-Dios, eso sonó horrible.- Rafael se quejó dejando a un lado su guitarra acústica. Oyó como Livvy, Kit y Tavvy, que ya había salido de detención luego de una semana; se quejaban ruidosamente. Habian practicado la misma canción diez veces en el día.
-Tu voz me está sonando horrible a mi- argumentó Kit.- Estás siendo un dolor en mi cabeza. ¿Por qué es tan importante esta canción?
Rafael lo miró a lo ojos unos largos segundos, negó con su cabeza en rendición y volvió a tomar su guitarra para volver a ensayar. No estaba dispuesto a confesar en voz alta por qué One de Ed Sheeran, era tan importante para él. Ni el motivo por el cuál ensayaban esa canción todos los días durante arduos intentos para que saliera perfecta, algo que para el moreno jamás lograban. No estaba dispuesto a admitir que planeaba declararse a una singular muchacha de cabellos rubios, ojos azules y voz dulce.
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Maxie miraba el reflejo en su espejo, llevaba un pantalón oscuro y una camiseta de los Rolling Stone's. Cada vez que la banda ensayaba debía vestirse así, como un hombre, para que nadie sospechara ni supiera nada. Tavvy ya lo sabía, pero había aceptado guardar silencio sin imponerse demasiado.
¿Cuándo se lo dirá a ella?
No sabia cuánto temor había en que Livia se enterara hasta que estuvo cerca de su aroma a jazmín. Era consciente de los sentimientos de la pelinegra, no era ciego. Pero se había esforzado mucho tiempo para mantenerse fuera de su alcance, saliendo con chicas en las que no se fijaría realmente porque solo tenia ojos para la Blackthorn. Tenia miedo, miedo de que lo trataran aún peor si creían que era homosexual, para luego enterarse que quería ser mujer. No estaba dispuesto a pagar doble precio, por ello comenzó a salir con chicas faciles, recibiendo sexo de su parte, uno que en verdad no disfrutaba, le daba asco de sí misma.
Pero no podía someter a Livvy a aquello. A ser señalada como la que alguna vez tuvo algo con un hombre que luego seria mujer. Livia no era lesbiana, era bien sabido, tampoco bisexual. ¿Maxie tendría oportunidad? Claro que no.
A Livvy le gustaba su envase. Por como se veía. ¿Le seguiria gustando si ahora era una niña?
La respuesta era negativa para los ojos de Maxie.
Un sonido en la puerta lo hizo sobresaltar. Tocaban con suavidad la madera, llamando para ingresar. Max se aliño la ropa y abrió con una sonrisa coqueta la puerta de la habitación. Por alguna razón esperaba que fuera la muchacha de cabellos negros, pero en su lugar se encontró a Magnus, sosteniendo una gran caja color celeste pastel.
Max le miró con curiosidad y se hizo a un lado para dejarlo pasar, cerrando la puerta tras de sí y sentándose al otro lado de la cama de Rafael.
-¿Sábes que tengo aquí?- Max negó con suavidad.- Escucha, Maxie. Con Alec entendemos perfectamente tu miedo a que Livia se entere, pero ya haz sacrificado mucho, ya te haz enfrentado a los monstruos del instituto. Llevas una semana allí dentro, mostrándote orgullosa aunque por dentro tiembles, han dejado de burlarse de ti. Se que el rechazo de Livia podría romperte el corazón, pero es un paso que debes de dar. No vamos a presionarte pero...
Magnus abrió la caja con lentitud, Maxie contuvo la respiración al ver que dentro de esta se encontraba un precioso vestido del mismo tono que la caja. Maxie lo sujeto en lo alto para admirarlo.
El vestido pastel era corto, unos centimetros más arriba de la rodilla, el tul era transparente con una pollera del mismo tono ceñida al cuerpo. Carecía de mangas y tenia el cuello alto, adornado con botones blancos que llegaban hasta el pecho. Era sumamente precioso y algo que ella sin duda elegiría.
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Metamorfosis de piel [sin editar]
FanficAlexander y Magnus Lightwood-Bane están felizmente casados hace más de veinte años pero nadie les advirtió que ser padres iba a ser totalmente diferente a una vida de esposos, sobre todo cuando sus tres hijos ya no eran niños pequeños sino adolescen...