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Primero me enamoré de tu catástrofe y después de ti, primero de tus cicatrices y luego de tu piel- Benjamín Griss

Tiffany

Cuando se trata de "salir del closet" muchos dicen que es fácil hacerlo, pues claro; decirlo siempre es fácil, pero para otros nos resulta muy difícil hacerlo y eso es lo que realmente importa.

Pensé en hacerlo cuando ya había terminado mi segundo año universitario, tenía veinte años y mantener oculta mi orientación sexual jamás había sido tan difícil como cuando me comenzaron a presionar con sus preguntas respecto a mi permanente estadía en mi cuarto y las pocas ganas que tenia de salir de él. Pero desde hace bastante tiempo atrás quería hacerlo, sólo que nunca pareció el momento indicado. Tal vez ni siquiera existía tal momento pero necesitaba hacerlo y no por el hecho de que quisiera tener pareja o algo (aunque quería), sino por el hecho de mentir y preocupar a quienes más amaba y se interesaban por mi salud emocional.

A quien no pude mentirle más fue a mi mejor amiga que amenazaba cada día con buscarme ayuda psiquiátrica.

Mientras ella cerraba la boca y volvía abrirla luciendo como un auténtico lagarto fuera del agua, vi pasar frente a mis ojos todos esos momentos que vivimos juntas y habían unos que no recordaba pero solo porque éramos apenas unas bebés. Habíamos sido amigas desde siempre, no podía recordar un momento de mi vida sin ella ahí así que ese riesgo que había tomado al contarle era demasiado peligroso y me dolería muchísimo perderla por el simple hecho de que me gustaban las chicas, por algo que no podía ni quería cambiar.

Sabía que había una gran probabilidad de que se enfadara porque no se lo había dicho antes, pero si ella se enfadaba yo lo haría también, quiero decir ¿Qué clase de mejor amiga no se da cuenta de la orientación sexual de su mejor amiga? Debió sospecharlo cuando años atrás fingí ser novia de Key que estaba tan atrapado en el closet como yo.

Tardó un tiempo en contestar, pero finalmente suspiró y dejó sus gestos de duda.

-¿Estás segura?

-Yoon, te dije que...

-Sí, sí, lo dijiste. Pero, ya sabes, quiero decir; no has estado con una chica, no puedes estar 100% segura. ¿Qué tal si no te gusta...?

Era un buen punto, pero yo aún no le decía que los hombres me provocaban repulsión y pensar en alguno de forma potencialmente romántica parecía incorrecto. No le conté que cuando di mi primer beso a los quince años terminé llorando toda la noche porque sabía que no había sido el beso, no había sido el chico; había sido yo, incapaz de poder desear a un chico y ser "normal" como todas las personas a mi alrededor.

Estaba por explicárselo, pero Yoona no me dejó hacerlo, sólo se puso a aplaudir con una estúpida sonrisa en su rostro mientras daba saltitos haciendo rodar sus almohadas desde la cama al suelo.

Taeyeon & Tiffany (D&K) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora