Capitulo final de esta primera parte. Ay, dios, que nervios. En fin, espero que lo disfrute y en breve subo el epílogo.
Max enrollaba las mangas de su sueter y las estrujaba entre sus dedos delgados y sonrosados por el frío. Se encontraba frente a la puerta blanca que conocía muy bien, con el corazón contrayéndose y bombeando sangre a velocidades desmedidas, manteniendo sus mejillas ardiendo y su cuerpo caliente ante la adrenalina y la exitación. Los nervios lo estaban matando, pero la duda le clavaba los pies a la nieve y movía su puño para dar tres golpes fuertes a la madera.
Esperó con la boca escondida bajo su bufanda roja y las manos en los bolsillos de su pantalón térmico. Sus pies se balanceaban de un lado a otro, pero seguían firmes en su lugar.
¿Era correcto estár allí? No lo sabía. Sin embargo, pasando dos días de la charla con Blake, se encontraba al frente de la mansión Morgenster, en busca de respuestas.
Se oyó el ruido del cerrojo, Max se sacudió la nieve del gorro de lana negro y observó la puerta con expectación.
Al otro lado, mirando con ojos inquisitivos y una taza humeante en su delicada mano derecha, la mujer de cabellos rojos como la sangre le observaba.
-Max Lightwood-Bane- anunció con grandeza, dando un sorbo a su taza y regalándole una amplia sonrisa blanca- ¿A qué debo este placer?
-Señora Morgenster, es un gusto verla.
-Pasa, corazón- ella se hizo a un lado haciendo un movimiento con su cabeza para indicarle que ingresara-. Y ya te he dicho que me digas Seelie.
-Lo siento.- Blue le sonrió con pena mientras sacaba el exceso de nieve de sus zapatillas. Sacó las manos de su pantalón y las fregó mientras su cuerpo absorbía el calor de la mansión.
-¿Gustas una taza de té, café?
-No, gracias. En realidad solo pasaba.- Rascó su nuca con nerviosismo, mirando a cualquier parte menos a los ojos de la mujer.- Me preguntaba si tal vez podría hablar con Riley.
-Eso puede que sea un problema, cariño- negó ella con sincera molestia hacia la situación-. Su padre los ha castigado por la fiesta descontrolada que han hecho en nuestra ausencia. Al parecer pensaron que después de todo no nos daríamos cuenta, pero por supuesto que sí.- Ella sonrió como si fuera lo más divertido del mundo.- Por cierto, diles a Rafael y Octavian que espero no hayan escondido ningún cigarillo de marihuana en mi casa, o no se los devolveré.
Blue se mostró desconcertado y algo avergonzado por la mension de su hermano. Asintió obediente y le sonrió a medias.-En fin, cariño, no creo que puedas ver a ninguno de los mellizos hoy.
-Lo comprendo, señ- perdón, Seelie.
Ella terminó su taza sin dejar de estudiarlo con sus ojos expresivos y vibrantes.
-¿Cuáles son tus intenciones con mi hija?
Blue agradeció no haber estado tomando nada, de otra manera seguro hubiera escupido el líquido y posiblemente molestando a la señora Morgenster. Miró la sonrisa pícara en los labios de ella, con los mechones rojos cepillando sus mejillas. Ese color, estaba seguro Max, era el mismo que tenían sus mejillas ahora.
-N-nada. Me refiero, a que no lo sé. Bueno, si lo sé, pero y-yo. Uhm, es decir. Me refiero. Y-yo...
La mujer estalló en una carcajada, viéndose más joven y vivaz de lo que debería, su belleza cegando a Blue por un momento. Riley se parecía a ella, tenia su risa.
-Eres adorable.
-¿Mamá?- el muchacho giró su cabeza por instinto al oír aquella melódica voz. Sonrió con nerviosismo al ver a Riley bajando las escaleras y sonriéndole a él- Max, ¿qué haces aquí?
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Metamorfosis de piel [sin editar]
FanficAlexander y Magnus Lightwood-Bane están felizmente casados hace más de veinte años pero nadie les advirtió que ser padres iba a ser totalmente diferente a una vida de esposos, sobre todo cuando sus tres hijos ya no eran niños pequeños sino adolescen...