Hola, estuve liada pero al final decidí seguir publicando al menos hasta el capítulo que deba corregir. Nos leemos :D
2
Rojo también es el color en el que veo iluminarse el edificio de justicia de nuestro distrito, mientras se retransmite la fiesta en el Capitolio de la Gira de la Victoria de la vencedora de los juegos de mi hermana: Enobaria, la compañera de distrito de su asesino. Dicen que está loca porque todas sus muertes fueron un auténtico espectáculo. Pero el Capitolio la amó.
Al parecer al Capitolio le gustan las muertes sangrientas y, o, impactantes, como la de Neil, o la de mi hermana.
Envueltos los dos en rojo.
Un rojo que odié hasta aquel momento.
Sí, lo sé, no debería alegrarme por un acto tan terrible como lo es un incendio. Pero el ver como buena parte del distrito está en plena ebullición por mi hermana y Neil, me hace sentir bien.
Es como si los vengaran.
Algo que a mi también me gustaría hacer.
Pero sé que rebelarse contra el Capitolio lleva a la muerte, y a mí todavía me queda mucho por vivir.
Así que, de vuelta a la seguridad de mi casa, suplico a mis padres por una solución menos drástica.
Mi padre se enfurece, dice que no la hay, que no debería pensar en esas cosas, que soy muy pequeña. No entiende que dejé de serlo nada más vi a Denalie participar en los juegos.
Los juegos.
Es lo que dice mi madre cuando mis súplicas se convierten en gritos y objetos rotos. Siempre he sido una niña de emociones intensas pero desde que la vi morir, y a pesar de mi promesa, todo ha ido a peor.
Estoy enfadada.
Quiero venganza.
No importa que solo sea una niña. No quiero quedarme callada. Sean también lo es y no lo hizo.
Me dijeron que él participó en aquel asalto, no sé si es verdad, y si sí como es que no lo cogieron. Pero dado lo que rumorean de él desde la muerte de mi hermana, que está loco, tampoco me sorprendería mucho.
Quiero honrar su muerte.
Así que cuando mi madre me explica que podría apuntarme a la academia de profesionales, entrenar
para presentarme voluntaria a los juegos y ganarlos, yo misma me sorprendo preguntándome, ¿por qué no?
Es una venganza como otra. Vencer en su honor.
No será sencillo pero lo conseguiré.
Es el propósito que me domina al rellenar, junto a mis padres, los papeles de la inscripción a la academia. Mi madre está muy feliz, mi padre no tanto, pero no me importa.
Estoy luchando por cumplir mi deseo, como dice él que hacen los auténticos profesionales, independientemente del precio.
Matar.
Para eso me preparan, debería sentarme mal, pero en lo único que soy capaz de pensar es en mi hermana y la sonrisa de ese desgraciado al matarla así.
Un acto que apagó de golpe toda la dulzura que alguna vez hubo en mí.
Mejor, pienso, los profesionales no lloran, son fuertes, decididos, y hacen todo para lograr sus objetivos.
Es lo que dicen los instructores en la academia, es lo que dice esa mujer.
Oceana Cliver. La única vencedora que venció con la edad de mi hermana, su adiestradora y ahora la mía.
Es de las primeras personas que apoyan mis propósitos al cien por cien, la venganza es una de las mejores motivaciones para ganar.
Le pido que me adiestre con los cuchillos, quiero hacer aquel rayo que hacía mi hermana. Rojos, así son sus ojos y uñas, rojo como la sangre. Ella acepta, aunque, al rato de comenzar a adiestrarme, me confiesa que no me ve con aquella arma para siempre.
– ¿Entonces con cual? –Le pregunto, llena de curiosidad. Ella sonríe y entonces me muestra un machete similar al que lució en sus juegos, pero más pequeño y manejable.
– ¿Por?–Sigo preguntando ¿acaso me cree tan loca como ella? No lo soy.
– No, solo letal. – Responde, cuando se lo pregunto. – Tal y como lo fueron muchos de los vencedores de los juegos del hambre.
Y al ver el brillo con el que me observa, confiada, orgullosa, decidida a hacerme ganar,... Decido que, aunque esté loca, me cae bien.
Todos los que me apoyan me caen bien. Siento como si me entendieran.
Algo bueno.
Todo es bueno ahora.
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El color de la locura
FanfictionRojo, así es el color de la venganza. Rojo brillante, lo único que me domina desde la muerte de mi hermana Denalie. Pero, ¿quién me diría que ese color me llevaría a la locura? Nadie, ¿verdad? Ni siquiera yo misma. Me llamo Annie Cresta y soy la ven...