Maxie estaba sentada frente a Einar, quién la estudiaba con una sonrisa encantadora y unos ojos verdes vivaces. A ella le resultaba reconfortante su apariencia, la manera en la que inspiraba confianza y calidez. Pero aún así, el nerviosismo le picaba en las palmas y el saber que tanto Alec como Magnus esperaban en otra sala, le provocaba cierta ansiedad que le era dificil ocultar.
Habian pasado quince minutos presentándose en lo que el hombre había tardado hacer café para los cuatro. Luego había empujado con suavidad a Maxie dentro de una habitación improvisada que simulaba un consultorio, con un largo sofá color caoba, un escritorio simple con dos sillas móviles y un librero detrás, un ventanal que mostraba la ciudad y las parades de un color gris tenue con un subtono azul que daba calma a sus revoltosas emociones.
-Creo que ya pasamos mucho tiempo en silencio. ¿Qué tal si empezamos?- Einar miró con paciencia a Maxie, ésta se removió en su silla y lo observó asintiendo levemente.- No tomaré notas porque eso lo hace demasiado técnico. Quiero que hagamos de esto una simple conversación en la que te sientas segura. No voy a juzgarte.
-Entiendo.
-¿Sábes por qué es recomendable que vengas a éstas sesiones?
-Para que así pueda aceptarme, eso dijo Magnus- su voz era un susurro débil, aún incómoda por tener que hablar de un tema tan delicado como éste frente a un completo desconocido.
-Claro, eso es de suma importancia y lo irás logrando paso a paso. Pero me han dicho que estarias dispuesta a un tratamiento hormonal- ella asintió-. ¿Sábes que son irreversibles? Una vez que el estrogeno esté en tu sistema y haga cambios en tu cuerpo, no podrás detenerlos. ¿Entiendes eso Maxie?
-Suena como si usted no estuviera de acuerdo- replicó ella. Él frunció ligeramente el ceño pero luego volvió a la misma expresión blanda y pacífica de antes.
-Si estuviera o no de acuerdo, no debería influenciar en lo que es tu decisión. Sin embargo, aquí entre nos, estoy muy contento de que estés decidida a este paso.
-¿Lo está?- anonadada, levantó la mirada para conectar con los ojos avellanas que la miraban calidamente.
-Lo estoy- él la observaba atento y luego rebuscó en el cajón de su escritorio para sacar una foto. En ésta se encontraban siete adolescentes y tres adultos de los cuales pudo reconocer a Einar en una esquina, sonriendo de manera que sus ojos se arrugaban en las esquinas. En el pie del marco podía leerse El cuarto Rosa.- Esta es mi familia. Es diversa, amorosa y encantadora. Cambia a través de los años pero siempre nos mantenemos unidos. Ésta preciosa niña de aquí se llama Ebera, pero de nacimiento sus padres le han puesto Eber. Tiene apenas trece años, pero es fuerte y ha enfrentado sus demonios y los de los demás.
-Ella...ella es...
-Si- interrumpió él con suavidad. Mirando con ojos amoros la foto entre sus manos-. Su padre la ha rechazado y su madre aún no puede con la angustia. Pero ésta criatura sigue en pie. Es fuerte, valiente y tenaz. Y sueña con tener dieciséis años para poder comenzar su tratamiento hormonal y así poder manifertarlo a través de su cuerpo.
-Es admirable.
-Lo es- garantizó con orgullo el hombre, depositando el retrato en el escritorio-. Te muestro a mi familia porque, a pesar de no ser de sangre, somos como la tuya. Repleta de amor, orgullo y respeto. Y ellos sienten eso mismo por lo que son. Tienes que verlo si quieres empezar con este tratamiento, Maxie. Si no te aceptas por completo, si no estás dispuesta a salir al mundo y enfrentar el rechazo de mentes de piedra, no puedo ayudarte. Porque no podrás dar marcha atrás por cobardía. Debes sacar tu valentía, calzarte el vestido y decirle al mundo y a ti misma, eres ella. Eres Maxie.
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Metamorfosis de piel [sin editar]
FanfictionAlexander y Magnus Lightwood-Bane están felizmente casados hace más de veinte años pero nadie les advirtió que ser padres iba a ser totalmente diferente a una vida de esposos, sobre todo cuando sus tres hijos ya no eran niños pequeños sino adolescen...