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Subo esto que ya tocaba, además se de una ansiaba llegar a entrenamientos y  a la cual le hará feliz este Capitulo ;)

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Un espíritu libre.

Eso es lo que me parece el tributo del distrito nueve, cuando, después de la comida, decido abordarlo, en el primer día de entrenamiento.

Me cuelo a su lado con una sonrisa maliciosa, al final Roy y yo hemos tenido mucha suerte. Nada más entrar al centro de entrenamiento fingimos escuchar el habitual discurso de supervivencia de la entrenadora jefa, para luego seguir las recomendaciones de nuestros mentores y dirigirnos a las armas, junto a los tributos del uno. Decidí reservar mi habilidad idéntica o mejor que la de mi hermana con los cuchillos, para la prueba ante los vigilantes. No solo por ser una arma muy versátil sino porque ansío ver las reacciones de los jueces a aquello. Todavía recuerdo como en los Sexagésimo Segundos Juegos mi hermana consiguió un once. Y así muchos patrocinadores, a pesar de no haber establecido alianzas.

Así que agarré el primer gran machete que vi y me ensañé con él ante maniquíes y hologramas, manteniendo en mente al asesino de mi hermana como blanco, a pesar de este estar ya muerto. Esta técnica la aprendí de observar a Sean, al cual se la enseñó Oceana, pensar en lo que más odias y atacar.

Y funcionó, no tardé nada en tener al sádico del distrito dos frente a mí, pidiéndome una alianza.

Sádico.

Desde que lo vi ensañarse con su alabarda, una mortífera lanza culminada por una hoja de hacha, buscando crear más daño que otra cosa, ese adjetivo es el primero y único que viene a mi mente, cuando pienso en Cassius. Estoy segura de que arde en ansias de llegar a la arena solo para divertirse matando de la forma más cruenta posible. Creo que no me sentiría culpable matándolo.

Roy, por su parte, siempre fue diestro en arpones y tridentes, y ya que lo que lucía en su desfile fue lo último pues decidió aprovechar aquello y su don de gentes, para conseguir a su compañera de distrito. Circe, sobre la cual todavía no me hago una opinión firme. Es decidida, valiente, y casi retadora, parece ver los juegos como algo para probarse y demostrar valor ante otros, quizás su distrito, familia, o los dos. Su arma es un estilete, una daga con la hoja muy fina y larga. Tampoco me disgusta.

Sellamos la alianza en nada.

Pero lo mejor fue a la hora de comer, cuando, a la hora de designar líder, venció Roy por lo sencillo que le es buscar acuerdo con todos y analizar tributos. Es por él que desde entonces puedo moverme con libertad por el centro, y así captar a los no profesionales más fuertes de estos juegos.

Entre ellos él.


El tributo del nueve es todo menos guapo con esa horrible cicatriz en la cara, pero dado que lleva desde la mañana jugando a su manera tampoco me importa mucho. Fue Geld quién lo sugirió como aliado, a pesar de que tanto Roy como yo estamos seguros de que no aceptaría. Este chico es como Nolan, o quizás más idiota porque ni se ha molestado en gustar durante el desfile. Sé que con un traje de segador uno no puede sobresalir y menos tras lo que hice yo. Pero seguir con esa actitud desafiante y altiva no le favorece salvo para ganarse una muerte horrible a manos de los vigilantes.

La pregunta es, ¿es consciente de ello o le da igual?

Es lo que me insta a acercarme a él, nada más verlo aproximarse a las hoces, en la tarde, curiosidad por su plan en estos juegos.

El color de la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora