Nerviosa, ella salió del baño por quinta vez y al tirar la toalla a su cama, con la que se había secado las manos, volvió a observarse al espejo. Acomodó su lazo, y al verificar que su cinturón esta correctamente abrochado, tomó las llaves del auto que en la mañana había alquilado y decidió salir de su departamento.
Mientras tanto el rubio al notar que se encontraba en un estado altamente nervioso, decidió tomar su inhalador y aplicárselo para poder calmarse y de pasada, calmar a su amiguito que llevaba entre sus piernas. Entre risas fue al baño y se acomodó el sweater a rayas horizontales azules y blancos, para bajar a la cocina y servirse un buen cereal con leche.En cada semáforo en rojo, Holly se observaba en un pequeño espejo para verificar que sus labios estén perfectamente rojos, y al cruzar las principales calles del centro de Sussex, tomó el camino largo cubierto de arboles que la conducía al condado de granjas y grandes mansiones que se ubicaban dentro de aquella ciudad inglesa. Desde su domicilio hasta el de él, tardaba por lo menos de veinte minutos a lo máximo (pues, el tráfico no era ningún problema).
—No cometas nada estúpido —se dijo Brian a si mismo mientras leía el periódico—, hoy es el último día y eso no te da derecho a cometer tonterías —volvió a aconsejarse.
Al terminar de lavar los utensilios, subió a lavarse los dientes y luego de aquel acto observó su dormitorio. Su cama andaba desarreglada, observó su dormitorio una vez más y se deshizo de todo pensamiento impuro como el de querer traer a la joven y pasar una "velada", a plena luz del día.
Bajó y sintió satisfacción al ver su propio hogar en perfecto orden por primera vez. Sentía que la visita de ella lo valía. Salió para dejar la reja abierta, no sintió ningún temor a pesar de que no había nadie más que él en la casa, prestó atención al paisaje de la carretera cubierta de árboles, más el cielo celeste despejado y volvió a casa.El pánico se le hizo presente a la muchacha de veintidós años al ver la reja abierta. Estaba nerviosa, pero tenía que entrar.
Él, al escuchar el motor de un auto, le pidió por única vez a Dios, de que no fuera una fan, o una groupie.Pero, a pesar de lo emocionados y nerviosos que ambos están. De nada sirve, pues ambos dieron a entender que ninguno siente algo por el otro.
Holly salió del auto, acomodó su pantalón acampanado amarillo claro y su sweater rojo carmesí, sacudió sus botines marrones y cerró la puerta. Con ambas manos ahora sobre su gran bolso caminó hacia la puerta y con cuidado tocó el timbre.
Brian, se colocó de pie, acomodó su pantalón de dos colores (gruesas rayas verticales color crema y un tono más oscuro al anterior) y caminó hacia la puerta.—Hola —dijo ella cuando él apareció.
—Hola —le respondió—, adelante.
Holly quedó asombrada por el orden de la sala, parecía que ni si quiera era la casa del músico, mientras que Brian, quedó asombrado por lo pegado que aquel pantalón le quedaba a ella.
—Veo que hiciste un buen trabajo con tu casa —giró para verlo.
—¿Ah? —apartó la mirada—, gracias —la miró—. ¿Crees que así estoy bien?
—Siempre estas bien —su tono de voz fue bajo—, digo, te catalogan como uno de los ingleses que tiene un buen gusto por la moda. Y no me equivoco —sonrió mientras se sentaba.
—¿Lo dices en serio, con esta ropa que llevo puesto? —sonrió.
—Lo digo en serio —hizo una pausa—, es parte de ti. Es tu estilo, eso te hace especial.
—Gracias —susurró.
—De nada.
Apartó la mirada con ella al mismo tiempo, metió las manos en sus bolsillos y volvió a hablar.
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Vuelve otra vez «Brian Jones»
Romance«Quiero que vuelvas otra vez, quiero tu amor otra vez. Sé que resulta difícil de razonar conmigo pero, esta vez será diferente.» Brian Jones no sabía lidiar con la música y la fama. Tenía problemas y a pesar de ello, creía que todo estaba bien. Cada...