Capítulo 27

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Faltaban treinta minutos para las doce, el tres de julio se acercaba.

Janet Lawson, novia de Tom Keylock se encontraba estacionando su auto en frente de la entrada de la casa del rubio, al bajar del vehículo se dirigió hacia la puerta tocó dos veces y Brian al verla se sorprendió pero no sintió ninguna molestia.

—¿Janet?

—La reja estaba abierta, no me culpes.

—No te preocupes, esta bien —sonrió mientras la dejaba pasar—. La verdad, es que espero a alguien —dijo alegremente—, adelante —le dijo mientras abría la puerta de la pequeña "biblioteca", no quería que arruinara lo que el rubio había decorado en la sala principal.

—¿Otra de tus conquistas? —preguntó la rubia de manera burlona mientras escuchaba la música que provenía desde la sala de Jones.

—Esta vez se que durará para siempre —le respondió—. Bueno, en serio espero que seas breve, estoy sacando a medio mundo de aquí —señaló a tres trabajadores que estaban alistando sus cosas—. Nadie me va a malograr esta noche.

La rubia de cabellos cortos observó la sala (a través de la puerta), el lugar estaba rodeado de un par de velas y dos copas de vino.

—Sí, ya veo —dijo sorprendida y añadió—. Solo quiero unos papeles de la banda y unos tres sobres verdes, algo así me dijo Tom.

—Iré a ver si los encuentro —dijo tranquilamente.

Mientras el rubio iba a buscar los papeles que Janet le había pedido, la rubia observó salir a tres hombres y supuso que el auto azul que se estacionaba fuera de la propiedad, era de ellos, no le dio importancia y se dedicó a ver los libros que el músico poseía.

Brian bajaba las escaleras con los tres sobres que se le había encargado y los dejó en una de las mesas que se ubicaban en uno de los pasadizos de su casa. El ruido de la música había enojado a Frank Thorogood quien se encontraba en el baño arreglando su maleta para poder retirarse. Salió del baño y decidió tomar la salida por el jardín, en eso encontró al músico quien buscaba algunos papeles en una de las mesas cerca a la piscina, observó que traía un pantalón desgastado y una bata que cubría su torso. Frank lo miró con desprecio, había consumido unas pastillas horas antes, pero en vez de calmarlo, habían hecho todo lo contrario.
Por otro lado Janet se dirigió hacia donde el rubio se encontraba y observó a Thorogood quien evitó verla, ella se sentía extraña y llamó a Brian.

—¿Ya los tienes? —dijo a distancia.

—En eso estoy —le respondió—, vuelve a dentro, ya regreso.

Janet insegura se retiró del lugar y volvió a la habitación en donde Brian le había dejado.

El rubio, quien había visto al trabajador volvió a buscar sus papeles, pero el sonido de su maleta chocando con el suelo hizo que volviera a verlo.

—¿Sucedió algo? —preguntó Jones.

—Venía a decir que ya me retiraba —respondió serio.

—Bien —dijo al volver a posar su mirada a la mesa de vidrio.

—La verdad Brian —volvió a hablar el pelinegro—. Me das pena —dijo.

El rubio sintió un enojo por dentro. Brian era fácil de hacer enojar, una vez que alguien lo conseguía, no había vuelta atrás.

—¿A qué viene eso? —dijo mientras se acercaba—, ¿es porque no te he pagado? Eso tienes que arreglarlo con Tom, no conmigo.

—Das tanta pena, que ni puedes administrar tu propio dinero —se acercó a Jones, ambos estaban cerca de la piscina—, ¿tu crees que así como estás, todo hecho mierda, Holly durará contigo?

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora