El olor metálico de la sangre le daba ganas de vomitar, pero estaba demasiado asustado ante aquella figura fantasmagórica en la otra orilla como para mantenerse cien por ciento alerta.
Uraraka lo agarraba del puño de la camisa, mientras que el príncipe e Iida tenían sus espadas en guardia. También estaba aquel muchacho salvaje —al menos lucía como uno— junto al ladrón de cabello rojo, en un giro retorcido del destino.
El Oráculo flotaba entre el charco de sangre al borde de la piscina, con su mano alzada hacia ellos. Tenía una sonrisa blanca y que brillaba como una luz mortecina en medio del toque amarillento que daban las antorchas, pero Izuku no iba a confiar en esa sonrisa.
No luego de sus tajantes palabras:
—Son invitados a ofrecer sus pagos ahora —Su voz retumbó en eco—. Complazcan al Oráculo o mueran por su insolencia.
Pero Izuku no tenía manera de complacer al Oráculo. Nada de lo que cargaba parecía lo suficientemente digno de ofrecer a una figura que era capaz de ver el futuro y estaba seguro que terminaría ofendiéndolo.
Se preguntó de dónde habría salido toda esa sangre de la piscina. Él no quería averiguarlo, y mucho menos quería correr el riesgo de acabar ahí.
—¡Venimos en son de paz! —exclamó Iida sin bajar la espada—. ¡Lo juramos!
—Habla por ti, tonto de hojalata —bramó el salvaje rubio—. Yo no vengo en paz.
—Bakugo, tú no te cansas, ¿eh? —bromeó Kirishima, el ladrón; ese era su nombre—. Creo que antes de encargarnos del resto hay que ocuparnos del Oráculo.
—¿Podrías, por favor, no ventilar mis planes, inútil?
—¡Basta de peleas! —soltó Uraraka. Una piedra azulada comenzaba a brillar en el centro de su báculo—. ¡Tenemos problemas serios!
Izuku miró hacia el Oráculo, que seguía observando a sus tontas discusiones con una paz imperturbable.
—¡Pero si no tenemos idea de qué es lo que hay que hacer!
La habitación entera retumbó, junto con la voz del muchacho:
—Hagan sus ofrendas en espera de que el Oráculo las acepte —dijo con calma—. Un objeto para cruzar el río y obtener lo que desean, uno extra por cada respuesta que se busque.
—Oye, eso es trampa —agregó Kirishima—. No es que carguemos muchas cosas.
—Podrías dejarle tu cerebro, ya que tú no lo usas —Bakugo gruñó—. No pienso dar nada.
Todoroki dio un paso adelante, envainando la espada añeja que le habían conseguido en el mercado de Hosu por un par de monedas. Se veía tan decidido que le robó el aliento a Izuku.
ESTÁS LEYENDO
De héroes y leyendas [TodoDeku/KiriBaku] - BNHA
FanfictionAU FANTASÍA. Existía una tierra mágica, llena de hechiceros y dragones, de reyes tiranos y príncipes rebeldes, de leyendas y aventuras heroicas. Un lugar tan hermoso como lo era aterrador, si sabías en donde entrometerte. Y luego estaba Midoriya, u...