Cuando abrió los ojos ya no estaba ahogándose en el arroyo del bosque silencioso.
Midoriya se levantó de un sobresalto, jadeando y con el corazón desbocado a punto de saltarle del pecho. Sus dedos se apretaron al borde de la suave sábana, la cual olía a naranjas y algunas flores silvestres.
—Fue solo un sueño —trató de calmarse a sí mismo—. Bueno, más bien una pesadilla...
Suspiró con algo de tranquilidad ante esa idea. Sí, era una pesadilla. Él no se había metido en un bosque raro ni tampoco se lanzó por voluntad propia a un arroyo congelado para morir ahogado. Sonrió más calmado —aunque no del todo— y se lanzó otra vez contra la mullida almohada perfumada para intentar conciliar el sueño y olvidarse de las campanadas del mediodía que todavía resonaban en su mente.
Solo que no pudo hacerlo. Ya que él no tenía una mullida almohada que olía a naranja y flores en el orfanato.
Se levantó de golpe, estampándose la cabeza contra un estante arriba de la cabecera —¿quién ponía estantes allí?—, haciendo saltar los objetos que se posaban sobre la madera. Izuku soltó un siseo adolorido junto con un par de lagrimillas, sobándose la palpitante zona de su cabeza que ahora estaba herida. Algunas piezas cayeron sobre su regazo luego del impacto.
De pronto, la puerta del cuarto se abrió con fuerza, haciendo saltar una vez más todos los objetos que quedaban del estante. Podía ver que el pasillo estaba inundado de luz natural, tal vez producto de grandes ventanales.
—¡Izuku! ¿Qué ha sido eso? —chilló una voz femenina, bastante preocupada.
—Yo, eh... ¿Izuku? —murmuró confundido.
Se detuvo a observar a la mujer, y sintió que iba a explotar al hacerlo. Era bajita y algo regordeta, de grandes ojos verdes y cabello largo, lacio. Debía estar rondando los cuarenta años, y por la preocupación en su mirada, podía decir que allí había un lazo más fuerte del que pensaba.
Pero eso era imposible, ya que el único lazo fuerte que tenía era con la biblioteca del orfanato.
—¿D-dónde es-estoy...? —se encontró tartamudeando Izuku— ¿Q-qué...?
No grites, se obligó a decir a sí mismo. No. Grites.
—¡Izuku! ¿Te golpeaste tan fuerte? Vivo diciéndote que quites ese estante de ahí, pero claro que tú no quieres porque te quedas leyendo hasta horas inhumanas...
Midoriya estaba anonadado. Aquella mujer, de mirada preocupada y maternal, seguía parloteando acerca del estante y las constantes heridas que se hacía en la cabeza. Él solo podía observarla y hacer teorías en su cabeza, mientras sus ojos zumbaban por todo ese lugar desconocido.
Todo estaba hecho de madera, hasta el techo a dos aguas y muy rupestre. Había muchos estantes y libros de pasta dura, con hojas amarillentas que seguro olían a polvo. Las suaves mantas de la cama estaban tejidas a mano, y al lado tenía una vieja banqueta que sostenía una lámpara de aceite apagada.
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De héroes y leyendas [TodoDeku/KiriBaku] - BNHA
FanfictionAU FANTASÍA. Existía una tierra mágica, llena de hechiceros y dragones, de reyes tiranos y príncipes rebeldes, de leyendas y aventuras heroicas. Un lugar tan hermoso como lo era aterrador, si sabías en donde entrometerte. Y luego estaba Midoriya, u...