Capítulo 25

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Una mujer sostenía una bolsa llena de vegetales, caminaba tan tranquila que el hecho de que tocaran su hombro casi hacía que golpee al hombre que se ubicaba tras de ella.

—¡Pat no me golpees! —exclamó Brian con ambos ojos cerrados.

—¿Brian?

El rubio abrió sus ojos y le sonrió a la mujer que en algún momento compartió algo más que una amistad. Pat Andrews.

Brian y Pat se habían conocido en 1960 en una cita a ciegas, él tenía dieciocho años y ya era padre, ella tenía quince y era aún una virgen que venía de una familia muy cristiana. Salir con Brian para Pat era un favor que le hacía a un amigo, pero que cambió cuando lo vio por primera vez, ella aún tenía su cabellera negra y larga, y él todo coqueto con sus cabellos rubios y voz tan elegante que la cautivó desde el inicio. Al cumplir ella sus dieciséis años, le entregó su cuerpo y alma en la casa de los padres del rubio, ella le había hecho el amor, pero él solo realizaba un acto de lujuria, llamado sexo. En 1961, Julian Mark nació, y Pat decidió mudarse a Cheltenham para estar mas cerca de él, pero la vida de los Stones no le convencía del todo, en especial la presencia de Mick Jagger, quien una vez intentó propasarse con ella. Mick creó el rumor que contaba la aventura sexual que había tenido con Pat, rumor que llegó a oidos de Brian y lo desilusionó una vez mas. Brian abandonó a Pat, creyendo que ella fue la que incitó a Mick y el rubio supo que estaba destinado a fallar en el amor.

—Pat se que no nos hablamos desde aquella vez que te dejé a las pocas semanas de que Julian naciera, también fue algo inmaduro, por lo de Mick...

—Ahora sabes que siempre te decía la verdad —dijo ella, la sonrisa que poseía había desaparecido—, te sacaron de tu propia banda —añadió—. Y por lo que veo, algo más te ha afectado para que vengas a mi.

—Yo en serio siento mucho lo que sucedió hace siete años en Cheltenham, igual me sentí devastado, pero también te fui...

—Infiel, lo sé —rió—. Y me abandonaste —dijo riendo. Aquello había quedado en el pasado.

Ambos tomaron asiento en una banca que se ubicaba en un pequeño parque cerca a un mercado de la ciudad, ella con su cabello corto y esponjoso pelirrojo observó como el rubio se había deteriorado físicamente pero a la vez sintió alegría de tenerlo junto a ella una vez más.

—Mis padres dijeron que me buscaste —continuó ella hablando—, querías darme dinero para Julian.

—Es cierto —la observó.

—¿Por qué? ¿Por qué después de todos estos años? —preguntó.

—Algo me hizo cambiar —observó los árboles.

—¿Algo o alguien?

—Sigues conociéndome bien Pat —rió él.

—¿Es aquella muchacha sobre la que leí en el periódico? —preguntó ella.

El rubio asintió.

—Vi que hizo muchos cambios buenos —siguió hablando—, desde el mes pasado no te he visto envuelto en ningún escándalo, salvo lo de tu ex y lo de la banda —pausó—. Por lo que veo y siento, es que te has mantenido alejado del alcohol y drogas ¿verdad? —preguntó.

—Hizo cosas maravillosas —sonrió—, pero la cagué. Por eso creo que tú me puedes ayudar —la volvió a mirar.

—¿Yo? —preguntó extrañada— Después de lo que declaraste el domingo, no lo se Brian.

—Es el amor de mi vida Pat —sus ojos mostraban un brillo, que ni estando con ella en 1960 lo había visto. Las cosas iban en serio.

Aquel comentario la dañó, no solo por el hecho de que para Pat, Brian siempre será el amor de su vida, pero le dolió verlo destrozado, quería verlo feliz.

—¿Entonces por qué dijiste todo eso a nivel nacional?

—Tom dijo que era lo mejor.

—Olvidaba que Keylock se convirtió en tu manager —rodó los ojos—. Siempre te he dicho que no debes dejar a otros que decidan por ti. Tu eres brillante, eres un genio, pero creo que todas esas cosas que ingerías te han dañado por completo Brian —sostuvo sus manos—, tienes que luchar por ella no hay de otra —lo soltó.

—¿Me vas a ayudar entonces? —preguntó con esperanzas de recibir una respuesta positiva.

—Esta bien.

El rubio abrazó a su ex novia aguantándose las lágrimas. Pat era una increíble mujer pero él nunca la mereció, nunca la amó completamente y esperaba que algún día encontrara al amor de su vida, alguien que en verdad la aprecie.

Para Pat, a pesar de que él haya escogido a otra mujer, siempre supo que nunca la consideraría el amor de su vida, pero se alegró que haya cambiado, que la haya buscado y que confié en ella. Ella solo quería ver a su chico feliz.

Al llegar las ocho de la noche del mismo lunes. Brian había hecho un último esfuerzo, fue al departamento de la muchacha de manera incógnita, deslizó la carta por debajo de la puerta y pasó a retirarse. Al no contestar sus llamadas durante la mañana, había decidido que una carta sería la mejor opción, claro si es que ella lo llegara a leer.

Holly cruzaba la pista para dirigirse a su domicilio y al abrir la puerta principal, encontró la carta. No la firmaba nadie, solo el nombre de la pelinegra estaba plasmado en el papel. Y a pesar de lo tarde que era, ya tenía una idea de quien podría ser.

Al entrar a su departamento, se sentó en el sillón y con cuidado la abrió, la hermosa caligrafía de Brian Jones volvía a ser presenciada ante los ojos de Holly Lee.

"Hola,
Creo que poner 'querida Holly' no sería lo más apropiado, luego de lo que pasó y en especial si viste aquel programa ayer en donde yo, bueno ignora eso. Quizá ahora quieras romper esta carta, pero antes que lo hagas solo termina de leerla, por favor. Si ahora le estas prendiendo fuego o arrugándola, sabré que he perdido. Yo tenía mis dudas sobre si mi mundo, mi vida se acomodaría a la tuya, no quiero que te vayas, pero si te vas al menos no saldrías herida, no te joderían como lo hacen conmigo. Pero no estoy diciendo que te vayas, solo, ya ni se lo que digo. Solo quiero, como lo dice una canción que una vez toqué:
Quiero que vuelvas otra vez, quiero tu amor otra vez. Sé que resulta difícil de razonar conmigo, pero, esta vez será diferente, cariño tú lo verás.
Vuelve otra vez Holly. Te lo pido por favor.
Tuyo eternamente,
Brian Jones."

Holly lloró al leerlo, pero no sabía si creerle o no. Asi que con el dolor de su alma, devolvió la carta al sobre y la guardó en su cajón.



Fin del capítulo 25.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora