Capítulo 11

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Había amanecido, y la pelinegra al abrir sus ojos recordó lo sucedido en la noche anterior. Brian Jones había dormido con ella. Giró lentamente, pero él ya no estaba.

Observó al techo de su habitación, y recordó como ambos durmieron con un cálido abrazo, nada de malicias, nada de sexo, solo dos amigos protegiéndose. Observó la almohada que estaba a su lado y posó su mejilla en ella, olía a él, un aroma tan suave pero a la vez varonil, le hizo recordar cuando lo abrazó, cuando posó su rostro cerca a sus cabellos de color de oro.

Holly se levantó de la cama, la destendió para que se ventile, cogió su bata y salió a la sala, pero al ver las pertenencias de él algo dentro de ella la hizo sentir feliz.

—Al fin despertaste —dijo una voz a sus espaldas.

Ella solo giró.

—Hola —solo respondió Holly al verlo.

—Hola —dijo él.

—Pensé que te habías ido.

—Tom vendrá por mi en unos minutos —dijo—, creo que alguien se olvidó de avisarle ayer que yo seguía con vida —sonrió.

—Estabas tan ebrio que primero tenía que asegurarme de que siguieras con vida —sonó tranquila.

Brian agachó la mirada y relamió sus labios, volvió a alzar la mirada y al sentarse solo la observó.

—¿Por qué lloraste ayer?

—Porque me preocupé —acomodó su bata—, los amigos lo hacen —intentó ocultar algunos sentimientos con la "amistad".

—Había olvidado lo que era tener amigos —alzó las cejas, actuó un tanto sorprendido y rió—, gracias.

Holly solo asintió.

—Iré a hablar con ellos, como te dije anoche —continuó hablando—, iré a disculparme. Si Keith se quiere quedar con Anita, no me opondré. Al final me di cuenta que eso no me afectó mucho —fue serio.

—Sigo pensando en que superar a alguien no es tan rápido.

—Fue la traición de mi amigo lo que más me dolió. Yo dejé de sentir cosas por Anita hace mucho.

Ella solo lo observó, no dijo nada, hasta que el timbre sonó pocos segundos después.

El rubio sostuvo su saco y antes de salir observó a la pelinegra una vez mas

—Te llamaré luego para coordinar sobre la sesión de fotos y los detalles de las últimas preguntas —apartó la mirada por unos segundos—, creo que necesito estar un poco solo —volvió a verla.

—Esta bien, esperaré —respondió ella mientras lo seguía viendo en la puerta de su departamento.

—Gracias por entender —hizo una pausa—, amiga.

Le había devuelto la jugada.                    

Holly al ver al rubio irse, sintió una incomodidad, se sintió vacía. Sabía que tenía que detenerse, no juzgaba a Brian por su pasado, solo que tenía miedo a lo que la fama podría causarle a él: mas daño.

Él, en el camino de regreso a casa observaba el paisaje, recordó la noche que pasó junto a la periodista y recordó su rostro cubierto de lágrimas intentando ocultarse en su cuello, diciendo que tenía miedo que le hagan daño. Le creyó, los amigos se protegen el uno al otro y maldijo entre sus pensamientos, creer que ella llegaría a hacerle caso a un drogadicto, un músico que abandonaba a sus hijos, que los negaba; un músico al cual la fama ya lo estaba consumiendo.

Al llegar a su casa, el rubio subió directo a su habitación, tiró su saco, se quitó la camisa, buscó ropa nueva y sosteniéndola en sus manos se metió a la ducha. Mientras se duchaba volvió a pensar en ella una vez mas, intentó que aquella latina abandonara sus pensamientos, pero cada vez era imposible. Luego la banda apareció en su mente, y lo que podría pasar si todos llegaran a ponerse de acuerdo: su expulsión. Tenían argumentos que les favorecían y perjudicaban al rubio de ojos verdes. Pero no le importó y solo continuó su baño.

Al terminar, luego de veinte minutos, secó sus cabellos y terminando de acomodar su camisa de color hueso, observó un paquete de cocaína que se ubicaba en una mesa de su cuarto.

—Lo siento Holly —susurró a si mismo.

Y luego de consumirla llamó a Tom Keylock para que este lo llevara al estudio.

—¿Me contarás que pasó ayer? —dijo Tom mientras manejaba.

—Si estas pensando en que tuvimos sexo, estas equivocado —respondió mientras lo veía por el espejo retrovisor.

—Eso es difícil de creer, pero por primera vez en su vida parece sincero.

—Que chistoso —fue sarcástico.

—¿Te estas enamorando? Te dije que podría traer consecuencias...

El rubio volvió a verlo por el espejo.

—No, solo soy su amigo.

—¿Tu lo crees o ella te lo dejó en claro?

—¿Por qué no te callas?

Al llegar al estudio, Brian se dirigió rápidamente hacia la sala de grabación, cogió una guitarra y la conectó al amplificador intentando dar notas claras, pero el abuso de las drogas era tan enfermizo, que sus dedos temblaban al tratar de hacer contacto con las cuerdas.

—¿Brian? —preguntó un voz femenina—. He tratado de localizarte para que podamos...

—No me importa, ya todo quedó en el pasado Anita —aclaró al voltear para ver a su ex-novia—. Me vale mil mierdas si estas con él, solo no malogres mi banda ¿si? —agregó mientras se colocaba de pie—. Necesito aclarar varias cosas con ellos —siguió diciendo mientras sacaba otro paquete de cocaína de sus bolsillos.

—Brian deja eso —intentó calmarlo.

—Tu no eres nadie para decirme que hacer, ahora quiero hablar con tu novio y el resto.

—Ellos aún no vienen, les diré que te vayan a buscar a casa —estaba nerviosa, Brian no estaba del todo bien, muy aparte de las drogas.

—¿Me estas botando? —preguntó.

—No —respondió asustada—, solo que en el estado en el que te encuentras, es mejor que te vayas a descansar, ¿por qué no llamas a Holly?

Él rió.

—No la metas.

—Pensé que eran amigos.

—Solo eso somos —miró al suelo—, amigos.

Anita observó el brillo en los ojos de su ex-novio e intentó acercarse.

—¿Sientes algo por ella? —le preguntó tranquilamente.

—¿Por qué hablo de esto contigo? Si tu fuiste la que me puso los cuernos. No debería decirte nada —la observó.

—Porque te conozco lo suficiente, lo siento, por no haberte dicho las cosas y que todo haya acabado así. Solo me alegro de saber que hay alguien ahí fuera que esta tratando de cambiarte. Pero lo malo es que sin esa persona, tu solo vuelves a recaer.

El rubio solo la observó, no dijo nada y al salir del estudio dijo:

—Si ves a los demás, les avisas que vine.

Anita observó a Brian pero no dijo nada. Ella sabía porqué los demás miembros no estaban en la sala de ensayo, era simple, estaban yendo a la casa del rubio para aclarar todo de una buena vez.

Los miembros de la banda habían planeado hacer una gira en los Estados Unidos, pero Brian era el único miembro que no contaba con la visa apta para realizar el viaje por problemas con las drogas. Esa y la ruptura con Anita fue la gota que rebalsó el vaso y dio una excusa perfecta para realizar una sola cosa por parte de los miembros restantes: la expulsión de Brian Jones.


Fin del capítulo 11.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora