El Alpha Enfermo

Caza Mate

-Señorita Riley, me alegra que nos haya acompañado en la mañana de hoy.

-¿Cómo va la causa Doug?- le sonreí con arrogancia. El aludido me miró con confusión y decidí interrumpirlo antes de que me preguntara de qué causa estaba hablando- Rhonda es de gran ayuda cuando de convencer se trata.

Douglas, que no sabía de la existencia del sarcasmo, sonrió con orgullo de la guardián.

-Me alegra escuchar eso, por favor tome asiento, está a punto de comenzar su lección de hoy.

Hice lo que me pedía y tomé asiento en el cómodo sofá frente a la estrafalaria silla en la que el consejero de la luna se encontraba sentado.

-Empecemos con lo primero- no pudo contener un suspiro como sabiendo que mi terrible memoria no tenía reparo- ¿En qué fecha se construyeron los cuatro pequeños castillos de la colonia Graf?

Pensé un poco y recordé cuando Donovan había hecho un Full House con una carta de cuatro castillos.

-Se empezó en la luna llena, hace doscientas vueltas de la misma al rededor del rojo.

Douglas abrió tanto los ojos que pensé  que Rhonda había aparecido de la nada en bikini. Solo para comprobarlo volteé mi cabeza para ver una Rhonda de rostro algo desencajado pero con toda su vestimenta propia de guardia puesta en su sitio.

No pude contener la risita que salió producto de la imagen que se puso en mi cabeza.

-Eso fue bastante... preciso señorita Riley. Si no le es dificultoso por favor recite las primeras dos líneas de las leyes lobunas del reinado Graf.

Pensé por un segundo antes de recordar una de mis cartas preferidas por sus colores.

-Mientras más oscura sea la noche más estrellas aparecen a simple vista.

Douglas sonrió de oreja a oreja pero rápidamente trató de recomponerse colocando su corta columna vertebral rígida y vertical.

-¿Los tres elementos más importantes para el castillo?

-Fuego, Agua y Tierra.

- Enrique el séptimo fue el Alpha que organizó una guerra civil hace ciento veinte vueltas del rojo ¿Por qué motivo?

- Unos rogues atacaron el castillo y mucha gente del pueblo los apoyó.

-En realidad no mucha gente del pueblo los apoyó pero así lo hicieron ver los rogues, sin embargo, señorita Riley debo admitir que estoy gratamente sorprendido por su avance.

Sonriendo como el gato favorito de Abigail le hice una reverencia.

-¿Eso significa que ya terminó la interrogación?

-Clases particulares señorita Riley- aclaró Douglas carraspeando- y sí, por hoy creo que lo dejaremos así con historia. Ahora queda una sola cosa por hacer, dígame señorita Riley ¿Qué cosas piensa usted que son de su agrado?

Mi mirada tenía que decir más que mil palabras porque Douglas se apresuró en aclararse.

-Cosas que encuentre divertidas, decoraciones que le gusten, música que disfrute...

-¿Y para qué quieres saber todo eso Doug?

-Porque ya está empezando a conocer de la historia Graf, al igual que del futuro Alpha de la manada, lo justo ahora es que él la empiece a conocer a usted.

Rodé mis ojos pensando en lo que el hombre de un metro de estatura decía, estaba tratando de forzar algo que tenía que salir de manera natural porque pensaba que todo tenía un algoritmo que lo resolviese. Y muchas cosas funcionan así, puedes programar por ejemplo las horas que tienes que entrenar para ser un buen guardián, la mejor combinación de ingredientes para ser un buen cocinero, puedes planear toda una guerra o incluso idear un tratamiento para mejorar la salud de alguien. Pero el amor es quizás la única cosa que no se puede programar.