Nota: hoy subí dos capítulos. Este es el segundo ❤Salí apresurada de la carpa, con ansias de inhalar el aire puro que solo era capaz de otorgar el bosque, e ignoré en el proceso todos los llamados que me hacían varios de los lobos del campamento, incluyendo los llamados de Abigail, porque en este momento lo único que necesitaba era estar sola. Di grandes zancadas por el bosque, intentando llegar al lago que había visto cuando encontré a la rubia, pero como el territorio era desconocido para mí, me perdí, y en cambio di vueltas desconcertadas entre los grandes árboles que rodeaban al campamento. Gruñí, irritada, mientras volvía a terminar en el gran roble por cuarta vez desde que empecé mi recorrido. El árbol estaba ahí, frente a mí, y parecía como si se burlase de mi falta de orientación mientras disfrutaba el dolor que generaba en mi interior. Y yo sabía por qué generaba esa sensación, sabía que me dolía ver al roble porque me recordaba a cierto jardín donde dejé una parte de mí... donde dejé a Cohen.
Derrotada, me decidí sentar en una gran roca que se encontraba a menos de cinco metros de distancia del roble. Al llegar, me sorprendí al ver que desde gran roca se podía ver no solo el lago que tanto había buscado, sino también un hermoso cielo entre rojizo y amarillo que indicaba que ya estaba atardeciendo. Me senté en la roca, anonadada de la hermosa vista de los árboles, el lago y el cielo despejado.
Tan solo tienes que buscarme en las cosas pequeñas
Prométeme que me vas a buscar.
No pude evitar lo que sucedió después de que pasase por mi mente, de forma masoquista, la única petición que hizo Cohen al liberarme: recordarlo. Así que aquí estaba yo, permitiéndome recordar verdaderamente al ojiazul por primera vez desde mi partida. Decidida a recordarlo siempre que viese algo que me dejase así de maravillada, tal como él lo hacía con cada cosa que me decía.
Con el sacrificio que hizo por mí.
No fui capaz de evitar las lágrimas que bajaban apresuradamente por mis mejillas y que no había manera de detener por más que lo intentase. Todo el tiempo que pasé en el Castillo Graf fantaseé con la idea de cómo se sentiría volver a casa, volver a mi manada, yo pensé que me sentiría feliz de regresar y que todo estaría nuevamente bien en mi vida, que correría a campo abierto con Abigail y que comería las ardillas rostizadas en la hoguera de la cena. Pero sentada en esta roca me sentía... vacía. No era que yo no estuviese contenta por haber vuelto al campamento, después de todo ellos eran como mi familia. Era que por estar aquí tuve que dejar una parte de mí en otro lado. Una parte que siempre viviría con Cohen. Una parte que me hacía demasiada falta.
-Riley- llamó una voz detrás de mí en un susurro. Me volteé enseguida para encontrarme con un fornido lobo a menos de dos metros de distancia, él traía ropa de cacería con un arco y flecha a juego, su cabello estaba despeinado, producto de haber corrido por el lugar, y sus ojos estaban abiertos ante lo que estaba frente a él... ante mí.
-Jax- fue mi respuesta, mientras secaba los posibles rastros de lágrimas, algo apenada de que me viera de esta manera, después de todo llorar era muy poco característico de mí antes de conocer a Cohen Graf.
Jax se acercó lentamente sin quitarme por un momento la mirada de encima y apenas llegó a mi lado me dio un cálido abrazo. Su pecho se sentía igual de musculoso que cuando lo dejé y el calor que emanaba su cuerpo logró transferirse de a poco ala frialdad de lo que estaba sucediendo en mi interior. Sus fuertes brazos me aprisionaron mientras él acariciaba mi cabello con delicadeza, como tenía la costumbre de hacer cada vez que estábamos solos.
-Volviste- dijo con asombro, respirando profundamente en mi hombro- sabía que encontrarías el camino a casa.
Casa. Pensé con melancolía antes de que mi mente intercalase imágenes de cierto lobo ojiazul y de lo mucho que me gustaría que fuesen sus brazos los que me estuvieran sosteniendo en este momento, y que fuesen sus manos las que se encontraran enterradas en mi cabello.
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El Alpha Enfermo
WerewolfCohen es hábil en todo lo que un alpha debe ser y en todo lo que un caballero no. Los días pasan y acciones que le salían naturalmente perfectas se vuelven rápidamente ineficientes, las investigaciones dicen que solo una persona puede curar este an...