Epílogo

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"Querido Brian:

Ha pasado tanto tiempo desde que te fuiste, recuerdo que aquella noche en que llevé tu cuerpo a la morgue. Tus padres vinieron junto con tu hermana. Nunca los había visto antes, pero ellos me abrazaron como si fuera su propia hija.
Recuerdo que lloramos mientras tu cuerpo estaba sobre una mesa de metal, sabíamos que habíamos perdido lo mas preciado.

Bill me contó que Frank llamó al estudio, preguntaba por Tom, pero fue tan directo en decir que habías muerto que había tomado por sorpresa a Andrew y junto a él a los demás quienes seguían grabando. Keith fue el único que lloró esa noche, Anita lo siguió y lo abrazó como si fuera el fin del mundo; años mas tarde ellos dos me buscaron y arreglamos las cosas. Bill me siguió contando que esa noche nadie dijo nada y solo se retiraron.

Hubo un concierto en tu honor días después, fue el más grande de todo Europa. Mick leyó un poema para ti y soltó miles de mariposas blancas pero digamos que la mitad de ellas murieron.

El velorio fue siete días después, el diez. Bob Dylan te obsequió un ataúd de plata, habían miles de fanáticos en tu funeral. De la banda, solo fueron Bill y Charlie, mientras que Keith y Mick se fueron con sus respectivas novias de viaje y no se despidieron de ti, pero bueno, tendrán sus motivos.

La razón por la cual tu familia me acogió como si fuera su hija, fue porque tu hermana todo este tiempo había hablado contigo y tú le habías contado todo sobre mí. Dijeron que había hecho un gran cambio en ti, un gran trabajo. Pero yo solo les dije que era amor.
Tu hermana y yo nos convertimos grandes amigas.

Intenté recuperar tus pertenencias, pero fueron quemadas, grabaciones de canciones con un buen futuro, composiciones impresionantes. Me hubiera gustado escucharte cantar.
Aunque solo tenga el único regalo que me diste, el anillo, el collar y las únicas dos cartas que me escribiste. Nada material se va a comparar a tus caricias, ni a los besos que me repartías y ese único "te amo" que me declaraste, eso era lo único valioso para mí, junto a tu sincero amor.

Sobre Frank y Tom, ambos fallecieron, y se dijo que Thorogood había confesado que te había asesinado, que lo había planeado. Pocos años después de tu muerte, Janet, quien estuvo presente esa noche, me escribió una carta a escondidas de Keylock y me lo confirmó. En ese entonces, todos pensaron que sufriste una sobredosis, incluso tuve que creer en eso, pero algo no andaba bien. Yo lo sentía.
Aparentemente todo salió a la luz, aunque aún después de tantos años, quieren sacar tu cuerpo para hacerte una autopsia. No te dejan descansar en paz.

Sigo viviendo en el segundo piso del edificio en donde nos conocimos más a fondo por primera vez, en Sussex. Todo sigue igual, hasta la canasta de las rosas que me enviaste (obviamente las rosas murieron, pero en el recipiente guardo lo que me obsequiaste).

Seguí con mi trabajo, aunque el dinero que gané con tu entrevista sigue en un baúl guardado. No podía ni tocarlo. Me dediqué desde aquel día a ayudar a adictos a los alucinógenos, incluso a personas con la enfermedad del asma. Mi vida fue buena, y aunque se esté terminando, aún me sonrojo y mi corazón late rápido cuando te veo en alguna fotografía, o en algún video.

Pude conocer a Julian Mark, tu hijo, y con el pasar del tiempo, se parecía cada vez más a ti. Era tu vivo retrato. Él aún siente rencor por los Stones, dice que ellos destruyeron tu vida.
Mi amistad con Pat sigue hasta hoy, y ella aún sigue defendiéndote de todas las acusaciones e historias falsas como la que una vez creó Mick.

Voy a verte tres veces al mes, limpio tu lápida y le cambio el agua a las flores. A veces me encuentro con fanáticos de todas partes del mundo, que declaran a menudo de que eras el verdadero genio tras su pequeña pero ahora poderosa banda, que sin ti ya nada volvió a ser lo mismo. Y tienen razón. Al final todos te amaron Brian.

Si tienes dudas, no, no volví a enamorarme, te fui fiel. Intenté volver a rehacer mi vida, pero algo siempre sucedía. En junio de 1969 conocí al amor de mi vida y en un abrir y cerrar de ojos lo perdí.

Continué con mi trabajo, aunque con algunos paparazzi tras de mi para averiguar detalles de nuestra relación, bueno una relación formal no sé si considerarlo. Nunca hubo el "¿deseas ser mi novia?", esto fue más que eso, y aunque al final llegamos a "formalizar" o algo parecido, no hay palabras para describirlo. Son cosas que pasan una vez en la vida.

Solo vive en mis recuerdos, en mi pasado, pero sé que estas aquí, cuidándome.

Te escribo esto porque necesitaba sacar todo por última vez, mi cuerpo ya no funciona con la misma vitalidad de antes, como cuando tenía veintidós años. Se que estás pidiendo verme, lo siento en mí. Siento que ya es hora de vernos, y recuperar la velada que teníamos pendiente.

Eternamente tuya,
Holly Lee."

Vuelve otra vez.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora