Capítulo 2

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Los ojos verdes del rubio se dirigieron primero hacia un joven de cabellos castaños claros llamado Mick Taylor quien sostenía una guitarra roja mientras se encontraba sentado en una pequeña silla de color marrón. Al instante, el rubio volvió a observar a su al rededor y se encontró con la mirada de una rubia con flequillo, quien ella al verlo sonrió y corrió hacia él.

—¡Brian! —dijo al caer en sus brazos.

—Anita —solo dijo mientras la apartaba, su humor había cambiado, el verdadero Brian iba a salir a la luz.

Holly observó como el joven alto de cabellos negros quien llevaba una camisa roja y jeans acampanados, llamado Keith Richards observaba a la rubia Anita Pallenberg de falda negra y blusa crema, que con sus botas largas brincaba al ver a su novio.
Anita notó como la incomodidad y una pizca de enojo se reflejaba en su novio, y solo se apartó unos centímetros, la mirada de Brian se centró en otro joven de cabellos marrones ondulados, labios gruesos y ojos celestes.

—Jagger —pronunció el rubio.

—Jones —dijo él con una voz gruesa.

—¿Puedo saber que esa haciendo ese niño aquí? —preguntó el rubio.

—Aún sigo aquí Jones —dijo el "agredido"

—Si, y no se porque sigues aquí. En este lugar solo ensayan miembros de la banda y pueden pasar familiares y amigos.

—Brian, basta —susurró Richards a sus espaldas.

—No quiero comportarme como un mal educado cuando tenemos la visita de una entrevistadora para una revista muy famosa chicos —fue sarcástico el rubio—, pero si tengo que ver a este niño ocupar el lugar del fundador de esta banda, este ambiente se convertirá en uno turbio —lo observó.

—Taylor... —susurró un joven alto de cabellos negros quien sostenía un bajo blanco— mejor ve a otro lado ¿esta bien?

—Bien —respondió el castaño—. Deja de drogarte Jones —dijo por último. Fue la gota que rebalsó el vaso.

El joven de cabellos negros, cuyo nombre resultó ser Bill Wyman observó a Richards un poco asustado, en el otro extremo, el joven de labios gruesos y ojos celestes llamado Mick Jagger notó la tensión y observó a Jones con una pizca de furia. El otro joven de cabellos marrones lacios llamado Charlie Watts, simplemente tomó sus baquetas y se sentó lo mas lejos que pudo.

Al notar que Mick Taylor se fue, Brian Jones soltó toda la furia.

—Mick no quiero a ese niño otra vez en mi estudio.

—¿Tu estudio? —preguntó irónicamente Jagger.

—El estudio de mi banda —lo observó con sus ojos verdosos—, no me lo hagas mas difícil —agregó mientras sacaba un cigarrillo, sus manos temblaban y todos los notaban.

—Deja eso Brian —susurró Richards mientras se acercaba a su lado.

—Tu no me dices que hacer —volteó a verlo mientras se llevaba otra vez el cigarrillo a la boca.

—Brian, eso te hace daño amor —susurró Anita mientras posaba una mano sobre su brazo.

—Anita, no te metas—susurró el rubio un poco fastidiado, su novia estaba empezando a asustarse.

—Poco a poco te estas matando Brian —dijo Jagger.

—Como si tu no las consumieras —respondió mientras afinaba su guitarra.

—Tu te sobrepasas.

—Al carajo con eso Mick, esta es mi banda y respetas lo que hago —fue serio— sin mi, ninguno de ustedes —los observó— serian lo que son ahora.

—¿Tu banda? —preguntó Bill— ¿Estas seguro sobre eso? —lo miró.

—¿Nos estas retando? —preguntó Keith seriamente.

—Está drogado, solo déjalo —le dijo Charlie en voz baja.

—No te reto, solo digo lo que es cierto imbécil —respondió.

—Brian, amor, por favor cálmate —suplicó Anita a sus espaldas.

—¡No te metas! —renegó mientras la apartaba y soltó la guitarra dejándola caer al suelo—. Estúpida... —susurró.

—¡No le hables así! —gritó Keith.

—¡Tu no me dices como tratar a mi novia! —lo miró directamente— ¡¿Quién te crees?!

Holly observó todo desde la puerta, veía la mirada de Mick Jagger; quien estaba furioso al ver que el Brian que todos conocían se había ido. La tensión era fuerte, se sentía y ella supo que haber aceptado entrevistar al "golden stone" llamado Brian Jones, no estaba siendo una buena idea.

—Todos a ensayar —dijo finalmente Brian recogiendo la guitarra que dejó en el sueño.

—No voy a ensayar contigo asi Brian —confesó Mick.

—Lo siento Brian —agregó Charlie—, cuando te calmes, vuelves.

Brian observó a Anita, quien se escondía tras Keith, este desafiaba a Jones con la mirada y el rubio solo se acercó lentamente.

—Anita, vamos, ven.

—Alejate Brian... —estaba asustada.

—Vamos, apártate de Keith —seguía insistiendo.

—Vete Brian... —solo decía.

—¡Que te apartes! —su grito resonó en toda la sala, Mick iba a ir tras Brian, quien estaba a punto de apartar a Richards de un golpe, el pelinegro sabía lo que iba a pasar y solo con su brazo, intentó proteger a la rubia, iba a terminar mal, pero ella habló.

—¡Brian!

Los cinco y la rubia voltearon a ver a la pelinegra, quien con sus papeles y grabadora en la mano miraba fijamente al rubio de ojos verdes, quien la miró sorprendido.

—Se supone que debería entrevistarte, se supone que debería de salir todo bien pero, disculpa que me meta, no los conozco, no me interesa su música, pero pensé que todas las cosas horribles que decían sobre un tal Brian Jones era falso y yo iba a demostrar lo contrario —hizo una pausa—. Pero veo que no me equivoco, eres un maldito drogadicto que se va destruyendo, que no sabe tratar a su novia, ni a sus amigos. Y no se preocupe señor Jones —agregó al ver que él intentaba decir algo—. Simplemente diré que no lo encontré.

Observó a esos ojos verdes que la miraban de una manera confusa y sintió algo muy dentro de ella, pero, que en si, no lo reconoció.

—Vete entonces. Quien necesita a una estupida reportera que solo publica falsedades ¡lárgate! —dijo furioso él, captando la atención de todos.

—En serio veía un futuro en ti —lo observó por última vez y solo se fue.

Brian giró, observó a sus compañeros y a su novia. Pasó ambas manos por su cabeza, tomó su guitarra y lo último que Holly dijo, rondaba por su mente. Tenía que pensar, necesitaba a alguien en quien confiar, sentía que hacer música con Mick, Keith, Bill y Charlie ya no era lo mismo, que ellos ya no se entendían con él. Sentía que el "amor" que le tenía a Anita se iba desvaneciendo, que ya no era el mismo, y que ella se iba a depositar su amor en otros brazos. Brian solo necesitaba a alguien en quien confiar y por su mente rondaba que quizá dejó a esa persona irse.

Pero nunca es tarde para pedir perdón y demostrar que uno puede cambiar.

Fin del capítulo 2.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora