón. No eramos nada...
Dicen que en la vida todo vuelve, es la ley del karma. Y yo lo estaba experimentando en ese momento. La de veces que le habré dicho a otras lo mismo que ella me estaba diciendo ahora a mí. Me sentí reflejado por primera vez en alguien y eso también me dolía. "Bebiendo de mi propio veneno", pensé.

- Tenes razón, soy un boludo - me descrucé de brazos. Vero agachó la mirada como percatándose de lo que había dicho.
- Perdón. O sea, no quise decir... me entendiste ¿no?
- Sí, nena. Tranqui - se había dado a entender perfectamente. Atiné a salir del cuarto.
- Pará Guido - me dijo, agarrándome la mano. Me di vuelta y me abrazó muy fuerte, como si supiera que eso era lo único que ayudaba a juntar mis pedazos rotos. Le correspondí el abrazo y la besé en la cabeza. Me encantaba hacer eso. La veía tan pequeña que sentía la necesidad de protegerla todo el tiempo, aunque sabía que no lo necesitaba... por dentro, ella era enorme.
- No hay moros en la costa - dijo asomándose de a poco al pasillo - dame un tiempo... Te prometo que ya voy a hablar de esto con Luciana - me dijo y se fue rápido.
Salí segundos después detrás de ella, pero hacia el lado contrario.

Sentí unas voces al fondo del pasillo que dejé a mis espaldas. Eran Pato y Vero abrazándose mientras seguro ella se reía de algún chiste malo de mi hermano. Se notaba que se querían y que se llevaban muy bien. Vi que al rato Luciana se les acercó y la actitud de Pato hacia Vero cambió. Era más distante. "Ah listo", pensé, dándome cuenta que él estaba al tanto de todo... De todo lo que no tenía que hacer frente a la chica desconocida.
Pese al abrazo que nos dimos y a lo último que me dijo antes de salir de ese cuarto, no sé por qué me seguía sintiendo dolido. Me metí en un camarín en el que estaba Sebastián y José, el batero y el tecladista de la banda, para tomar cerveza hasta poder olvidarme de lo que había pasado.

- Uy qué carucha papá - me dijo Gastón entrando a donde estaba con los pibes - ¿qué te pasa?
- Nada... no quiero hablar.
- Dale, contame.
- Te digo que no quiero hablar y te ponés más pesado...
- Soy tu hermano, te conozco. Si te insisto, sé que me vas a contar.
- Vero no quiere decirle a la amiga que me conoce, que nos conoce...
- Me imaginé que por ahí venía la cosa... ¿Y qué tiene de malo?
- ¿Cómo qué tiene de malo, boludo? Me rompe las pelotas. ¿Por qué me tiene que esconder?
- Me parece bien, Guido. Se está cuidando ella, y te está cuidando a vos también. Recién te estás conociendo con la piba, no saben en qué va a terminar esto. ¿Para qué querés que la gente se entere?
- No es LA gente, Gastón. Es la amiga, no da hacer todo un acting...
- Pero ya nos dijo que no sabía qué onda. Además, no es amiga, es sólo una conocida... Hace poco empezaron a hablarse y no sabe qué puede llegar a contar esta chica o no. No es Lucía. Nadie la está juzgando a la flaca, es más, me parece re macanuda. Pero bueno... Preferible que por ahora todo siga así Guido. Dejá que las cosas fluyan. Podemos seguir saliendo con Vero y Lucía tranquilos, sin exponernos ni nada.-
Rodeé los ojos.

En un momento, entró Victoria, nuestra jefa de prensa.
- Guido, te buscan - me dijo con mala cara. Cuando pase por su lado, para salir del camarín al pasillo, me dijo bajo al oído - ya sabés lo que opino de esto. No me gusta que este tipo de gente ande dando vueltas por acá.
No sabía a qué se refería hasta que la vi. Nicole. Ante la cara de confusión que le puse, la morocha empezó a descargar su furia en mí.
- No sé para qué me invitaste a venir Guido, si me dejaste con la palabra en la boca y te fuiste a la mierda...
Y comenzó un sermón eterno, al cual no le presté atención porque puse mi cabeza en mute. Lo único que veía era la boca de la morocha moverse sin escuchar lo que decía. Hasta que sentí una palmada en mi hombro que me sacó del trance.
- Y acá vemos cómo Guido nunca pierde tiempo - le decía Pato riéndose a ¿Vero? que caminaba con él abrazada. Ambos entraron riéndose al camarín donde habían quedado todos.
- Mirá Niqui, tenés razón. Estuve mal y no sé para qué te dije de que vengas porque estoy en otra, perdoname. Chau.
Y entré al cuarto cerrando la puerta y dejando a Nicole, una vez más, con la palabra en la boca.

Hice un paneo general del lugar y noté que estaban todos bastante alegres. Claramente era el único que teniendo que estar contento por el concierto que dimos la estaba pasando horrible.
- Vero, mirá que nada que ver lo que viste... - le dije acercándome a ella, que estaba parada en un costado tomando de una botellita de cerveza.
- Yo te digo una cosa - saltó Patricio que por su voz se notaba que estaba borracho - decí que tengo novia, porque esta piba - dijo señalando a Vero - es lo más, y re saldría con ella. O sea que seas mi hermano no me impediría...
- Ya está Pato, ya está, vení un ratito conmigo -dijo Gastón llevándoselo al baño
- Acordate ehhh - seguía Pato mientras se iba con Gastón.
Vero se empezó a reir y yo no entendía nada sobre lo que acababa de pasar.
- No pasa nada, tranqui.
- No, bueno pero te explico...
- No te pedí explicaciones Guido. Ya está, todo bien - y me sonrió.
Por primera vez en mi vida, una mina que me gustaba no me estaba haciendo planteos. No sabía si era joda o no.
- ¿Y Luciana? - le pregunté cortando un poco con el tema.
- Se fue, yo también me iba a ir pero Pato me mensajeó y me dijo que viniera.
- Se llevan bien ustedes dos eh.
- Es lo más tu hermano, boludo jaja. En algunas cosas somos bastante iguales.
- Sí, pasa que a veces se pone medio pesado...
- ¿Quién se pone pesado? Cuñadaaaa - le dijo Pato abrazando a Vero por sus hombros.
Rodeé los ojos.
- ¿Che vamos? Estoy cansado - pregunté en general.
- No, no, no, querido. Ahora se sale papá - definitivamente Pato estaba en goma.
- Che, ¿no quieren venir a casa? Llevamos algo de acá para tomar, más fernet y birras que yo tengo en el depto y ya - ofreció Vero - aunque hay que evitar que algunos sigan tomando... - dijo bajito refiriéndose a Pato.
- Genial, ¿le puedo decir a Lucía que vaya yendo para tu casa? - preguntó Gastón.
- Obvio Cuty, eso no se pregunta.

Acomodamos todo, y mientras nuestro staff se dirigía a la sala a llevar los equipos y demás, nosotros emprendimos viaje hacia lo de Vero.

Atrapados Sin OpciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora