Wounds (Levi Ackerman)

Capítulo 7

Tabitha se levantó en la mañana decidida a que Farlan la entrenara. Se colocó un pantalón suelto y una camiseta de tirantes para luego mirar su cabellera negra en el espejo, le llegaba por las caderas y es una molestia de por si. Suspiró levemente recogiéndola en una coleta que luego tuvo que enrollar en sí misma por que le seguía molestando.

- ¡listo! –salió corriendo emocionada hasta llegar al sitio pero no vio a Farlan por ningún lado, suspiró colocando sus manos en sus caderas. – Ouhg... -se quejó decidiendo caminar por cerca de la casa del castaño, ya sabía el camino y tampoco era tan lejos. Dio pasos sutiles, la zona era algo sombría y había muchas personas con mala cara, solo suspiró decidiendo darse media vuelta y seguir esperando al castaño en la otra zona.

-¿Mocosa? –la niña se giró a mirar al azabache que la miraba de arriba abajo con una ceja enarcada.

- ¡Ah! Hola amargado-san. –este tuvo un ligero tic.

- Que dejes de decirme amargado, coño. –suspiró levemente. - ¿Qué haces así vestida? –ella soltó una sutil sonrisa.

- Farlan iba a enseñarme a defenderme de las personas que quisieran hacerme daño. – Levi enarcó una ceja.

- ¿Defensa personal? –Tabitha asintió con un agudo sonido gutural. – Pero Farlan está ocupado. –miró el camino dudando por encima si dejarla entrar y hacer de niñera o dejarla irse por donde vino a costa de que Farlan le sermoneé por aventurarla sola por ahí. Soltó un suspiro cansino. – Espéralo dentro mocosa. –la azabache frunció el ceño.

- ¡Tengo nombre! – Levi la miró.

- Yo igual tengo nombre. –la niña hizo morritos con los labios.

- Soy Tabitha. –estiró su manita cortésmente, este miró a otro lado antes de devolverle el gesto.

- Soy Levi. –respondió algo seco antes de soltarla y darse media vuelta. – Camina. –esta asintió siguiéndole el paso hasta la casa de él y de Farlan, ella entró una vez él le cedió el paso y se sentó en el sofá.

- Oh, Levi-san... -le llamó y este hizo un sonido gutural antes de sentarse en la mesa de madera con una navaja en su mano y un trapo blanco en la otra. - ¿Podría seguir leyendo el libro de ayer? –el azabache la miró.

- Como quieras. –esta sonrió muy levemente antes de levantarse y ponerse frente a la estantería a mirar fijamente el libro que quedaba muy lejos de su alcance.

- Ummhg.... –gimió suavemente estirándose a más no poder en vano. Levi la miró detenidamente para luego mirar a otro lado con empatía. Se levantó parándose detrás de ella cruzado de brazos.

- ¿Necesitas ayuda? –ella se giró a mirarlo algo avergonzada.

- N-No quería molestar... -este negó con la cabeza sutilmente tomando el libro y tendiéndoselo.

- No importa. –la miró por unos segundos. – ¿Por qué no en vez de leer un libro te pones a estirar los músculos? Sí es que vas a entrenar, claro. –ella parpadeó.

- Ummmhg... -el azabache suspiró levemente.

- Joder, no sé cuánto tiempo tardará Farlan en volver. –Tabitha frunció levemente el ceño.

- Grosero... -este la miró.

- Acostúmbrate mocosa. –esta infló sus mejillas mirando a otro lado. La cabeza de Levi no paraba de dar vueltas, pues, no es que quiera hacer algo pero tampoco quiere quedarse sin hacer nada, ya había limpiado toda la casa en su mañana de insomnio así que miró soltando un suspiro muy pesado a la pequeña niña que se sobresaltó levemente. – ¿Sabes que? te entrenaré yo. –masculló entre dientes y esta lo miró fijamente.

- ¿Tú? – este se cruzó de brazos.

- ¿Algún problema? –ella miró a otro lado.

- Pues que Farlan es más grande que tu... -el chico tuvo un tic en el ojo.

- Pues que sepas que yo le enseñé a Farlan todo lo que sabe de combate, así que toma como un honor el que yo te entrene mocosa desagradecida. –esta lo miró frunciendo el ceño.

- ¡Tabitha! –le recalcó molesta. Este suspiró.

- ¿Aceptas o no? –miró sus pies por unos cortos segundos antes de subir su rostro.

- Está bien. –accedió algo dubitativa.

-Muy bien, vamos fuera–caminó por al lado de ella y esta lo siguió con pasos precavidos. – Primero calienta los músculos. –ella comenzó a estirarse perfectamente sin ninguna indicación exacta, estiró los hombros, la espalda, los músculos de los brazos y de las muñecas. Levi la miró detenidamente. - ¿Sabes la posición de combate? –esta asintió colocándose con una posición típica de boxeo. - ¿Cómo lo sabes? –ladeó su rostro, ella sonrió levemente.

- Mis hermanos siempre practicaban en casa. –comentó algo nostálgica. Levi enarcó una ceja.

- ¿Qué son tus hermanos? –Tabitha parpadeó.

- Umhg, Soldados de la policía militar.- Levi entreabrió los labios. Esta cría viene de la superficie, no tiene idea como llegó aquí pero sería contraproducente que si es lo suficientemente importante la busquen y la consigan aquí, automáticamente estarían jodidos. Levi miró a otro lado.

- Ya veo. –tendría que hablar seriamente con Farlan. Miró a la chiquilla. – Vale, comencemos con algo simple...

Prácticamente puso a prueba los reflejos de la niña que no estaban tan mal, la mayoría de las veces bloqueó bien los intentos de ataques que Levi le lanzaba. Ya luego de casi una hora y media de lo mismo decidió darle un descanso.

- Bueno, estuvo bien. –comentó el chico secando su frente Tabitha sonrió levemente jadeando. - ¿Ya estás cansada?

- U-Un poco. –confesó con sus mejillas levemente rosas.

- Apenas estamos comenzando. –colocó una mano en su cintura.

- No dije que estaba completamente cansada –Levi enarcó una ceja.

- ¿Puedes seguir entonces? –esta frunció el ceño.

- ¡Claro! – el azabache se inclinó levemente hacia delante intercambiando miradas retadoras con la niña pero el momento se ve interrumpido por un castaño particular.

- Oh, Tabitha, Levi. –este rascó su nuca levemente tenso.

- ¡Farlan! –esta corrió hasta el chico para abrazarle una pierna. – Levi-san me está entrenando por ti.-este lo miró.

- Qué bueno, no hay nadie mejor que él para eso. –le sonrió cálidamente a la pequeña que le devolvió el gesto.

- Bueno, creo que mejor lo dejamos así por hoy. –se cruzó de brazos. – Estableceremos viernes, sábados y domingos como días de descanso. ¿Está bien? –ella asintió.

- Está bien Levi-san. –le sonrió un poco más, este relajó su rostro ante esto.

- ¿Por qué no te refrescas un poco Taby? –preguntó el castaño y esta asintió.

- Vale. –todos entraron en la casa.