C a p i t u l o 27

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25 de Diciembre.

Los hermanos Lightwood-Bane, Maxie y Catarina Loss, desayunaban en el comedor. Habian sido los primeros en despertar en la mañana de navidad.

Rafael estaba ansioso por abrir sus regalos, pero sabia que sus padres le regañarian por no esperar a que sus primas menores lo hicieran primero. Algo que consideraba ridiculo así como el naturalizar la mentira durante la infancia sobre un hombre grande y regordete bajando por la chimenea a obsequiar objetos. Pero él de verdad queria su regalo, por lo que se mantenía impaciente a la espera siendo un niño bueno.

Catarina hizo un sonido de molestia al sentir como los deliciosos alimentos que había engullido con anterioridad, estaban revolviendose en su estómago. Estaba considerando que había sido una muy mala idea el haber comido tanto.

-Estar embarazada parece incómodo- comentó Madzie, comiendo una galleta de jengibre.

-Lo es. Este niño me exige alimentarlo de más y luego quiere que vomite- Cat acarició su barriga con amor.

-Fiu- silbó Rafa-, no quiero una de esas.

-¿Eres sexualmente activo?- Max se atragantó con su galleta de pino de navidad, y Maxie a su lado asintió.- Tranquilo, cariño, soy enfermera. Que no te avergüence.

-¿Por qué me avergonzaria ser una bomba sexual?

-Dios, Rafa- se quejó Max, haciéndolos reir.

-Ese- señaló Cat-, es un comentario de adolescente virgen.

-¡Tia Cat!- lloriqueo Blue, cruzándose de brazos y dejando su galleta a un lado con fastidio.

-No estás equivocada, Cat- habló Maxie, ganándose una mala mirada de parte de su sobrino.

-¿Qué sabes sobre condones?

-Lo que enseñan en la escuela.

-Pues eso no es nada. La escuela está sobrevalorada con respecto a educación sexual, jamás enseñan ni la mitad de lo que deberían.-Catarina se puso en pie, aún sobando su panza, caminó hasta su bolso y lo dejó sobre la mesa-. Yo les enseñaré.

Sacó de su billetera, dos envoltorios cuadrados y color plateado, los giró entre sus dedos mientras subía y bajaba sus cejas de forma sujerente.

-Ehm...¿Tia Cat?-llamó Madzie, atrayendo la mirada de la nombrada- ¿Por qué traes condones a la cabaña?

-Oh, bueno- se le colorearon un poco las mejillas pero aún así, no perdió su sonrisa-. Era por si lograba tener un poco de acción.

Los cuatro adolescentes hicieron un gesto de horror, ella encogió sus hombros.

-Ahora, Rafa trae una escoba- ordenó, él obedeció- Les enseñaré al resto como abrirlos.

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Alec miraba el techo de su habitación, tenia un pensamiento cruzando por su mente desde que Bethari había sugerido un nuevo bebé.

Porque aunque ya estuviera en sus cuarenta y tenia tres hijos, Alec ansiaba un nuevo hijito pequeño a quién cuidar, criar y enseñar. Pero las reacciones de Magnus le habían asustado, tenia miedo de que él no estuviera dispuesto a tener otro bebé tanto como él lo quería. Si su esposo se negaba, no habría nada que pudiera hacer.

Se giró para ver el rostro sereno de Magnus, sus facciones relajadas y sus labios ligeramente abiertos produciendo bajos sonidos. Alec sonrió y comenzó a besarlo.

Dio besos en sus mejillas, frente, en la punta de su nariz y en sus labios, para culminar con suaves besos en sus párpados. Espero paciente a que él despertara.

Metamorfosis de piel [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora