C a p i t u l o 12

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La institución nunca le había parecido tan inmensa y aterradora a Maxie. Los alumnos parecían menos ruidosos ese día, más mirones y susurradores entre ellos. Quizás ella se estaba persiguiendo al pensar que todo ese circo era por su vestimenta, pero no podía evitar darse cuenta de que todos reparaban en ella.

Muchos tenían una expresión sorprendida, otros inescrutables, algunos simplemente pasaban de ella. No sabia como sentirse, como devolverles la mirada. Se decidió por mantener su cabeza en alto y el andar confiado que siempre utilizaba cuando vestía de muchacho, de todas formas siempre fue fingido. Al parecer, Maxie siempre fingía.

Intentó buscar a Rafael o alguno de sus sobrinos, ninguno estaba cerca para socorrer el englomerado de ansiedad que era ahora. Suspiró con resignación en cuanto la campana sonó, tomando camino a su clase del día.

Llegó tarde, y no pudo elegir peor día para ello. Cuando entró al salón, todas las miradas estaban puestas en ella de una manera acusadora, casi perversa entre sus sonrisas calculadoras. Intentó que no se notara como había pasado saliva por su garganta, los nervios le hervían los órganos y sus mejillas adquirieron un tono escarlata.

Ella tomó asiento en su lugar habitual, los estudiantes a su alrededor corrieron de manera disimulada sus bancos, dándole un pequeño circulo de aislamiento. Pero claro que ella lo había notado.

El profesor Lenlay la observó por sobre sus gafas a medio caer. No se molestó en ser discreto cuando su mirada fue desde su rostro maquillado hasta sus zapatillas blancas con dibujos de rosas. Se acercó a su banco, Maxie se encogió de inmediato.

-¿Esto es una clase de broma?- ella estaba confundida, lo observaba en silencio con el corazón latiendo con ferocidad.- ¿Que haces vestido así, Max?

-Soy Maxie.- Lenlay acercó su rostro arrugado hacia la boca de Max para escucharlo mejor, sus ojos verde opaco miraban los azules esperando a que éste repitiera lo dicho. - Mi nombre es Maxie.

-¿Maxie?- rió.- Nombre de niña, ¿eso es lo que crees que eres?

Las risas de los estudiantes no se hicieron esperar, la observaban con burla. Maxie jamás se había sentido tan denigrada.

-Ve a cambiarte de ropa, luego vuelve.- Su profesor, que aún no calmaba su risa, volvió a escribir en el pizarrón, ignorando de manera olímpica como los demás alumnos seguían con insultos hacia Max.

-No tengo otro cambio se ropa- explicó ella, deseosa de que su tortura fuera acabada. No tuvo suerte. El profesor la miró con desinterés y algo de rabia bien disimulada.

-Entonces deberás irte de mi clase, Max- hizo énfasis en el nombre varonil, y volvió a darse la vuelta, dándole por completo la espalda a la muchacha.

Maxie, que no estaba dispuesta a más humillación, juntó sus cosas y se dispuso a salir.

-¡Hey, Maxie!- Lucca, un estudiante de contextura grande, la miraba desde el fondo, lanzó un papel que le dio de lleno a su cabeza. Entre las risas de los estudiantes, él le indicó que lo leyera. El papel tenía un dibujo del que, supuestamente, era Maxie con un par de pechos exagerados y una falda demasido corta.- A ver cuando te vistes así y me visitas.

El resto de los mandriles que lo acompañaban, echaron a reír, haciendo movimientos obsenos con su pelvis en dirección a Max.
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Maxie lloraba con desconsuelo en el piso de un pasillo intransitado. Limpiaba con rabia las marcas de maquillaje que embarraban sus mejillas. Se sentía estúpida por creer que su primer día sería fantástico, digno de una novela de televisión. Donde todos aceptarían su nueva yo, y la observarian con admiración por su valentía.

Metamorfosis de piel [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora