Nota: De nuevo mini maratón de 2 capítulos ❤ Este es el primero
Rugí de una descomunal manera que hizo temblar las paredes del lugar y me paré de la cama para poner mi cuerpo como escudo, de forma que el guardián no le viera ni la espalda a la pelinegra. Incluso Trent, que parecía siempre estar con su cara de pocos amigos, me miró con destellos de miedo grabados en los ojos. Me acerqué a la puerta lo más rápido que me había movido en toda la vida y lo empujé fuera de la habitación de Riley antes de salir junto a él y cerrar la puerta a mis espaldas de un golpe.
Si la vio tendremos que matarlo. Urgió mi lobo y por un momento estuve de acuerdo con él, haciéndole caso omiso a mi razón.
-¿Nadie te enseñó a tocar? En especial cuando vas a entrar al cuarto de Riley- le gruñí de una manera tan amenazante que lo hizo dar un paso hacia atrás sin darse cuenta. Podía sentir a mi ira incontrolable comenzar a burbujear en mis entrañas mientras lo miraba retroceder.
-Yo...- el carraspeó antes de erguirse, volviendo a su cara de seriedad al instante- debí haber tocado.
- ¿Qué es lo que viste?- le ladré con furia.
-Nada, lo juro- dijo en un tono que hacía el intento de sonar aburrido.
Lo estudié como se estudiaba a un prisionero en pleno cuestionamiento pero pronto me di cuenta que el guardián estaba siendo sincero debido a la nerviosa actitud que cargaba. Exasperado, solté el aire que estaba reteniendo y sentí a mi lobo dar grandes zancadas por mi pecho para intentar tranquilizarse.
-Venía a decir que Donovan está bien en su cuarto- informó el lobo antes de hacer el saludo que les correspondía a los guardianes luego de haber cumplido con una tarea- haré ahora la guardia en el pasillo...- me observó una vez más y vio algo en mí que lo logró incomodar un poco- lejos de la puerta- aclaró.
Asentí mientras lo veía caminar por el pasillo para asentarse en la parte opuesta, atento al llamado de ser necesario.
Suspiré antes de volver a entrar por la puerta de la habitación de Riley. La pelinegra había apagado las luces y se encontraba al lado de la mesita de noche, únicamente iluminada por la luz de la luna que se escabullía por su ventana. Ella no se había molestado en abotonarse nuevamente los botones de la blusa del pijama y ahora contaba con un total de cinco pequeños botones desabrochados que dejaban su pecho casi completamente desnudo.
Cerré la puerta, esta vez teniendo cuidado de cerrarla con llave en caso de que a otro lobo se le ocurriera husmear en la habitación mientras Riley seguía con este extraño efecto secundario del excesivo alcohol.
Sabía que la pelinegra no estaba en un estado consciente y por eso actuaba de aquella manera tan irracional, así que me decidí a dar los largos pasos hasta llegar a su lado. Tomó toda la paciencia y control que se almacenaba en mi cuerpo para empezar a abotonarle la camisa lentamente, botón por botón. Exactamente lo contrario a lo que mi lobo quería hacer en estas circunstancias.
-Sí quiero, más de lo que te imaginas- le dije con seriedad cuando ella posó sobre mí con dureza sus hermosas orbes negras que escondían un deje de tristeza y humillación al creer que era un rechazo el abotonarle la camisa- pero no así- le expliqué luego de abotonarle el último botón- quiero que me recuerdes..., que nos recuerdes.
Riley me atrapó nuevamente con su mirada y se acercó un paso a mí con el ceño fruncido.
-No es como si tuviera otra opción, Cara de bebé- dijo viendo con atención cada facción de mi rostro- no sería capaz de olvidarte, incluso si tratase.
La habitación de pronto se sumergió en un cómodo silencio y yo sentí cómo un poco de la presión de mi pecho, que se había alojado desde la charla con los sanadores, se comenzaba a disipar lentamente con cada segundo que pasaba con la loba. Antes de separarme de ella, le di un beso en su mejilla que dejó a mis labios picando luego de la separación, también ellos estaban reacios a dejarla ir, pero mi mente sabía que estaba haciendo lo correcto al separarme. Incluso si tomaba todo de mí el decirle que no.
ESTÁS LEYENDO
El Alpha Enfermo
WerewolfCohen es hábil en todo lo que un alpha debe ser y en todo lo que un caballero no. Los días pasan y acciones que le salían naturalmente perfectas se vuelven rápidamente ineficientes, las investigaciones dicen que solo una persona puede curar este an...