Capítulo 13

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El camino fue silencioso, Brian solo observaba los paisajes de Sussex mientras temblorosamente sostenía un pañuelo. Holly lo miraba preocupada, no sabía que decirle, no sabía como calmarlo, él lucía tan pálido como un muerto, tenía el rostro como el de un niño asustado. Parecía que aunque le hubieran hecho todo el daño del mundo, él aún siguiera ahí, inmune. Que lo aguantaba todo.

Al llegar a la gran casa del músico, él giró a verla, le hizo un gesto para que lo siguiera y ambos salieron del auto. Holly observó como Brian hablaba con Keylock el cual asintió al terminar de hablar con el rubio y se retiró dejándolos completamente solos en la gran mansión de Sussex.

—Como sabrás, ya no estoy en esa banda —rompió el silencio mientras se quitaba su abrigo que lo colocó en un sofá—, disculpa —susurró mientras retiraba dos copas de su mesa de centro; el cual una tenía la marca de un lápiz labial, cosa que incomodó a Holly—, tuve una visita ayer —intentó sonreír—, toma asiento —la observó.

—Gracias —susurró Holly sin quitarle la vista a Brian, quien se mostraba decaído.

El rubio posó ambas manos sobre sus bolsillos y al percatarse de que su pequeña bolsa de cocaína no se encontraba giró su cabeza hacia una pequeña mesa en donde se situaba una lámpara. La pelinegra observó la mesa, y la droga junto a la lámpara azul, agachó la cabeza y no dijo ni una sola palabra.

—Lo siento —murmuró él. Caminó hacia la pequeña mesa dorada, recogió la droga y junto a ella se sentó frente a Holly—. En serio que intenté cambiar ¿sabes? ¿Y qué gano? Nada, absolutamente nada —renegó—, cien mil dolares ahora y veinte mil por cada año que siga la banda, ¿en serio cree Jagger que con eso estaré bien? No todo es dinero —apartó la mirada para dirigirla a su pequeña bolsita rellena de la sustancia alucinógena—. Ellos vinieron hace dos días, justo después de que yo regrese del estudio; ya que fui antes para ver si estaban ahí —contó mientras desataba el nudo de la bolsa, algo que distrajo a Holly, quería quitársela, pero no sabía porqué no era capáz de moverse—, los cuatro fueron a despedirme, a anunciarme de que The Rolling Stones y yo ya no íbamos más. Yo solo quería arreglar toda la mierda que hice, pero creo que llegué muy tarde —sus ojos estaban fijamente sobre los granos blancos de la cocaína cayendo en un pequeño recipiente plano de plata, lista para ser consumida.

—Basta —dijo ella mientras se acercó para tirar la droga, causando una repentina y violenta reacción por parte de él.

Los ojos verdes que una vez mostraron una serenidad y amabilidad, terminaron por asustar a la joven quien era sostenida fuertemente de un brazo, mientras que el otro brazo de él se encontraba levantado dando a entender que podría golpearla en cualquier momento.

—¿También me vas a pegar? ¿Cómo a tus otras novias? —preguntó de manera fría, tratando de calmarse ya que por dentro no solo tenía miedo, sino ganas de llorar.

Él, al verla, bajó su brazo y la soltó asustado. Tomó asiento e intentó no llorar.

—Lo siento —pero falló. Se había acabado.

—Cuando me pediste ayuda, sabía que no iba a acabar bien, porque ya no tenías salida. Estas muerto por dentro, y no me sorprendería si alguno de estos días terminas muerto físicamente —lloró, Brian alzó la mirada también con lágrimas en ella—. Siento decirte las cosas así, tan directas —lo observó y finalmente agregó—. No entiendo cómo me pude enamorar de ti.

Brian Jones sintió un verdadero dolor en su pecho al escuchar la última frase salir de la boca de la periodista. Se mostró confundido ya la vez asombrado. La observó coger su pequeña cartera para luego retirarse. Él al escuchar como se cerraba la puerta, limpió su rostro e intentó alcanzarla, al volver a abrir la puerta la observa mirar el largo camino rodeado de árboles, estaba nerviosa y a la vez temblaba. Tenía un poco de miedo por no saber como volver a casa.

—Llévala a casa Tom —dijo mientras no dejaba de verla—, asegúrate de que llegue a salvo.

Ella observó como él giró para entrar y a la vez cerrar la puerta de su casa, agachó la mirada y solo entró al auto.

Brian intentó recoger la droga que se encontraba esparcida por todo el suelo, e intentó consumirla, pero no se encontraba en ánimos para hacerlo, la había cagado. Ahora se encontraba completamente solo. Ella le había declarado que sentía algo por él; aquello rondaba en esos momentos por su mente, pero agradece no haberle respondido que era un sentimiento mutuo. ¿Qué podía esperar ella de un drogadicto como él? Podía darle la vida de una princesa, por los millones que tenía, pero él se sentía infeliz consigo mismo, la autoestima la traía por los suelos, ella podía sacarlo y rescatarlo, pero se cerraba en su concepto de que volvería a tropezar con la misma piedra llamada "autodestrucción", cosa que Holly le hizo ver y no estaba equivocada.

Al despedirse de Tom Keylock, quizá para siempre, Holly entró a su departamento desconsolada, triste y enojada. Soltó su bolso y camino de un lado a otro lentamente mientras pensaba en él. ¿Realmente se había acabado? Quizá nunca llegaron a una relación, quizá él nunca le dijo cuales eran sus verdaderos sentimientos respecto a ella, pero lamentablemente las cosas terminaron peor de lo que pensaron. Estaba rabiosa, la pelinegra de ojos marrones observaba la imagen que tenía del rubio en el estudio de grabación y se arrepintió de haberle dicho aquellas palabras tan duras, obviamente no le deseaba la muerte, pero la furia se adueñó de ella, tenía rabia de saber que él no era lo suficientemente capáz de protegerse, de cuidarse, tenía rabia de verlo caer en un mundo tan auto-destructivo.

Ambos no querían que se terminara, pero quizá el destino lo quiso así.

Fin del capítulo 13.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora