Capítulo 18

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Bakugo creyó haberlo visto todo en esa vida

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Bakugo creyó haberlo visto todo en esa vida. Pensó que nada podría ser más aterrador que haber visto a sus padres arder injustamente en una pira o caer de los cielos al vacío luego de que atacasen a Mitsuki.

Pero cuando Deku liberó al rehén... Bakugo no estaba preparado para lo que vino después.

El mundo se fundió en penumbras. Las tinieblas lo engulleron todo, como un agujero negro famélico y deseoso de devorar a todos esos chiquillos que desafiaban a la autoridad. La oscuridad era tan fuerte que por un segundo temió haber quedado ciego, o finalmente que cayó muerto ante las garras de sus atacantes invisibles.

Más no era eso. Era mucho peor.

Primero fueron las sombras. Después, los gritos.

Toda la montaña se tiñó de negro y de súplicas. Aquel hombre pájaro estaba haciendo algo demoníaco —ya no le quedaban dudas. Por un instante...

Por un instante...

Sintió el terror de un niño pequeño —ese que él nunca había sentido; después de todo, caminó descalzo sobre los Campos Tórridos con tan solo seis años de edad. Cercenó los dedos de ese niñato odioso de los Monoma. Asesinó a sangre fría a los culpables de la muerte de sus padres y maestro.

Pero aquello... ese sentimiento gélido, de completa soledad en ese mundo plagado de sombras, de ser solo un punto minúsculo en medio de la maldad del mundo...

Jamás lo había vivido. Ni tampoco quería hacerlo otra vez.

¡Bakugo!

Reconoció la voz al instante. El timbre vocal de Kirishima se hizo eco entre los demás atronadores sonidos; como si fuese más fuerte que todo lo que le rodeaba.

Se preguntó si estaba imaginándoselo o no. Ridículo, pensaba. Si todo era producto de su mente, en lo último que debía estar divagando era en la voz de Kirishima clamando por su nombre.

No lo necesitaba.

Él podía solo.

Siempre había estado solo —bueno, él y Mitsuki. Se recordó, una y otra vez, que si Bakugo Katsuki estaba en medio de toda esa estupidez era por ella. Para salvarla.

Y luego, juntos irían a conquistar el mundo.

¡Bakugo! ¿Bakugo, eres tú?

Un par de dedos callosos tiraron de su la piel desnuda de su muñeca. Esos mismos dedos trazaron su camino por su brazo, hasta su pecho desnudo y de donde colgaban las cuentas ganadas a base de peleas en el clan. No sabía por qué, pero dejó que esos dedos le analizaran con sumo cuidado la cara —de alguna forma, se sentía seguro bajo ese toque.

Pero debería haberlo golpeado. Sin embargo, lo dejó que soltase una carcajada de alivio.

—Soy yo, Bakugo —dijo el muchacho sin dejar de reír—. Soy Kirishima.

De héroes y leyendas [TodoDeku/KiriBaku] - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora