Capítulo 22. Encerrada en su placard.

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Narra Verónica.
Guido había logrado sacarme de quicio como hacía rato que nadie lograba. A veces actuaba de una forma tan inmadura... Se ponía caprichoso como si fuera un chiquito al que había que darle los gustos.
Digamos que tampoco encontró a una persona con mucha paciencia. Siempre me irrité fácil, pero es que no soportaba estar bien y que alguien por una simple boludes me cagara el día.

Era el cumple de Pato y se suponía que la íbamos a pasar bien. Pero Guido y sus planteos sobre lo que yo tenía que hacer o no con Luciana, con motivo del concierto en Vorterix que se haría en julio, hicieron que los cables se me cruzaran.
Cuando empezó con su sermón por WhatsApp decidí no contestarle más. Y reconfirmé mi decisión cuando Guido se enojó porque lo dejé hablando solo.
Esas cosas me agotaban. Sentía como si estuviese "otra vez de novio", otra vez teniendo que dar explicaciones, otra vez aguantando los malos humores de un otro.
Aún así, días anteriores ya habíamos arreglado que él pasaría por mi casa a buscarme para ir a la fiesta que le organizó Meli a Pato en el boliche Tequila.

A eso de las 22:00 recibí un mensaje de Lucía de que junto con Guido y Gastón se encontraban en camino hacia mi casa. Luego de media hora, me llegó otro mensaje de mi amiga para avisarme que estaban afuera esperándome.
Salí del edificio y me dirigí directamente a la puerta de la parte trasera del auto de Guido, donde estaba Lucía. Noté que al verme, Cuty amagó a bajarse del asiento del acompañante para cedérmelo, pero me hice la boluda. Subí a atrás de una. Saludé a uno por uno, aunque a Guido ni le hablé y sólo atiné a darle un penoso beso en su mejilla. Estaba de muy mal humor.

Durante casi toda la noche, noté que el rubio intentaba acercarse hacia mí con disimulo, pero yo me alejaba. Se la iba a complicar a propósito.
A media madrugada, estábamos con Lucía, Gastón y Guido cerca de la barra. El anfitrión casi que ni pasaba tiempo con nosotros debido a que en el lugar habían muchos conocidos de Melisa y la gran pareja acaparaba la atención de aquellos.
Pese a que ya notaba una especie de rendición de parte de Guido, esperaba que me dijera algo, pero de él no salía nada, y yo tampoco iba a flojar porque, en definitiva, yo no era quien había comenzado la discusión.
Debido a algún que otro mensaje fallido, mandado en estado de ebriedad a mi ex cuando recién había cortado, al no obtener respuesta alguna, me juré que nunca más le iba a rogar algo a un tipo. Y Guido estaba siendo la primera víctima de esa promesa.

En un momento de la noche, fuimos con Lucía al baño, y al regresar a donde estaban los chicos, vi a alguien que hubiera preferido no volver a ver jamás. Ahí estaba. Guido atrás de Guido. Alto, un poco más delgado que la última vez que lo vi, con el pelo bien corto y la barba crecida. Estaba re cambiado. A su alrededor, divisé a sus dos amigos boludos de siempre. Hablaba con ellos muy entretenido, hasta que nuestras miradas se cruzaron, y la suya se tornó cuasi diabólica.
A los segundos, recibí un mensaje de Leo. "Qué boluda, no lo borré", pensé. Todavía tenía a algunos de sus amigos agendados en mi celular. Al haber bloqueado su número hacía tiempo, me escribió a través del pelotudo de Leandro. Esos flacos siempre nos hicieron la vida imposible, tirando combustible al fuego, por eso los detestaba. "Andá a la terraza, te veo ahí", leí. Mi corazón empezó a acelerarse, y mi transpiración a acrecentarse.
No se me ocurrió otra cosa que decirle a los chicos que iba al baño de nuevo. Todos me miraron raro y eso lo noté, pero me fui rápido para evitar preguntas.
Cuando me perdí entre la gente, le mandé un mensaje a Lucía diciéndole la verdad. Que estaba yendo a encontrarme con Guido a la terraza, que no se preocupara y no dijera nada, y que estuviese atenta a su celular ya que ante cualquier cosa la iba a llamar. "Ojo, cuidate y avisá", fue su respuesta.

Salí a la terraza y me pedí un whisky. Tenía que tener algo en mi mano con qué digerir lo que se aproximaba. Me apoyé sobre una de las barandas y desde ahí lo divisé. El morocho alto se acercó a mí con actitud altanera.
- Qué rápido eh - me lanzó.
- ¿Qué cosa?
- Me cambiaste.
- No empieces. El que se mandaba cagadas fuiste vos, y desde la última jamás volviste a hablarme. Ni siquiera a disculparte. Menos a intentar luchar o recuperarme... No sé qué pretendés.
- Me sacaste cagando la vez que me llamaste porque viste ese video. Me dijiste cosas re fuertes.
- ¿Me estás cargando Guido? Después de todo lo que te banqué, ¿te venís a hacer la víctima de que no me hablaste por lo que te dije? ¿Pretendías que fuera abrazarte, a decirte cosas lindas? Toda mi vida voy a tener la duda de si me cagaste o no. Mataste mi confianza con todas tus mentiras y es imperdonable - me miraba, sin decir nada como de costumbre - ¿ves? Siempre lo mismo. Tu silencio dice muchas cosas.
- Igual muy triste no te veo tampoco eh. Como te dije antes, vi que me cambiaste rápido, siempre te veo con esos pibes - puso cara como de "qué bien che" y empezó a aplaudir de manera irónica - ¿qué es uno? ¿O son todos los que están ahí?
- ¿Pero quién carajo te crees que sos vos para hablarme así? ¿Para tratarme de puta? Sos de lo peor. No comés y tampoco dejas que lo haga el resto - ya me había enervado.
- No te dije puta - me contestó sobrándome.
- No, pero lo diste a entender. No sos NADIE en mi vida, yo hago lo que quiero y a vos no te tengo que dar más explicaciones ¿oíste?
- A mí me hablas bien, pendeja de cuarta - y me tomó de la muñeca que tenía libre, para zamarrearme - yo hago lo que quiero con vos.

Otra vez lo mismo. Con él siempre era igual. Podía notar cómo varios que estaban a nuestro alrededor se daban vuelta por sus gritos. Estaba reviviendo esas escenas de vergüenza que me hacía pasar frente al resto, que creí enterradas para siempre. Me gritaba y puteaba como un desquiciado. Ante esas situaciones no sabía cómo reaccionar, me dejaba en estado de shock. Me hacía sentir terror de no saber cómo iba a reaccionar, era como si siempre estuviese a punto de pegarme.

Atrapados Sin OpciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora